lunes, 6 de abril de 2015

PERCEPCIÓN ANIMAL DE LA MÚSICA

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¿Hasta qué punto la música, pese a ser un fenómeno cultural humano, puede también ser reconocida y hasta disfrutada por otros animales complejos? Este campo de estudio sigue registrando avances, y dos de los más recientes llegan de la mano de sendas investigaciones dirigidas respectivamente a los gatos y a los pájaros.



Está ampliamente aceptado que, en los humanos, la música proporciona numerosos beneficios psicológicos. Hay incluso investigaciones cuyos resultados apuntan a que tales beneficios se extienden a pacientes bajo anestesia general, promoviendo en ellos una percepción reducida del dolor, así como una ansiedad y un estrés menores.
Según la investigación de un equipo que incluye a veterinarios de la Universidad de Lisboa en Portugal, la música es de igual forma beneficiosa para los gatos en un entorno quirúrgico. Pero no toda la música es igual a este respecto: los gatos, al parecer, se benefician más de la música clásica que de géneros como el Pop estándar y el Heavy Metal.
El equipo de Miguel Carreira estudió 12 gatas, mascotas que estaban siendo intervenidas quirúrgicamente, y registraron su ritmo respiratorio y el diámetro de sus pupilas en varios momentos con el fin de medir la el alcance de la anestesia. Las gatas, que habían sido equipadas con auriculares, fueron mientras tanto expuestas a 2 minutos de silencio, o 2 minutos de música de uno de varios estilos.
Los resultados mostraron que las gatas estaban en un estado más relajado (determinado por sus valores más bajos de ritmo respiratorio y diámetro de las pupilas) bajo la influencia de la música clásica. La música Pop generaba unos valores intermedios. En cuanto al Heavy Metal, este fue el estilo que produjo los valores más altos, indicando ello una situación más estresante para los animales.
Aunque la percepción musical y su práctica están bien preservadas en la evolución humana, los determinantes biológicos son prácticamente desconocidos. Según otro estudio reciente, llevado a cabo por el equipo de Irma Järvelä, de la Universidad de Helsinki en Finlandia, cuando un músico toca (en el caso de los experimentos del estudio, músicos profesionales tocando música clásica durante un recital de dos horas) se activan en ellos genes de los cuales se sabe que sus versiones aviares contribuyen a la percepción y a la producción de trinos en los pájaros. Esta llamativa coincidencia, relacionando músicos humanos con pájaros cantores, sugiere una potencial conservación evolutiva en los mecanismos moleculares relacionados con el procesamiento de sonidos complejos en aves y humanos. Esta investigación se suma así a otras sobre la relación entre los pájaros cantores y la música humana, un fenómeno que ha despertado gran interés desde tiempos lejanos, y que está perlado de anécdotas fascinantes, como la del ave cantora que Mozart tuvo como mascota y que cantó algunas secuencias de notas de música compuesta por él.

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