viernes, 31 de agosto de 2012

LOS 'PRIMOS' DE LOS NEANDERTALES REVELAN SUS SECRETOS

agenciasinc.es
 
La reconstrucción en alta definición del genoma completo del homínido denisovano, descubierto en Asia en 2010, responde a muchas de las dudas que tenían los científicos. El trabajo arroja luz sobre las relaciones entre denisovanos y humanos modernos, y presenta una lista de cambios genéticos asociados al desarrollo de la función cerebral y el sistema nervioso, que permitieron diferenciarnos de los homínidos arcaicos.


Uno de los molares descubiertos en la cueva Denisova (Siberia) en 2010. Imagen: Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
 
Pocos fósiles permiten describir el homínido denisovano, emparentado con los neandertales y los humanos modernos. Hasta ahora los únicos restos conocidos –que pudieron pertenecer a una niña– son una falange del dedo meñique y dos molares descubiertos en la cueva Denisova en los montes Altai en el sur de Siberia. Pero una nueva secuencia genómica en alta resolución –similar a la realizada en los genomas de personas vivas– ha permitido obtener información detallada sobre estos humanos arcaicos.
El equipo de Svante Pääbo, autor principal del estudio que publica la revista Science y director del departamento de Genética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), demuestra que los denisovanos pudieron haber contribuido al genoma humano moderno, pero no de igual manera en todos.
“El nuevo análisis infiere en que los grupos de humanos modernos de Oceanía (o sus antepasados) debieron haber hibridado con grupos de humanos arcaicos cercanos genéticamente al individuo secuenciado”, señala a SINC Fernando Racimo, uno de los autores del estudio que reconfirma este hallazgo con mayor seguridad, e investigador en el departamento de Genética Evolutiva del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
Los investigadores compararon el genoma denisovano con el de neandertales y el de 11 humanos modernos de todo el mundo para confirmar lo que ya suponían: las poblaciones de grupos humanos aborígenes de las islas del sureste asiático como Papua Nueva Guinea, y de Australia, comparten más variantes genéticas con Denisova que otras poblaciones humanas.
El análisis recoge además que los genomas de las poblaciones del este de Asia y América del Sur incluyen ligeramente más genes procedentes de neandertales que los europeos. “El exceso de material arcaico en el este de Asia está más relacionado con neandertales que con denisovanos, por lo que estimamos que la proporción de la ascendencia neandertal en Europa es más baja que en el este de Asia”, comentan desde el instituto alemán.
La secuenciación del ADN demuestra también que el antepasado de humanos modernos y denisovanos pudo haber vivido hace unos 800.000 años, “si estimamos que el antepasado de los humanos y el chimpancé vivió hace 6.5 millones de años”, señala Racimo.
 
Tecnología moderna para humanos arcaicos
 
Aunque sus huesos poco pueden decir de la niña denisovana que, según el trabajo, habitó en Siberia hace unos 80.000 años, una novedosa técnica –desarrollada por los investigadores Matthias Meyer y Marie-Theres Gansauge– ha permitido revelar detalles con una precisión sin precedentes para un homínido arcaico. El equipo internacional de investigación ha logrado secuenciar cada posición del genoma de denisovano hasta 30 veces.
Los resultados obtenidos recalcan que la variación genética de los denisovanos eran muy baja comparada a los humanos actuales. Y esto se debe a que inicialmente una pequeña población de estos homínidos creció “rápidamente mientras se expandía en un amplio rango geográfico”, informan.
 
Más parecidos neandertales
 
Además de confirmar que la chica tenía el pelo y los ojos marrones y la piel oscura, la información genética revela que era más parecida a los neandertales que a los humanos modernos. “El grupo al que pertenecía era más cercano genéticamente a los neandertales que al hombre moderno”, indica a SINC el investigador del Max Planck.
A esto se añade que los molares de Denisova son “mucho más grandes que los de neandertales o del hombre moderno (e incluso de otros humanos arcaicos más antiguos) por lo que se presume que quizá hayan tenido una dieta muy diferente”, certifica el experto.
La secuencia del genoma ha permitido generar una lista con unos 100.000 cambios recientes en el genoma humano tras la separación de los denisovanos. Según el equipo de científicos, algunos de estos cambios afectan a genes asociados al desarrollo de la función cerebral y el sistema nervioso “y permite entender qué es lo que nos hace tan únicos”, observa Racimo. Otros afectan a la piel, los ojos y la morfología dental.
“Este estudio ayudará a determinar cómo las poblaciones de humanos modernos se expandieron tanto en tamaño junto a una cultura compleja, mientras que las poblaciones de humanos arcaicos menguaron y se extinguieron”, concluye Svante Pääbo.
 
Referencia bibliográfica:
 
Matthias Meyer et al. "A High-Coverage Genome Sequence from an Archaic Denisovan Individual" Science 30 de agosto de 2012

jueves, 30 de agosto de 2012

¿ES PREDECIBLE LA EVOLUCIÓN?

noticiasdelaciencia.com
 
¿Con cuánta rapidez pueden aparecer nuevas especies? En el caso de ciertas estrellas de mar australianas puede haber sido en un plazo tan corto como 6.000 años, según los resultados de una investigación reciente.

Oruga de mariposa monarca. (Foto: Ellen Woods '11)

El famoso biólogo Stephen J. Gould en una ocasión planteó: ¿Si volviéramos a reproducir la cinta de la vida, sería igual el resultado de la evolución? Durante años, los científicos se han preguntado si la evolución es predecible, o si eventos casuales hacen que esa predictibilidad sea poco probable.
En un nuevo estudio, se ha comprobado que, en el caso de insectos que desarrollaron resistencia a ciertas toxinas vegetales, han aparecido las mismas adaptaciones de modo independiente en especies separadas en lugares y momentos distintos.
El equipo de Anurag Agrawal, profesor de ecología y biología evolutiva en la Universidad de Cornell, Ithaca, Nueva York, y Susanne Dobler, profesora de evolución molecular en la Universidad de Hamburgo, Alemania, examinó 18 especies de insectos pertenecientes a cuatro órdenes, incluyendo escarabajos, mariposas y moscas. Las 18 especies son capaces de alimentarse de plantas que contienen potentes toxinas llamadas cardenólidos.
Los cardenólidos son letales para casi cualquier insecto, y actúan con eficacia como defensa contra plagas de insectos herbívoros. Los cardenólidos se enlazan a un componente de las bombas de sodio-potasio, que son uno de los sistemas fundamentales presentes en todas las células animales. Al enlazarse, sabotean la labor de transporte de elementos vitales a través de la membrana celular, dañando a la célula.
Entre las 18 especies de insectos analizadas, los investigadores encontraron muy poca variedad en los métodos que los insectos usan para contrarrestar a los cardenólidos. En las mariposas monarca y una especie de escarabajo, por ejemplo, la resistencia es consecuencia de una mutación específica llamada N122H. Esta mutación reduce la capacidad de los cardenólidos a enlazarse a una enzima de la bomba de sodio.
Al examinar cambios moleculares en el gen de la bomba de sodio, los investigadores encontraron la mutación N122H en los cuatro órdenes de insectos estudiados. Además, descubrieron una segunda mutación en el mismo gen que también confería resistencia en 11 de las 18 especies.
Éste es un nivel significativo de repetición evolutiva y sugiere que el desarrollo de la resistencia a esta toxina vegetal tuvo muy pocas opciones efectivas, tal como valora Agrawal.
Los investigadores comprobaron la eficacia de estos cambios genéticos insertando las mutaciones en cultivos de células que carecían de dichas mutaciones y luego aplicando a esos cultivos los cardenólidos. Agrawal y sus colaboradores constataron que las mutaciones daban resistencia a las células.

RECONSTRUYEN LA HISTORIA EVOLUTIVA DEL PASO A TIERRA DE LOS ANFIBIOS

agenciasinc.es
 
Un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado la evolución de las formas reproductivas de los anfibios y el paso de la puesta de huevos del medio acuático al terrestre. El trabajo, publicado en la revista Evolution, demuestra que la conquista del medio terrestre llevó asociado un aumento en el tamaño de los huevos, así como una reducción del tamaño de los adultos y del número de huevos por puesta.

Los anfibios presentan la mayor variedad de formas de reproducción de entre todos los vertebrados terrestres. Imagen: CSIC.

“Los anfibios presentan la mayor variedad de formas de reproducción de entre todos los vertebrados terrestres. En este trabajo demostramos que los anfibios ancestrales ya se reproducían por huevos acuáticos que daban lugar a renacuajos, tal y como siguen haciendo más de la mitad de las especies de ranas hoy en día. Se trata de un sistema que se ha mantenido durante más de 200 millones de años“, explica el investigador del CSIC Iván Gómez-Mestre, de la Estación Biológica de Doñana.
La otra mitad, la que no ha mantenido el medio acuático para la puesta de huevos, ha experimentado múltiples evoluciones independientes, y algunas especies han alcanzado el desarrollo directo, en el que desaparece la fase renacuajo. “Estudiar estos cambios en las formas de reproducción es importante, entre otras cosas, porque el resto de los vertebrados terrestres (reptiles, aves y mamíferos) evolucionó a partir de algún grupo de anfibios con desarrollo directo”, añade Gómez-Mestre.
Según este estudio, el desarrollo directo, en el que del huevo terrestre nace directamente una ranita o un sapito, ha evolucionado desde la condición acuática a la terrestre tanto pasando por estados intermedios como de un solo salto. En las transiciones rápidas, se habría pasado de un desarrollo con fase larvaria de vida libre a un desarrollo integral, en el que la cría se forma dentro del huevo y depende por completo del aprovisionamiento materno inicial.
 
Huevos más grandes, adultos más pequeños
 
El equipo responsable de este trabajo ha demostrado que el paso a la tierra llevó asociado un aumento del tamaño del huevo, posiblemente para reducir el riesgo de desecación. “Existe un equilibro en la inversión reproductiva, de forma que si aumenta el tamaño de los huevos, cada hembra pone un menor número de ellos”, apunta el investigador del CSIC.
Este trabajo muestra que la transición a la reproducción terrestre conllevó también una disminución del tamaño de los adultos. El hecho de que hembras más pequeñas pusieran huevos más grandes forzó asimismo una reducción de la puesta y favoreció la aparición de los cuidados parentales.
 
Dependencia del agua
 
A pesar de todo, aclaran en el artículo, los distintos modos de reproducción en anfibios siguen siendo dependientes del agua en gran medida. El desarrollo directo en las especies de anfibios más terrestres requiere mucha humedad para la viabilidad de los huevos, ya que aún no son amniotas. Las especies con ese modo de reproducción se ven así limitadas a climas tropicales y subtropicales con altas temperaturas y abundantes precipitaciones.
Por el contrario, los anfibios que han mantenido el método primitivo de reproducción acuática tienen menores restricciones climáticas y han sido capaces de colonizar regiones templadas. Por tanto, concluye Gómez-Mestre, “las distintas formas de reproducción pueden haber jugado un papel importante a la hora de establecer los patrones de distribución geográfica de las especies”.

UN SISTEMA PREDICE LA CAPACIDAD DE UN SUELO PARA AUTODESCONTAMINARSE

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Un equipo multidisciplinar de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Oviedo y la Universidad de las Islas Baleares ha desarrollado una plataforma bioinformática que analiza la capacidad de un ecosistema para asimilar cientos de contaminantes.


El trabajo abre nuevas perspectivas para determinar la capacidad de autodescontaminación de un suelo afectado por vertidos como el petróleo o ciertos hidrocarburos aromáticos. Imagen: Eva the Weaver

El trabajo, publicado en la revista ISME J del grupo Nature, abre nuevas perspectivas para determinar la capacidad de autodescontaminación de un suelo afectado por vertidos como el petróleo o ciertos hidrocarburos aromáticos, a partir de la secuenciación del ADN de microorganismos.
Los científicos han elaborado una base de datos específica que reúne toda la información disponible hasta el momento sobre las enzimas y los posibles microorganismos que las contienen y que, de forma natural, son capaces de destruir ciertos contaminantes.
El sistema permite establecer la huella dactilar de cada ecosistema y predice en qué suelos puede ser más eficaz la biorremediación, basada en utilizar elementos naturales del propio hábitat para revertir la degradación de un suelo contaminado.
“La plataforma explora el material genómico de organismos vivos en busca de información sobre reacciones de biodegradación y ofrece un perfil único para cada ecosistema. En otras palabras, da una visión en tiempo real de las capacidades biodegradativas de un ecosistema, y por tanto, de su capacidad para autodescontaminarse”, explica el investigador del CSIC en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica Manuel Ferrer.
 
Técnicas de biología de sistemas
 
Para monitorizar la presencia o ausencia de estos microorganismos y las propiedades que cada uno posee en suelos con diferentes condiciones, los investigadores han aplicado distintas técnicas de biología de sistemas como la genómica, basada en la secuenciación del ADN del suelo, la proteómica, que supone la secuenciación de las proteínas en cada momento del proceso, y la bioestadística, que consiste en la sistematización y el cruce de datos.
“Cada ecosistema contiene millones de bacterias que a su vez contienen miles de enzimas y evaluar la presencia o ausencia de las mismas es casi imposible si empleamos los métodos de análisis genómicos convencionales usados hasta la fecha”, señala Jesús Sánchez, investigador del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Oviedo.
 
Un proceso sostenible y más barato
 
Las aproximaciones metodológicas seguidas en el trabajo, incluida la base de datos elaborada, supone para los científicos “una oportunidad sin precedentes”. El estudio ha descubierto también que las capacidades metabólicas de las enzimas y los microorganismos cambian cuando el suelo se somete a distintos tratamientos de limpieza.
“De esta forma, podremos diferenciar ecosistemas que podrán ser más fácilmente descontaminados de aquellos que no, es decir, permitirá establecer diferencias en las capacidades descontaminantes y, por tanto, predecir la eficacia de los tratamientos de biorremediación”, asegura Ramón Rosselló-Móra, investigador del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares.
Según el investigador del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología Javier Tamames, “las técnicas de biorremediación permiten afrontar la descontaminación de suelos aprovechando el potencial metabólico de algunos de sus componentes para la limpieza. Se convierten así en una alternativa más sostenible y barata que otros métodos para eliminar residuos y contaminantes”.
El estudio, resultado de cinco años de trabajo, forma parte de un proyecto Consolider financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, que tiene como objetivo estudiar la biodiversidad de poblaciones de distintos hábitats dentro de la geografía española, dos proyectos europeos (MAGICPAH y ULIXES), centrados en la investigación de la biodiversidad de poblaciones en suelos y ambientes marinos de la geografía europea de distintos hábitats, y un proyecto CENIT-07-CLEAM de la Universidad de Oviedo, dirigido al desarrollo de técnicas innovadoras de biorremediación y limpieza de suelos contaminados.

martes, 28 de agosto de 2012

MAPA DEL CAMBIO CLIMÁTICO FUTURO EN ÁFRICA

noticiasdelaciencia.com
 
El cambiante clima de nuestro planeta está devastando numerosas comunidades africanas, al someterlas a intensas sequías, diluvios torrenciales y otros muchos desastres naturales. África es particularmente vulnerable a los efectos de cambio climático debido a su dependencia de la agricultura de secano y a la incapacidad de muchos de sus gobiernos para ayudar las comunidades en tiempos de necesidad.


Niños de las montañas de Drakensberg, en Sudáfrica. (Foto: Todd G. Smith, CCAPS Program)
 
Con el empleo de modelos climáticos regionales detallados y sistemas de información geográfica, un equipo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin y otras universidades ha desarrollado un mapa cargado de datos y accesible desde internet, que ofrece un resumen de cómo se sospecha que el clima afectará a cada región de África.
Para determinar la vulnerabilidad de una región específica ante una amenaza derivada de las condiciones cambiantes del clima, Joshua Busby y su equipo tuvieron en cuenta cuatro factores: 1) el grado de exposición física a los riesgos climáticos, 2) el tamaño de la población, 3) la capacidad de recuperación de los hogares o de la comunidad, y 4) la calidad del gobierno o la presencia de violencia de origen político (como en situaciones de guerra civil o cercanas a ella).
El primer factor consiste en una evaluación de los diferentes tipos de riesgos climáticos que podrían darse en el área, incluyendo sequías, diluvios, incendios forestales, tormentas e inundaciones costeras. Sin embargo, su sola presencia no es suficiente para tildar una región como vulnerable.
El segundo factor, el tamaño de la población, se refiere al número de personas que pueden sufrir los efectos de estos desastres climáticos. Una mayor cantidad de personas aumenta la demanda de recursos para la recuperación, haciendo que la población entera sea potencialmente más vulnerable.
El tercer factor se refiere a la capacidad de recuperación de una comunidad ante los efectos adversos, y pasa por un análisis de la calidad de su educación y de su salud, así como si esas personas tienen un fácil acceso a la comida, al agua y a la atención médica.
El cuarto factor consiste en un análisis de la efectividad del gobierno local o del país, incluyendo parámetros como la estabilidad del sistema político y la existencia de conflictos violentos graves (un país al borde de una guerra civil o ya sumergido en ella es obviamente más vulnerable a un cambio climático pernicioso).
Algunos de los países más vulnerables al cambio climático incluyen, según los resultados reflejados en el mapa, Somalia, Sierra Leona, Guinea, Sudán y partes de la República Democrática del Congo. Conociendo esto, los responsables de formular políticas de protección climática pueden desarrollar estrategias de seguridad para el futuro, incluyendo el desarrollo y la potenciación de sistemas de alerta temprana contra las inundaciones y las sequías, hacer inversiones en una agricultura resistente a las sequías, y promover fuentes alternativas de ingresos que puedan facilitar el intercambio de recursos y ayudar a evitar conflictos futuros.

El mapa completo se puede consultar aquí:

http://ccaps.aiddata.org/dashboards/show/1675858

domingo, 26 de agosto de 2012

EL ORIGEN DEL AGUA DE LA TIERRA

noticiasdelaciencia.com
 
Los científicos han creído durante mucho tiempo que los cometas y/o un tipo de meteorito muy primitivo llamado condrita carbonácea fueron la fuente de los elementos volátiles de la Tierra primigenia y posiblemente también del material orgánico. Conocer con certeza de dónde vinieron estos compuestos volátiles es crucial para determinar el origen del agua y la vida en el planeta.


Agua. (Foto: Amazings / NCYT / MMA)


Una nueva investigación dirigida por Conel Alexander del Instituto Carnegie de Ciencia, en Washington, D.C., Estados Unidos, se centra en el agua helada que se distribuyó por buena parte del sistema solar en formación, pero que probablemente no llegó a los materiales de los que comenzó a formarse la Tierra.
La evidencia de este hielo se conserva en objetos cósmicos tales como cometas y condritas carbonáceas que albergan agua. Las conclusiones del equipo de investigación contradicen algunas de las teorías predominantes sobre la relación entre estos dos tipos de cuerpos, y sugieren que los meteoritos, así como los asteroides de los que se desgajaron, son las fuentes más probables del agua que se acumuló en la Tierra.
Examinando en el agua congelada la proporción entre el hidrógeno y uno de sus isótopos, el deuterio, los científicos pueden hacerse una idea de la distancia relativa al Sol a la que estaba situada la zona donde se formaron los objetos que contienen agua. Los objetos que se formaron más lejos, por regla general deben tener un mayor contenido de deuterio en su hielo que los objetos formados más cerca del Sol. Debido a ello, los objetos formados en una misma región deben tener composiciones isotópicas similares. Por lo tanto, comparando el contenido de deuterio del agua de las condritas carbonáceas con el de los cometas, es posible decir si se formaron en regiones similares del sistema solar.
Se ha sugerido que tanto los cometas como las condritas carbonáceas se formaron más allá de la órbita de Júpiter, quizás incluso en los bordes de nuestro sistema solar, y luego se trasladaron hacia la zona interior, trayendo en algunos casos su cargamento de compuestos volátiles y materia orgánica a la Tierra. Si esto fuera cierto, el hielo que se encuentra en los cometas tendría composiciones isotópicas similares a las de los restos de hielo conservados en la condritas carbonáceas en forma de silicatos hidratados, como por ejemplo en arcillas.
El equipo de investigación analizó las muestras de 85 condritas carbonáceas, llegando a la conclusión de que éstas probablemente no se formaron en las mismas regiones del sistema solar donde lo hicieron los cometas, porque tienen un contenido mucho menor de deuterio. Si los resultados del nuevo análisis son correctos, eso significa que los dos modelos más destacados de cómo el sistema solar desarrolló su arquitectura actual son erróneos.
Los autores del nuevo estudio sugieren que en realidad las condritas carbonáceas se formaron en el cinturón de asteroides entre las órbitas de Marte y Júpiter. Además, proponen que la mayoría de los elementos volátiles de la Tierra llegó aquí transportada por ciertas condritas, no por cometas.
En la investigación también han trabajado Larry Nitler, Marilyn Fogel y Roxane Bowden, del Instituto Carnegie de Ciencia, Kieren Howard del Museo de Historia Natural de Londres y la Universidad de la Ciudad de Nueva York, y Christopher Herd de la Universidad de Alberta en Canadá.

jueves, 23 de agosto de 2012

UNA SOFISTICADA CONECTIVIDAD CEREBRAL DESTACÓ A LOS HUMANOS DE LOS CHIMPANCÉS

ecoticias.com
 
Un nuevo estudio de la Universidad de California, en Los Angeles (UCLA), ha señalado los patrones humanos de la actividad genética en el cerebro que explican la forma en que este órgano evolucionó, de manera diferente, al de nuestro pariente más cercano, el chimpancé. Publicada en 'Neuron', la identificación de estos genes podría mejorar la comprensión de enfermedades cerebrales humanas, como el autismo y la esquizofrenia, así como trastornos de aprendizaje, y las adicciones.
 



"Los científicos suelen describir la evolución en términos de un aumento del tamaño del cerebro humano", explica el investigador principal, el doctor Daniel Geschwind, profesor de Genética Humana y Neurología en UCLA, quien añade que "nuestra investigación, sin embargo, sugiere que no es sólo el tamaño, sino la complejidad creciente de las regiones cerebrales, lo que llevó a los seres humanos a convertirse en su propia especie".
Mediante el uso de tejido cerebral post-mortem, Geschwind y sus colaboradores aplicaron secuenciación de nueva generación, y otros métodos modernos, para estudiar la actividad de los genes en humanos, chimpancés y macacos rhesus, un antepasado común tanto para los chimpancés como para los seres humanos. Así, los investigadores observaron que los cambios surgieron entre los seres humanos y los chimpancés. En su estudio, los científicos se concentraron en tres regiones del cerebro: la corteza frontal, el hipocampo y el cuerpo estriado.
Mediante el seguimiento de la expresión genética, el proceso por el cual los genes fabrican los aminoácidos que forman las proteínas celulares, los científicos fueron capaces de buscar en los genomas las regiones donde el ADN se bifurcó entre las especies. "Cuando nos fijamos en la expresión de genes en el lóbulo frontal, descubrimos un aumento notable en la complejidad molecular en el cerebro humano", afirma Geschwind, quien también es profesor de Psiquiatría en el Instituto Semel para la Neurociencia y el Comportamiento de la UCLA.
"Aunque las tres especies comparten un córtex frontal, nuestro análisis muestra que la forma en que el cerebro humano regula las moléculas e interruptores de encendido y apagado de los genes, se desarrolla de una forma más elaborada", explica la coautora Genevieve Konopka, ex investigadora postdoctoral en el laboratorio de Geschwind, quien trabaja ahora en la Universidad de Texas Southwestern. Según la científica, "creemos que los caminos de señalización y el incremento de la función celular que surgieron en el lóbulo frontal crearon un puente para la evolución humana".
Los investigadores llevaron sus hipótesis un paso más allá, mediante la evaluación de cómo los genes modificados se vinculan a los cambios en la función. "Las mayores diferencias se producen en la expresión de genes humanos implicados en la plasticidad -la capacidad del cerebro para procesar información y adaptarse", explica Konopka, quien agrega que "esto apoya la premisa de que el cerebro humano ha evolucionado para permitir mayores tasas de aprendizaje".
Un gen en particular, CLOCK, se comporta de manera muy diferente en el cerebro humano. Considerado como el regulador maestro del ritmo circadiano, CLOCK se muestra alterado en los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y el síndrome bipolar. Según Geschwind, "hemos visto, por primera vez, al gen CLOCK asumiendo un papel protagonista que sospechamos no está relacionado con el ritmo circadiano. Por tanto, puede que este gen organice otra función esencial para el cerebro humano".
Cuando compararon el cerebro humano con los primates no humanos, los investigadores descubrieron más conexiones entre las redes de genes de FOXP1 y FOXP2 -estudios anteriores ya habían relacionado estos genes con la capacidad única de los seres humanos para producir el habla y entender el lenguaje.
"La conectividad mide cómo los genes interactúan con otros genes, proporcionando un fuerte indicador de cambios funcionales", afirma Geschwind, quien añade que "tiene mucho sentido que los genes implicados en el habla y el lenguaje se encuentren menos conectados en los cerebros de los primates no humanos, y altamente conectados en el cerebro humano".
El siguiente paso del equipo de la UCLA será ampliar su búsqueda comparativa a 10 regiones más, en los cerebros de humanos, chimpancés y macacos.
 

miércoles, 22 de agosto de 2012

PLANCTON TROPICAL EN AGUAS DEL ÁRTICO

noticiasdelaciencia.com
 
Por primera vez se ha detectado la presencia de especies tropicales y subtropicales de protozoos marinos viviendo en el Océano Ártico. Al parecer, viajaron miles de kilómetros en las corrientes atlánticas y acabaron aposentados en aguas al norte de Noruega, gracias a un incremento súbito de agua cálida. Este incremento, aunque poco usual, se produce cíclicamente de forma natural, no siendo por tanto una consecuencia directa del calentamiento global.


Sin embargo, las aguas árticas se están calentando con rapidez, y se prevé que la frecuencia de tales incrementos súbitos de agua cálida aumente a medida que el cambio climático modifique las corrientes oceánicas de largos recorridos. Por tanto, cabe plantearse si la exótica presencia de estas criaturas en el Ártico ofrece un anticipo de lo que sucederá en un futuro no muy lejano como consecuencia de los cambios marítimos promovidos por el calentamiento global. Tales cambios pueden causar redistribuciones de especies y modificaciones ecológicas.
Las criaturas detectadas ahora tan lejos de su hábitat típico pertenecen al grupo de los radiolarios, organismos microscópicos unicelulares que forman parte del plancton, y que se nutren de las algas marinas, bacterias y otras presas diminutas. Cada especie tiene sus propios requisitos característicos de temperaturas para su hábitat.
Todo comenzó cuando un barco gestionado por el Instituto Polar Noruego recogió muestras de plancton al noroeste del archipiélago noruego de Svalbard, más o menos a mitad de camino entre el territorio continental europeo y el Polo Norte. Cuando los científicos analizaron las muestras, descubrieron atónitos que de los 145 taxones que detectaron, 98 provenían de zonas ubicadas mucho más al sur, y algunas provenían hasta de los trópicos.
Por si fuera poco, los microorganismos sureños del grupo Radiolaria estaban presentes en diferentes tamaños y aparentemente en fases distintas de desarrollo para cada especie, lo que constituye una muestra indiscutible de que estaban reproduciéndose, a pesar de estar tan al norte.
Ésta ha sido la primera vez, desde que la moderna investigación oceanográfica ártica comenzó a principios del siglo XX, en que se descubre una población viva de tales criaturas tan al norte.
Los radiolarios viven sólo alrededor de un mes, así que debe haberles tomado unas 80 generaciones hacer el viaje de entre cinco y siete años.
En la investigación también han trabajado, entre otros, O. Roger Anderson, especialista en organismos unicelulares en el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty, adscrito a la Universidad Columbia, en la ciudad de Nueva York, Kjell Bjorklund del Museo de Historia Natural dependiente de la Universidad de Oslo en Noruega, y Svetlana Kruglikova del Instituto P.P. Shirshov de Oceanografía en Moscú.

martes, 21 de agosto de 2012

QUISIERA SER UN PEZ…

agenciasinc.es

La diversidad de prácticas sexuales debajo del mar es abrumadora. Desde fecundación interna a externa pasando por sexo oral, parejas para toda la vida y orgías monumentales. Este abanico de posibilidades proporciona a los peces una mayor probabilidad de supervivencia en un ambiente tan competitivo como el océano.


Los caballitos de mar son una de las pocas especies de peces monógamas que existen. Imagen: San Diego Shooter.

“Cualquier fantasía sexual que te puedas imaginar se cumple en el mundo de los peces”, afirma a SINC Pablo Sánchez, investigador de la Universidad Politécnica de Catalunya y especialista en piscicultura de lenguados.
Su variedad de opciones sexuales abarca desde la fecundación interna a la externa, pasando por la bucal. Desde peces que son fieles toda la vida hasta una amplia mayoría de costumbres promiscuas y desenfadadas. Y desde cortejos elaborados a tremendas orgías subacuáticas donde nadie se fija demasiado en quién fertiliza a quién.
No es extraño que los peces posean un enorme muestrario de estrategias reproductivas, aclara el biólogo: “Popularmente se incluye en el grupo ‘peces’ todo animal con aletas que viva debajo del agua, pero entre ellos puede haber diferencias evolutivas más importantes que entre mamíferos y anfibios”.

Cambio de sexo a la carta

Por si la variabilidad de hábitos sexuales supiera a poco, hay especies que a lo largo de la vida cambian de sexo. Las doradas (Sparus aurata), por ejemplo, son hermafroditas secuenciales, nacen con gónadas masculinas y femeninas, pero primero maduran unas y después las otras. La mayoría nacen macho y, aproximadamente a los dos años, se transforman en hembras.
En cambio, los meros (Epinephelus marginatus), funcionan al revés. “Es una especie proterogínica, que alcanza su primera madurez a los cinco años como hembra y hacia los 12 años se convierte en macho”, explica a SINC Toni García, investigador del Instituto de ciencias del Mar de Blanes (CSIC).
En poblaciones no sometidas a la explotación pesquera, caso de las reservas marinas, el cambio de sexo está condicionado socialmente. “La transformación de hembra a macho solo se produce cuando desaparece el macho dominante”, cuenta el experto.
El mero macho es un animal muy territorial, solitario y dominante, y se aparea con un auténtico harén de hembras, de entre tres y quince, que viven dentro de los límites de su territorio. “A veces, durante un corto periodo de tiempo, cuando el animal recién se ha convertido en macho puede conservar su coloración femenina, y aprovechar para colarse en el territorio de otro congénere y buscar pareja”, señala Sánchez. Ni las hembras ni el macho dominante sospecharán de sus ‘lascivas’ intenciones.
Además de por edad y tamaño, los peces también cambian de sexo en función del fotoperiodo –cantidad de horas de luz– y de la temperatura a la que se incuban los huevos. “En muchas especies de vertebrados, principalmente en peces y reptiles, la temperatura ambiental influye en la determinación del sexo de los individuos”, explica a SINC Francesc Piferrer, biólogo e investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC en Barcelona.
El equipo de Piferrer publicó a principios de año en las revista PLoS Genetics el mecanismo molecular mediante el cual un aumento en la temperatura de incubación de los huevos de lubina (Dicentrarchus labrax L.) provoca la masculinización de los ejemplares.
Pero como para gustos, colores, también hay peces, como el serrano imperial (Serranus atricauda), que son hermafroditas sincrónicos y tienen testículos y ovarios, ambos funcionales a la vez, “lo que hace que cualquier encuentro con un congénere pueda resultar en una puesta fértil, algo muy útil cuando la densidad de individuos es muy baja”, señala Sánchez.
“Estos peces acostumbran a ser monógamos y a comportarse o bien como hembra o bien como macho durante el apareamiento, pero también pueden autofecundarse”, explican en su investigación Víctor M. Tuset y su equipo, científicos del Instituto Canario de Ciencias Marinas.
Sea como sea, el objetivo fundamental es que los óvulos femeninos sean fecundados por los gametos masculinos y las especies se reproduzcan. Para conseguir este punto clave, el abanico de posibilidades también es amplio. Los peces pueden buscar pareja o grupo y la fecundación puede ser externa, interna o bucal.

Orgías, cortejos y sexo oral

A las sardinas (Sardina pilchardus) les trae sin cuidado quién les fertilice o a quién fertilizan y en temporada de puesta forman enormes agregados o frezas, a modo de ‘orgías marinas’ en las que liberan todo sus gametos al mar de manera simultánea.
Pero no todas las hembras son tan despreocupadas sobre la paternidad de su progenie. El mero de las islas Medas se reproduce en pareja y “la puesta es especialmente espectacular”, afirma Toni García. Al principio, la hembra se coloca sobre el fondo en un punto determinado del territorio del macho, “lo que indica que está dispuesta a jugar”, señala el biólogo.
El macho responde acercándose, la tantea dándole unos suaves golpes en la cabeza y rozándola con su cuerpo en un característico movimiento de aleteo. Si la hembra responde a estas caricias, inicia una subida vertical seguida por su pretendiente y ambos giran uno alrededor de otro durante esta ascensión. En numerosas ocasiones la cosa acaba aquí y se separan para volver al fondo e iniciar de nuevo el cortejo.
En otras, la historia va a más. La cabeza se les colorea de rojo y vuelven a subir a la superficie enzarzados en una espiral cada vez más trepidante hasta que, al final, la hembra desova varios millares de huevos, el macho eyacula inmediatamente y cada uno regresa al fondo y se va por su lado. Atrás dejan una nube de huevos que es rápidamente asaltada por hambrientas obladas (Oblada melanura), “que parecen intuir cuándo la subida va a acabar realmente en puesta”, señala García.
Tanto en las frezas como en el mero de las islas Medas la fecundación de los gametos es externa. Algunos cíclidos africanos y sudamericanos tienen otro tipo de estrategia.
La hembra de estos peces de agua dulce pone los huevos y se los mete en la boca para protegerlos. Curiosamente, cosas de la naturaleza, la aleta anal del macho tiene la misma forma y color que los huevos, por lo que ella se confunde. La hembra se dirige hacia la aleta del macho y, cuando se la mete inocentemente en la boca, él se ocupa de maximizar la fertilización. Obviamente no es muy selectiva sobre a qué macho se acerca o si siempre se acerca al mismo.
Te quiero para toda la vida
“Existen pocos casos confirmados por análisis molecular de peces que mantengan la misma pareja dentro de una misma temporada de puesta y a la vez en sucesivas –apunta Sánchez–. Una de ellas es un caballito de mar australiano (Hippocampus subelongatus) aunque también se han detectado ‘infidelidades’ dentro de esta especie”.
La monogamia puede referirse a diferentes patrones de conducta. En el sentido genético más estricto, una especie es monógama si existe una relación de apareamiento exclusiva entre un solo macho con una sola hembra. Sin embargo, también se pueden considerar monógamas si se mantiene la misma pareja en la mayoría de temporadas reproductivas.
“Este segundo caso podría considerarse una monogamia de tipo social que no tiene implicaciones de exclusividad, simplemente de conveniencia: tú tienes una cuevita cómoda y segura, tú eres grande y asustas a los depredadores, la densidad de nuestra especie es baja, etc.”, explica Pablo Sánchez.
Además del caballito de mar, otro ejemplo de monogamia es el género Amphiprion, el pez payaso que, además, presenta cuidado parental de los huevos y las crías. “Lo que la película de ‘Buscando a Nemo’ no cuenta es que suelen ser hermafroditas proterándricos y, que si uno extrae a la hembra de la anémona, el macho revierte su sexo y se convierte en hembra. Así que Marlin podría haber experimentado alguna crisis de identidad mientras llevaba a Nemo al cole de los peces”, bromea Sánchez.

Ahí está, se la llevó el tiburón

Los tiburones también se aparean en pareja, aunque no son monógamos. “Las hembras de muchas especies copulan con varios machos y hasta existe multipaternidad dentro de una misma camada”, explica a SINC Gabriel Morey de la Conselleria d'Agricultura Medi Ambient i Territori Govern de les Illes Balears.
El éxito evolutivo de los elasmobranquios –tiburones y rayas–, se debe en gran medida a la fertilización interna. “Sus crías no son numerosas, pero nacen grandes y completamente preparadas para sobrevivir en el medio”, comenta el experto.
 La actitud de apareamiento de los tiburones puede ser muy compleja y los rituales previos entre machos y hembras varían considerablemente entre las especies. Los patrones de comportamiento, como nado sincronizado, cambios de color y mordiscos ‘cariñosos’ del macho a la hembra son comunes. “Aunque el macho no muerde con todas sus fuerzas, las hembras tienen una piel más gruesa para protegerse”, explica Morey.
Además, los tiburones tienen dos órganos copuladores llamados pterigopodios “que derivan de las alteras pelvianas y que de manera funcional se pueden entender como penes, aunque no en su estructura ni origen”, señala el experto. Una vez que los huevos de la hembra han sido fecundados, los embriones se pueden desarrollar de varias maneras distintas en función de la especie, pero casi nunca bajo el cuidado de los padres.
En conclusión, a tiburones, meros, sardinas, doradas, y peces en general, se les da bastante bien tocar con la nariz más de una pecera, hacer burbujas de amor por donde quieran y bordar de corales todas las cinturas que haga falta. Todo por un mayor éxito reproductivo.

lunes, 20 de agosto de 2012

SALVAR LOS ARRECIFES DE CORAL DEPENDE DE LA PRESERVACIÓN DE LA CALIDAD DEL AGUA

ecoticias.com

Una nueva investigación de la Universidad de Southampton y el Centro Nacional de Oceanografía de Southampton ha descubierto que un desequilibrio de nutrientes en las aguas de los arrecifes puede aumentar la susceptibilidad del blanqueo del coral. El hallazgo, publicado en 'Nature Climate Change', también ha demostrado que la adición de nutrientes al agua puede aumentar la probabilidad de que los corales sufran blanqueamiento inducido por el calor.




Los corales se componen de muchos pólipos que, conjuntamente, forman una capa de tejido vivo que cubre los esqueletos calcáreos. Los corales dependen de algas unicelulares llamadas zooxantelas, que viven dentro de los pólipos. El coral y las zooxantelas dependen unos de los otros para sobrevivir, manteniendo una relación simbiótica donde el coral proporciona a las algas nutrientes, y un lugar para vivir; a su vez, las algas ofrecen a los corales algunos productos de la fotosíntesis, dotándolos así de una importante fuente de energía.
Las altas temperaturas del agua pueden bloquear las reacciones fotosintéticas en las células de las algas, causando una acumulación de compuestos tóxicos de oxígeno, que amenazan a los corales y pueden causar una pérdida de zooxantelas. Sin las algas, los corales se vuelven de color blanco; este blanqueo, a menudo, conduce a la muerte del coral. Este blanqueamiento masivo del coral ya ha tenido efectos devastadores en los ecosistemas de arrecifes.
En el coral, el crecimiento de las zooxantelas está restringido por un suministro limitado de nutrientes, que permite que las algas transfieran una cantidad sustancial de sus emisiones de carbono a los corales, lo cual es crucial para la relación simbiótica. El crecimiento de las algas se desequilibra cuando la disponibilidad de un nutriente específico se reduce, en comparación a la demanda celular.
En el nuevo estudio, los investigadores observaron que una mayor oferta de compuestos de nitrógeno disuelto, en combinación con una disponibilidad limitada de fosfatos, ocasiona una carencia de fosfatos en las algas. Esta condición se asocia con una reducción en la eficiencia fotosintética, y aumenta la susceptibilidad de los corales al blanqueo inducido por la temperatura.
El director del estudio Jörg Wiedenmann, profesor de Oceanografía Biológica en la Universidad de Southampton, afirma que "estos hallazgos sugieren que el impacto más grave sobre la salud de los corales podría no surgir del sobre-enriquecimiento con un grupo de nutrientes, por ejemplo, el nitrógeno, sino del agotamiento de otros compuestos, como los fosfatos, causado por un aumento de la demanda por parte de las poblaciones de zooxantelas en crecimiento".
Wiedenmann añade que "los resultados tienen fuertes implicaciones para la gestión costera, ya que sugieren que una reducción equilibrada de la entrada de nutrientes en las aguas podría ayudar a mitigar los efectos del aumento de la temperatura del mar en los arrecifes de coral. Sin embargo, estas medidas sólo serían eficaces por un corto período de tiempo, por lo que es importante detener el calentamiento de los océanos que, de otro modo, acabará destruyendo la mayoría de los arrecifes de coral, en su forma actual, en un futuro próximo".
Los autores concluyen que el nuevo estudio podría ayudar en el diseño de nuevas reservas marinas.

DESCUBIERTAS NUEVAS ESPECIES DE BÚHOS EN FILIPINAS

ecoticias.com

Dos nuevas especies de búhos se han descubierto en las Filipinas. El hallazgo, que aparece en la edición actual de Forktail, The Journal of Ornitology of Asia, ha llevado años para ser confirmado, pero valió la pena el esfuerzo, dijo Pam Rasmussen, profesora asistente de Zoología y experta en Biología de los mamíferos y Ornitología en el Museo de la Michigan State University.



"Hace más de 15 años nos dimos cuenta de que había una nueva subespecie de búhos-halcones Ninox en las Filipinas", dijo. "Pero hasta el año pasado no pudimos obtener grabaciones suficientes que podrían confirmar que no eran sólo subespecies, sino dos nuevas especies de búhos".
Anunciar el hallazgo de un solo pájaro es bastante raro. Pero el descubrimiento de dos nuevas especies de aves en un solo estudio es tan raro que Rasmussen y otros investigadores no podían recordar la última vez que ocurrió.
El primer búho, el halcón-búho Camiguin (abajo en la imagen), sólo se encuentra en la pequeña isla de Camiguin Sur, cerca del norte de Mindanao. A pesar de estar tan cerca geográficamente a los búhos relacionados en Mindanao, tiene características físicas muy diferentes y también su voz. Por la noche, emite una canción en solitario que crece en intensidad, con una distintiva voz baja gruñona. Las parejas de búhos dan cortos duetos que se inician con un gruñido. También son los únicos búhos que tienen ojos azules-grises.
El otro descubrimiento fue el del halcón-búho Cebú (arriba en la imagen). Esta ave se creía extinta, ya que los bosques de Cebú se han perdido casi por completo debido a la deforestación. Pero nunca se había considerado una forma distinta. El estudio de su estructura y vocalizaciones confirmó que se trataba de una nueva especie.
"Estas especies no aprenden sus melodías, sino que están genéticamente programadas en su ADN y las utilizan para atraer a su pareja o defender su territorio, así que si son muy diferentes, tienen que ser nuevas especies", dijo Rasmussen. "Cuando escuché por primera vez las canciones de los dos búhos, nos sorprendió porque eran tan claramente diferentes que nos dimos cuenta de que eran especies nuevas".
Los búhos han evitado su reconocimiento como especies distintas durante tanto tiempo ya que el grupo muestra una variación compleja en la apariencia que había sido poco estudiada, y sus melodías no se conocían. Ambas islas están fuera de las rutas de los ornitólogos y observadores de aves, que suelen visitar las islas más grandes que albergan más especies de aves.

domingo, 19 de agosto de 2012

BUSCAR VIDA MARCIANA EN FOBOS

noticiasdelaciencia.com

Una misión a Fobos, una de las lunas del Planeta Rojo, podría traer a la Tierra vida microbiana alienígena. Una muestra de Fobos, que es mucho más fácil de extraer que una de Marte, albergaría casi con toda certeza algo de material marciano arrojado fuera del planeta a causa de impactos de grandes asteroides. Si existe vida en Marte, o existió en los últimos 10 millones de años, una misión a Fobos podría ser la vía definitiva para encontrar la primera prueba irrefutable de vida extraterrestre.

Orbitas de Fobos y Deimos y la trayectoria de partículas expulsadas por un impacto. (Foto: Purdue University/Loic Chappaz)

Ésta es la conclusión a la que ha llegado el equipo de Jay Melosh, profesor de ciencias terrestres, atmosféricas y planetarias, así como de física y de ingeniería aeroespacial, en la Universidad Purdue, en West Lafayette, Indiana, Estados Unidos.
Melosh ha dirigido un equipo escogido por la Oficina de Protección Planetaria de la NASA para evaluar si una muestra extraída de Fobos, la más cercana a Marte de las dos lunas de este planeta, podría contener suficiente material reciente del Planeta Rojo como para incluir organismos marcianos biológicamente viables.
El estudio fue encargado como preparación ante la fallida misión rusa Fobos-Grunt de 2011, pero dado que sigue habiendo un gran interés de la comunidad científica mundial en una misión a Fobos, tarde o temprano se acabará aterrizando en esa intrigante luna marciana para recoger muestras.
El equipo de Melosh, Kathleen Howell, Loic Chappaz y Mar Vaquero ha calculado cuánto material debió ser desplazado de Marte por determinados impactos de asteroides, y las probabilidades de la caída en Fobos de partículas individuales de dicho material marciano desplazado.
Su conclusión es que una muestra de 200 gramos extraída del suelo de Fobos podría contener, en promedio, aproximadamente un décimo de miligramo de material de la superficie de Marte lanzado fuera de éste en los últimos 10 millones de años, y 50.000 millones de partículas individuales provenientes del planeta. La misma muestra podría contener tanto como 50 miligramos de material de la superficie de Marte de los últimos 3.500 millones de años.
Los períodos de tiempo son importantes porque se cree que después de 10 millones de años de exposición a los altos niveles de radiación reinantes en la superficie de Fobos, se destruiría cualquier material biológicamente activo. "Por supuesto cualquier material marciano antiguo todavía sería rico en información, pero habría menos preocupación por la posibilidad de traer un organismo viable a la Tierra y las medidas de cuarentena necesarias que eso requiere", explica Howell.
Cuando un asteroide impacta contra la superficie de un planeta hace que se expulse hacia el espacio una estela cónica de material, de modo no muy distinto a como se alza el agua cuando alguien se da un chapuzón en una piscina tras saltar desde el trampolín. Los impactos cósmicos masivos pulverizan el material de la superficie y dispersan fragmentos a altas velocidades.
Se estima que durante los últimos 10 millones de años Marte ha sufrido al menos cuatro impactos lo bastante poderosos como para lanzar material marciano al espacio. Los cálculos indican que Fobos debió capturar material arrancado por estas potentes colisiones.
Además, recientemente se identificó un gran cráter, de casi 60 kilómetros de diámetro, en Marte. Se cree que este cráter, llamado Mojave, tiene menos de 5 millones de años de edad, y su existencia sugiere que puede haber en Fobos una cantidad mayor a la estimada de material marciano con microorganismos viables.
"No se puede descartar la posibilidad de que una muestra pueda contener un organismo latente que despierte al exponerse a condiciones más favorables en la Tierra", subraya Melosh. "Participé en un estudio en el que se encontró que microbios vivos pueden sobrevivir a lanzamientos por impactos sobre roca; y otros estudios han demostrado que algunos organismos microscópicos pueden tolerar una gran cantidad de radiación cósmica".
Esta posibilidad de que un microorganismo extraterrestre se reactive en la Tierra y sea capaz de sobrevivir aquí ha sido considerada alguna vez, y la novela "The Andromeda Strain" de Michael Crichton, avivó en 1969 el temor popular a esa posibilidad, al igual que la película homónima de 1971, conocida en algunos países como "La Amenaza de Andrómeda". Sin embargo el argumento de una contaminación mortífera para los humanos es poco probable en opinión de Melosh.
De hecho, se estima que aproximadamente una tonelada de material marciano cae a la Tierra cada año. Hay mucho más intercambio de material dentro de nuestro sistema solar de lo que la gente cree. "De hecho, puede que debamos nuestra existencia a la vida en Marte", apunta Melosh en referencia a la hipótesis de que la vida se pudo iniciar en la Tierra por la colonización de microorganismos marcianos traídos aquí a bordo de algún meteorito. Según esa hipótesis, algún tiempo después las condiciones aptas para la vida se deterioraron irreversiblemente en Marte, mientras que los descendientes de aquellos colonos prosperaron en la Tierra.
Howell también cree con optimismo que la vida no es exclusiva de la Tierra. "Es difícil creer que no haya habido vida en algún periodo y lugar del vasto cosmos. La pregunta es si esa cronología coincide con la nuestra lo suficiente como para permitirnos reconocer esa vida. Incluso si no encontramos pruebas de vida en una muestra de Fobos, esto no sería una respuesta definitiva a la pregunta de si hubo o no vida en Marte. Aún podría haber existido vida en un pasado demasiado lejano como para poder detectarla ahora".

jueves, 16 de agosto de 2012

EVOLUCIÓN EN ACCIÓN: UNA ESPECIE QUE EXISTE DESDE HACE SÓLO SIGLO Y MEDIO

noticiasdelaciencia.com

Una nueva especie de planta con flores, del género Mimulus, creada por la combinación de dos plantas de especies diferentes, ha sido descubierta en la orilla de un arroyo escocés.


La nueva especie, Mimulus peregrinus. (Foto: Mario Vallejo-Marin)


En este llamativo híbrido de flores amarillas han aparecido cambios genéticos que le han permitido superar la infertilidad que a menudo arrastran los híbridos, y lo han convertido en un raro ejemplo de una especie completamente nueva surgida en la naturaleza hace no más de 150 años.
Se considera que miles de especies silvestres y algunos cultivos agrícolas se han originado de esta manera, pero sólo existen unos pocos ejemplos en los que este tipo de formación de especies haya actuado con éxito en la historia reciente.
Los ancestros de la nueva planta fueron traídos al Reino Unido desde América como curiosidades botánicas en el siglo XIX, y fueron adoptados rápidamente por los jardineros victorianos. Poco después de su llegada, escaparon de los confines de los jardines británicos y ahora se les puede encontrar creciendo espontáneamente a lo largo de las orillas de ríos y arroyos. La reproducción entre estas especies produce híbridos que en la actualidad están diseminados por Gran Bretaña. Sin embargo, las diferencias genéticas entre los dos progenitores hacen que muchos de los híbridos sean estériles y no puedan perdurar más allá de la primera generación.
Mario Vallejo Marín, biólogo evolutivo en la Universidad de Stirling, Reino Unido, ha documentado los primeros ejemplos de híbridos del género Mimulus que han superado estas barreras genéticas y muestran una fertilidad completamente restaurada. Este híbrido fértil, originado a partir de progenitores "inmigrantes", representa una nueva especie, nativa de Escocia. La nueva especie ha recibido el nombre de Mimulus peregrinus.
Este descubrimiento ayudará a los científicos a conocer mejor cómo se forman nuevas especies. Se cree que muchas especies vegetales hoy comunes, incluyendo a cultivos agrícolas como el trigo, el algodón y el tabaco, pudieron originarse de manera similar, pero encontrar ejemplos de este proceso en acción es poco frecuente. "Ésta es una emocionante oportunidad para estudiar la evolución a medida que avanza", subraya Vallejo Marín.


miércoles, 15 de agosto de 2012

LA FAUNA MARINA EXPERIMENTÓ UNA RÁPIDA DIVERSIFICACIÓN HACE 25 MILLONES DE AÑOS

ecoticias.com

La fauna de aguas someras y profundas en la región del Indo-Pacífico experimentó un periodo de rápida diversificación hace 25 millones de años -en el periodo conocido como Neógeno-, según un estudio internacional encabezado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).




En este sentido, el investigador del CSIC Enrique Macpherson, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes, ha explicado que "la constatación de ese proceso de rápida diversificación en fauna de profundidad es muy significativo, puesto que ya se sabía que algo similar había ocurrido en diversos grupos de peces, crustáceos y moluscos de aguas superficiales, pero lo que había ocurrido a mayor profundidad era una incógnita".
Asimismo, la investigadora Patricia Cabezas ha recordado que "la mayor concentración de biodiversidad marina se localiza entre Filipinas, Indonesia y Malasia, en lo que se conoce como 'triángulo de biodiversidad'", al tiempo que ha destacado que en su investigación "ese pico de diversidad se encuentra desplazado hacia el arco de islas de Fiji, Tonga y Vanuatu". "Esto sugiere que el origen de las especies no ha de estar necesariamente asociado con la zona de mayor riqueza de la región indopacífica", ha concluido.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han estudiado la taxonomía, relaciones filogenéticas, diversificación y biogeografía de las especies pertenecientes al género de crustáceos Paramunida, que habitan a gran profundidad.
El estudio también apunta a que esta diversificación pudo estar relacionada con un aumento de la temperatura global, actividad tectónica y cambios en el patrón de las corrientes oceánicas acaecidos en la región entre el Oligoceno y el Mioceno.
Estos procesos, tal y como ha asegurado Macpherson, pudieron facilitar "la aparición de nuevos hábitats que fueron rápidamente colonizados, lo que en combinación con la interrupción de flujo génico a diferentes profundidades permitió una rápida diversificación".

domingo, 12 de agosto de 2012

LA EVOLUCIÓN DE LAS AVES ACABÓ CON EL REINO DE LOS INSECTOS GIGANTES

noticiasciencias.com

Los insectos gigantes que reinaron en la Tierra cuando la atmófera era rica en oxígeno fueron reduciendo su tamaño, para ganar en maniobrabilidad, hace alrededor de 150 millones de años. Esto fue consecuencia directa de la evolución de las aves, que crecieron hasta convertirse en depredadoras de estos insectos gigantes, según avanza un estudio realizado por científicos de la Universidad de California en Santa Cruz y publicado en el último número de 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

Libélula gigante

Los insectos alcanzaron su mayor tamaño hace 300 millones de años, durante el Carbonífero y el Pérmico. Aquel fue el reinado de las libélulas depredadoras gigantes, con una envergadura de hasta 70 centímetros. La teoría más aceptada atribuye su gran tamaño a altas concentraciones de oxígeno en la atmósfera (más del 30 por ciento, comparado con el 21 por ciento actual), lo que permitió a los insectos gigantes tomar suficiente oxígeno a través de sus pequeñas vías respiratorias.
Matthew Clapham, profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias en la Universidad de California, en Santa Cruz, y el estudiante Jered Karr, compilaron un conjunto de datos enorme sobre la longitud de las alas de insectos fósiles y, a continuación, analizaron el tamaño de los insectos en relación con los niveles de oxígeno, en los cientos de millones de años de evolución de los insectos.
"El tamaño de los insectos prehistóricos se relaciona con la cantidad de oxígeno existente en un período de 200 millones de años", afirma Clapham, quien añade que, "entonces, al final del Jurásico, y principios del período Cretácico, hace unos 150 millones de años, el oxígeno aumentó pero el tamaño del insecto disminuyó -lo cual coincide muy notablemente con la evolución de las aves".
Con las aves rapaces presentes, la necesidad de maniobra se convirtió en una fuerza impulsora en la evolución de los insectos voladores, lo que favoreció un menor tamaño corporal. Los hallazgos se basan en un análisis bastante sencillo, afirma Clapham, aunque obtener los datos fue una tarea laboriosa. Los científicos recopilaron datos de más de 10.500 fósiles de insectos. Para registrar las concentraciones de oxígeno atmosférico a través del tiempo, los investigadores se basaron en el modelo atmosférico "Geocarbsulf".
El estudio proporciona poca evidencia sobre el efecto en el tamaño de los insectos de los pterosaurios, reptiles voladores que evolucionaron en el Triásico, hace unos 230 millones de años. Había insectos más grandes en el Triásico que en el Jurásico, después de que los pterosaurios aparecieran. Sin embargo, una brecha de 20 millones de años en el registro fósil de insectos hace que sea difícil saber cuándo cambió el tamaño del insecto.
Otra transición en el tamaño del insecto ocurrió más recientemente, al final del período Cretácico, hace entre 90 y 65 millones de años. Sin embargo, una vez más, la escasez de fósiles hace que sea difícil realizar un seguimiento de la disminución del tamaño de los insectos durante este período, y varios factores podrían ser los responsables -como la continua especialización de las aves, la evolución de los murciélagos, y una extinción masiva al final del Cretácico. Clapham concluye que es una combinación de factores ecológicos y ambientales la que determina el tamaño del cuerpo de los organismos.

jueves, 9 de agosto de 2012

PONEN CARA A UN ANCESTRO HUMANO DESCUBIERTO EN KENIA HACE 40 AÑOS

agenciasinc.es

Nuevos fósiles descubiertos al este del lago Turkana (Kenia) confirman la existencia de al menos dos especies adicionales del género Homo que habrían convivido con nuestros antepasados humanos directos, Homo erectus, hace casi dos millones de años. Los hallazgos aportan las primeras respuestas al largo debate que se inició con el cráneo encontrado en la misma zona hace ahora 40 años sobre la diversidad humana en el Pleistoceno.


Cráneo KNM-ER 1470 , descubierto en 1972, junto con la nueva mandíbula inferior KNM-ER 60000. Se cree que ambos pertenecen a la misma especie. La mandíbula inferior es una reconstrucción fotográfica, y el cráneo es una imagen de escáner. Imagen: Mike Hettwer (National Geographic Society)

Un cráneo, una mandíbula inferior completa y un fragmento de una segunda mandíbula inferior. Estos tres restos fósiles de entre 1,78 y 1,95 millones de años, encontrados en Kenia entre 2007 y 2009, han resuelto parcialmente una pregunta que rondaba a los científicos desde hace cuatro decenios: ¿cuántas especies de Homo vivieron en aquella época?
La respuesta es que al menos tres especies, según ha averiguado el equipo científico del Proyecto de Investigación Koobi Fora (KFRP). Un equipo científico liderado por la paleoantropóloga Meave Leakey, del Instituto Turkana Basin de Nairobi (Kenia), publica estos esclarecedores resultados en Nature.
El hallazgo arroja luz sobre una especie enigmática que existió en los albores del género Homo, del que ya solo subsiste el Homo sapiens, hace unos 2 millones de años. También muestra que hubo varias especies de Homo en una ventana temporal de 1,78 millones a 2,03 millones de años en el Valle del Rift, y que probablemente coexistieron juntas.
Hace cuatro decenios, en 1972, Leakey descubrió un misterioso fósil conocido como KNM-ER 1470 en Koobi Fora. Es un cráneo que se caracteriza por su gran tamaño y por pertenecer a un rostro más largo y plano que los demás especímenes atribuidos al género Homo. Este fósil inició un largo debate sobre cuántas especies diferentes de Homo convivieron durante el Pleistoceno.
Algunos científicos atribuyeron la inusual morfología del ‘1470’ a las diferencias sexuales y variaciones naturales dentro de una misma especie. Podría ser un miembro poco común de Homo habilis, que vivió hace 2,3 millones a 1,4 millones de años en África oriental. Pero su rostro aplanado no coincidía con el del habilis, con la mandíbula superior sobresaliente, ni con el de nuestro ancestro el Homo erectus.

Se refuerza la hipótesis del rudolfensis

Por eso, otros interpretaron el fósil como la evidencia de una nueva especie independiente, Homo rudolfensis. Esto supondría que el antiguo grupo de los humanos modernos era diverso. "Siempre fue una anomalía. Sabíamos que teníamos que encontrar más sobre él", dice Leakey.
"Durante los últimos 40 años hemos indagado en la vasta extensión de sedimentos alrededor del lago Turkana, en busca de fósiles que confirmaran las características únicas de la cara de '1470'. Por fin tenemos algunas respuestas", explica la investigadora.
Los expertos creen que estos nuevos hallazgos refuerzan la hipótesis del rudolfensis. Según el líder de los análisis científicos, Fred Spoor, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, (Alemania), "la combinación de los tres nuevos fósiles da una imagen mucho más clara de cómo era el '1470'. Ahora está claro que dos de las primeras especies de Homo convivieron junto al Homo erectus”.

Fósiles hallados muy cerca del cráneo ‘1470’

Los tres nuevos fósiles se encontraron en un radio de poco más de 10 km de la ubicación donde se halló el '1470' y datan de entre los 1,78 millones y 1,95 millones de años. El cráneo KNM-ER 62000, descubierto en 2008, es muy similar al '1470', pero más pequeño, y demuestra que este no era un individuo dispar único. El nuevo fósil conserva la mandíbula superior con casi todos sus dientes, lo que permite, por primera vez, deducir el tipo de mandíbula inferior que se hubiera ajustado al '1470'. Su pequeño tamaño descartó la antigua idea de que el cráneo '1470' correspondía a un habilis macho.
De los otros dos nuevos fósiles encontrados, el KNM-ER 60000 (hallado en 2009) destaca por poseer la mandíbula inferior más completa de los primeros miembros del género Homo descubierta hasta ahora. Gracias a ella ahora se sabe que el rudolfensis tenía un paladar inusual en forma de U, con caninos enfrentados a la parte delantera de la mandíbula, en lugar de alineados a los lados en un paladar en forma de V como el del Homo habilis. Esto sugiere diferencias en el desarrollo de las dos especies, en lugar de variaciones dentro de una misma especie, según Spoor.
Los nuevos fósiles serán de gran ayuda para conocer cómo surgió por primera vez nuestra rama de la evolución humana que floreció hace casi dos millones de años. Si tres especies convivieron en la misma época y lugar, ¿cómo compitieron entre sí por la comida y el territorio? El paleoantropólogo William Kimbel, de la Universidad Estatal de Arizona (EE UU), piensa que a partir de ahora, habrá que "formular hipótesis para explicar cómo podrían haberse repartido el espacio".
El equipo que trabaja en este hallazgo está formado por Christopher Kiarie (TBI), que realizó la preparación en el laboratorio de los fósiles; Craig Feibel de la Universidad de Rutgers, que estudió la edad de los fósiles; y Susan Antón de la Universidad de Nueva York, Christopher Dean de la University College of London, Meave y Louise Leakey de la Kenya TBI y la Universidad Stony Brook de Nueva York, y Fred Spoor del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig) que analizaron los fósiles. El trabajo de campo del KFRP contó con el apoyo de la National Geographic Society, que ha financiado la KFRP desde 1968.
Para más información consultar: http://www.turkanabasin.org/

Referencia bibliográfica:
Meave G. Leakey, Fred Spoor, M. Christopher Dean, Craig S. Feibel, Susan C. Anton, Christopher Kiarie & Louise N. Leakey. “New fossils from Koobi Fora in northern Kenya confirm taxonomic diversity in early Homo”. Nature 488: 201 – 204, 9 agosto 2012 doi:10.1038/nature11322.

lunes, 6 de agosto de 2012

LA PARADOJA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL PROMOVIENDO INVIERNOS MÁS FRÍOS

noticiasdelaciencia.com

En lo que parece una ironía meteorológica, el calentamiento global puede propiciar, durante una época, inviernos más fríos en ciertas partes del mundo. La complejidad del sistema climático hace que una alteración provoque otras, y así sucesivamente, en un efecto dominó que puede llevar a resultados un tanto inesperados.


Estamos cambiando el sistema climático, sobre todo en el Ártico. (Foto: Jeremy Potter / NOAA / OAR / OER.)

La gran pérdida de hielo del Mar Ártico como consecuencia del cambio climático es un ejemplo de ello, pues puede provocar en el futuro un aumento de las probabilidades de tener inviernos extremos excesivamente fríos en las latitudes medias del Hemisferio Boreal.
Recientemente, Charles H. Greene y Bruce C. Monger, ambos del departamento de ciencias terrestres y atmosféricas en la Universidad de Cornell, en Ithaca, Nueva York, han analizado en detalle este fenómeno.
Un planeta Tierra más cálido presenta una mayor tasa de fusión de los hielos árticos durante el verano, exponiendo las aguas subyacentes, que son más oscuras, a la radiación incidente. Ese fenómeno acarrea una mayor absorción de la radiación solar y un calentamiento estival extra del océano, acelerando aún más la fusión de los hielos. El calor no retenido se libera a la atmósfera, sobre todo durante el otoño, lo que provoca disminuciones en los gradientes de la presión atmosférica y la temperatura, entre las latitudes árticas y medias.
Un gradiente latitudinal de presión más débil siempre está asociado a un debilitamiento de los vientos asociados con el Vórtice Polar y la Corriente en Chorro. Como el Vórtice Polar normalmente retiene las masas frías polares por encima del Círculo Polar Ártico, su debilitamiento permite que las masas de aire frío invadan latitudes más bajas.A partir de las recientes observaciones, se observa un giro en el comportamiento de la Oscilación Ártica, un patrón de variabilidad climática natural en el Hemisferio Norte. Antes de que la actividad industrial humana comenzara a calentar el planeta, el sistema climático del Ártico oscilaba de forma natural entre las condiciones favorables y las desfavorables para los frentes fríos que arrastran consigo las masas de aire ártico.
Lo que sucede ahora es que nosotros, los seres humanos, estamos cambiando el sistema climático, sobre todo en el Ártico, y este cambio antropogénico aumenta las posibilidades de que se den las condiciones que favorecen los frentes fríos y los inviernos extremos.

domingo, 5 de agosto de 2012

EL REINO ANIMAL SURGIÓ ANTES DE LO CREÍDO

noticiasdelaciencia.com

El hallazgo en Uruguay de evidencias de la existencia de animales hace 585 millones de años, hace retroceder 30 millones de años en el pasado la época más antigua de la que se tiene constancia de vida animal.

Los rastros fósiles. (Photo: Richard Siemens)

Este descubrimiento es obra del equipo de los geólogos Ernesto Pecoits y Natalie Aubet, de la Universidad de Alberta en Canadá.
Ellos encontraron rastros fosilizados, propios de un animal comparable a una babosa, dejados hace 585 millones de años en un sedimento cenagoso.
El equipo determinó que estas huellas fueron producidas por un animal primitivo.
Los rastros fosilizados indican que la musculatura del animal, de cuerpo blando, le permitía moverse a través del sedimento sobre el fondo oceánico poco profundo.
El patrón de movimiento sugiere la existencia de una adaptación evolutiva para buscar alimento, el cual debió haber sido materia orgánica en el sedimento.
Antes del hallazgo de estas huellas y de su datación, el indicio más antiguo de vida animal era el de un hallazgo hecho en Rusia cuya datación arrojó 555 millones de años de antigüedad.
En la nueva investigación también han trabajado Kurt Konhauser, Larry Heaman, Richard Stern y Murray Gingras, todos de la Universidad de Alberta en Canadá.

viernes, 3 de agosto de 2012

¿CÓMO SER UNA ESPECIE INVASORA CON ÉXITO?

agenciasinc.es

Investigadores españoles han descifrado las características del ciclo vital de una especie invasora de éxito. El trabajo, publicado ahora en Science, demuestra por primera vez que el proceso de invasión no depende tanto de la capacidad reproductiva de la especie, sino de características relacionadas con el estilo de vida y el comportamiento del animal en el nuevo hábitat.


La cotorra argentina o Myiopsitta monachus,originaria de Sudamérica, se ha introducido en numerosos países. Imagen: Cláudio Timm

Un estudio realizado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) revelan en Science las claves del éxito de las especies invasoras en sus nuevos entornos.
"La capacidad de exploración del nuevo territorio, el reparto de episodios reproductivos, el tamaño de las nidadas o el talento para ajustar el comportamiento a las nuevas condiciones del entorno, son factores determinantes que asegurarán el éxito de una especie invasora”, afirma Daniel Sol, uno de los autores del trabajo e investigador del CSIC.
El estudio aborda esta cuestión en especies de aves invasoras. Para ello el equipo recopiló información histórica de introducciones deliberadas o accidentales de aves en diferentes regiones del planeta. De las 2.760 introducciones analizadas, un 47% de las especies se había establecido con éxito.

Manual del buen invasor

En la mayoría de estas introducciones, analizadas a través de modelos estadísticos, se han comprobado unos patrones similares: las especies exóticas que se establecían con éxito no tenían una tasa de reproducción muy elevada, sino que repartían los eventos de reproducción en más intentos en lugar de apostar por pocos de ellos muy productivos.
"Si una invasora que llega a un nuevo territorio se dedica a explorar, y deja para más adelante la reproducción, en un cierto tiempo habrá localizado las principales fuentes de recursos (agua y comida), los enemigos más habituales y los demás peligros del entorno”, indica Sol.
Toda esta información del ambiente permitirá al animal ajustar su comportamiento, mejorar el rendimiento en la explotación de los recursos y evitar a los enemigos. “En definitiva, le proporcionará una mayor esperanza de vida y le permitirá decidir cuál es el mejor momento para tener descendencia”, informa el investigador quien añade que aunque deje para más tarde el tema de la descendencia, “tendrá muchas más garantías de sobrevivir cuando llegue”.

Gran capacidad de reproducción no es siempre igual a éxito

Hasta ahora, la hipótesis más generalizada afirmaba que las invasoras de mayor éxito se reproducían mucho una vez que llegaban a un nuevo ambiente. Los científicos creían que al aumentar el número inicial de individuos, la especie tenía más posibilidades de escapar de los peligros que amenazan las poblaciones pequeñas, y de poder desarrollar así una población persistente.
Sin embargo, este artículo demuestra que, aunque el crecimiento demográfico rápido puede ser ventajoso en determinadas circunstancias, de forma general las invasoras de éxito se caracterizan por tener un ciclo vital en el que el tiempo para reproducirse es flexible.
Los autores demuestran que reproducirse muy rápido puede ser a priori favorable, pero esta capacidad se ve rápidamente contrarrestada. Una especie que solo se reproduce es “muy vulnerable” porque “no puede dedicar tiempo a conocer el nuevo entorno y buscar estrategias para adaptarse a las nuevas amenazas”, señalan.
Así pues, la investigación no invalida esta hipótesis sino que sugiere que el hecho de aumentar la población de forma muy rápida solo es ventajoso cuando la población inicial es muy pequeña y cuando los nuevos ambientes no son muy peligrosos.

Predecir el éxito de las especies invasoras

La erradicación y el control de las invasoras una vez establecidas es muy costoso Por ello, “es importante predecir qué especies tienen un riesgo potencial de ser invasoras de éxito y distinguirlas de las que son inocuas”, apuntan.
De esta forma, se podrían desarrollar políticas de importación y venta de especies exóticas, y diseñar sistemas de detección y erradicación temprana de especies particularmente problemáticas.

Referencia bibliográfica:

Daniel Sol, Joan Maspons, Miquel Vall‐llosera, Ignasi Bartomeus, Gabriel E. García‐Peña, Josep Piñol, Robert P. Freckleton. “Unraveling the Life History of Successful Invaders. Science. DOI:10.1126/science.1221523, 3 de agosto de 2012.

jueves, 2 de agosto de 2012

LA ANTÁRTIDA ESTABA CUBIERTA DE BOSQUES TROPICALES HACE UNOS 52 MILLONES DE AÑOS

agenciasinc.es

El polen fosilizado de palmeras del Eoceno inferior (hace entre 55 y 48 millones de años), recuperado en los fondos marinos de la Antártida, confirma la presencia de bosques tropicales muy diversos y revelan unas temperaturas invernales cálidas, así como concentraciones de CO2 que duplican a las actuales. Según un equipo internacional de científicos con colaboración española, estas condiciones podrían volver a alcanzarse a finales de este siglo.


La gélida Antártida albergaba un 'paraiso' tropical durante el Eoceno inferior. Imagen: NASA.

Las perforaciones oceánicas durante la expedición 318 del Integrated Ocean Drilling Program (IODP) en el margen continental de la Tierra de Wilkes (Antártida oriental) han permitido recuperar muestras de sedimentos con polen fosilizado de palmeras y árboles similares a los actuales baobab para reconstruir el clima del pasado.
La investigación, que publica esta semana Nature, demuestra que durante el Eoceno inferior, cuando la Tierra experimentó el clima más cálido de los últimos 65 millones de años, la Antártida estaba cubierta de bosques tropicales y subtropicales, hace unos 52 millones de años.
“La presencia de polen de palmeras y de árboles descendientes del baobab indican que las temperaturas invernales en las áreas costeras del continente eran de más de 10 ºC”, indica a SINC Carlota Escutia, una de las autoras del estudio e investigadora en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT-CSIC). Los estudios en las zonas de bajas latitudes señalan también que el clima terrestre era cálido en el continente antártico.
Esta reconstrucción del clima del Eoceno demuestra además que el interior de la Antártida era menos cálido, conclusión a la que los científicos han llegado debido a que el continente albergó bosques de Araucaria –similares a los bosques de Nueva Zelanda en la actualidad–.
Sin embargo, a pesar de la oscuridad polar durante el invierno austral, el continente en ese momento no llegó a helarse. “La Antártida estuvo sin hielos durante el Eoceno, hasta hace unos 34 millones de años, cuando se formó el casquete de hielos”, informa la experta que fue investigadora principal y co-chief científica de la expedición 318.
A esto se añaden las concentraciones de CO2 hace unos 52 millones de años, que eran más de dos veces las concentraciones actuales. “Condiciones que se esperan alcanzar en nuestro planeta hacia finales de este siglo o el siguiente”, advierte Escutia.

Clima pasado para entender el futuro

Según las predicciones del informe del 2007 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), en los próximos 100 a 200 años, las concentraciones de CO2 pueden alcanzar valores similares a los existentes, cuando la Antártida no sostenía casquetes de hielo como los actuales. El estudio publicado apoya esta hipótesis.
“El estudio de condiciones ambientales en el pasado durante periodos de elevadas temperaturas y CO2 proporciona un mejor conocimiento de los procesos climáticos en el pasado. Esto nos ayuda a obtener un mejor entendimiento de los procesos climáticos futuros”, subraya la investigadora.
Además, los datos que se han obtenido en este estudio permiten acotar y mejorar los modelos de evolución de los casquetes de hielo de la Antártida. “Los modelos indican una gran diferencia entre las temperaturas de los trópicos y los polos. Sin embargo, el trabajo indica que los gradientes de temperaturas entre bajas y altas latitudes no eran elevados”, concluye Escutia.

Referencia bibliográfica:

Jörg Pross et al. “Persistent near-tropical warmth on the Antarctic continent during the early Eocene epoch” Nature vol 488 doi:10.1038/nature11300, 2 de agosto de 2012.