jueves, 19 de enero de 2012

LOS INSÓLITOS CANGREJOS QUE CULTIVAN BACTERIAS COMO FUENTE DE ALIMENTACIÓN

noticiasdelaciencia.com

Una especie de cangrejo que mora a unos 300 metros por debajo de la superficie del Océano Pacífico, cerca de Costa Rica, vive de las bacterias que proliferan en sus pinzas. Y estos singulares cangrejos no se limitan a aprovechar la situación sino que la fomentan activamente. De modo parecido a un agricultor regando su huerto, los cangrejos "riegan" a estas bacterias exponiéndolas al metano y a sulfuros procedentes de fumarolas en el fondo del mar.


El cangrejo estudiado. (Foto: Andrew Thurber, Oregon State University)

Este insólito comportamiento "granjero" acaba de ser descrito detalladamente por primera vez. Esta especie de cangrejo, llamada Kiwa puravida, fue descubierta en 2006.
El equipo de Andrew Thurber, de la Universidad Estatal de Oregón, observó a los cangrejos exponiendo y retirando sus pinzas del fluido rico en metano emitido desde un surtidor. A los científicos les llamó la atención que los animales, más que aparentar estar intentando capturar las bacterias, parecían estar alimentando a aquellas que ya crecían en sus pinzas. A esas profundidades marítimas no hay suficiente comida derivada de la energía solar, así que las formas de vida que habitan tan abajo dependen en buena medida de la energía química liberada desde el fondo del mar.
Estas bacterias se encuentran en diversos cangrejos, langostinos y percebes, cerca de los surtidores y las fumarolas. Pero lo que no se sabía hasta ahora es que el motivo de su presencia puede derivar en buena parte de la conducta "granjera" de especies como la estudiada.
Los análisis demuestran que estas bacterias son el alimento principal de esos cangrejos, aunque también puede que reciban una pequeña cantidad de nutrientes del plancton muerto que se hunde hasta el fondo marino.
Los cangrejos cosechan las bacterias que crecen en sus pinzas ayudándose para ello de un apéndice especialmente adaptado para raspar la superficie de sus cuerpos, recogiendo así una masa de bacterias, llevárselas a la boca, y luego seguir acercando sus pinzas a los surtidores de metano para ayudar a que crezcan más bacterias para la próxima cosecha.

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