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Unos científicos han revelado cómo una oruga parásita puede darse una vida de
reina en la colonia hambrienta en la que vive infiltrada: Una estrategia clave
es imitar la “voz” de una hormiga reina, de tal modo que ello equivale a
ordenarles a las hormigas que le den de comer porque ella es su reina y tiene
hambre.
Una oruga de mariposa infiltrada entre hormigas. (Foto: Marco Gherlenda / Universidad de Turín en Italia)
Los hormigueros tienen mucho que ofrecer a otros organismos aparte de las
hormigas. Están bien protegidos, y son espacios ambientalmente estables y ricos
en recursos; en muchos aspectos, un hormiguero tiene todo lo que una criatura
diminuta podría pedir que poseyera su hogar. Por supuesto, siempre y cuando
pueda convivir sin problemas rodeada de hormigas.
Para las miles de especies de insectos que se aposentan en los hormigueros,
la supervivencia significa encontrar formas de convivir con las hormigas, por
ejemplo emitiendo señales químicas lo bastante parecidas a las que las hormigas
emiten para demostrar a sus compañeras que son habitantes legítimas de la
colonia. Si el insecto infiltrado logra engañar con sus señales químicas a las
hormigas, estas le percibirán como a una inquilina de pleno derecho. Si no, se
percatarán de que huele a intruso y le acabarán descubriendo como tal.
Recientemente, un equipo de científicos de la Universidad de Turín en Italia,
que han estado investigando cómo ciertas orugas también utilizan el sonido como
medida de camuflaje y protección, ha presentado los últimos resultados de su
intrigante línea de investigación en un congreso de la Acoustical Society of
America (ASA) (Sociedad Acústica de Estados Unidos) celebrado en Indianápolis,
Indiana, Estados Unidos.
El equipo de Francesca Barbero ha estado investigando a orugas de mariposas
del género Maculinea, que se infiltran en hormigueros de hormigas del género
Myrmica y pasan buena parte de sus vidas ahí como huéspedes no deseados al
lograr imitar los sonidos producidos por las propias hormigas.
Las señales acústicas transmiten información bastante compleja, no solo entre
las hormigas obreras mientras están fuera de la colonia, como por ejemplo
mientras buscan comida, sino también dentro del hormiguero y entre castas.
Durante varios años, el equipo de Barbero ha grabado y analizado las señales
sonoras emitidas por larvas y crisálidas de Maculinea y por reinas y obreras de
las hormigas Myrmica con quienes las primeras convivían. Observando las
similitudes en los patrones entre dichos parásitos y las señales acústicas de
las hormigas, el equipo ha investigado el papel de esas señales en las
sociedades de hormigas y en las relaciones entre las hormigas y los parásitos,
mediante la reproducción en hormigueros de sonidos grabados previamente.
Hace varios años, el equipo de Barbero constató que los sonidos que emiten
las hormigas reinas se distinguen de los de las obreras dentro de las colonias.
El nuevo trabajo muestra que las mariposas parásitas se aprovechan de esa
diferencia.
Depositadas como huevos sobre hojas o brotes de una planta específica, las
Maculinea que tienen suerte son encontradas y transportadas hasta dentro de un
hormiguero por alguna incauta obrera Myrmica. Una vez dentro, ponen en marcha su
estrategia y comienza su buena vida. Las orugas pueden fácilmente emitir señales
químicas que se parecen tanto a las de larvas de hormigas que logran ser
confundidas por estas y se las alimenta. Haciéndose pasar por "bebés" de
hormiga, ya es mucho lo que consiguen. Pero a veces esto no les basta, sobre
todo si la colonia atraviesa por una época de carestía.
Algunas orugas logran que se las trate como a hormigas reina, lo que implica
ser alimentadas antes que nadie y más que nadie, incluso en épocas de carestía y
estando hambrientas las larvas de hormigas. Este privilegio está reservado
normalmente para las reinas de las colonias. El enigma de cómo las orugas
consiguen hacerse pasar por reinas (las señales químicas no bastan) se ha
resuelto ahora.
Para resolver el misterio, Barbero y sus colegas, sospechando la importancia
de las señales acústicas, utilizaron un micrófono diseñado especialmente para
grabar los ruidos de las hormigas y las orugas y luego reprodujeron sonidos de
las orugas dentro de hormigueros. Mediante la comparación de las señales
acústicas y el análisis de las reacciones de las hormigas a las grabaciones,
constataron que las orugas son capaces de imitar los sonidos peculiares que
emiten las reinas de los hormigueros en los que están infiltradas, y gracias a
ello engañan a las hormigas obreras para que las alimenten y hasta las limpien,
dándoles prioridad por encima de las larvas de hormiga.
El equipo de investigación también comparó poblaciones de dos especies de
mariposas parásitas: una especie depredadora que devora larvas de hormiga, y una
especie que es alimentada por comida que le traen las hormigas obreras. Se
constató que, si bien ambas especies son capaces de imitar sonidos de hormigas
reina, la imitación hecha por las mariposas que son alimentadas con comida
traída por las hormigas obreras es particularmente buena, generando en dichas
obreras reacciones más fervorosas. Tiene su lógica. Una vez en el interior del
hormiguero, la principal diferencia entre los dos estilos de vida es que las
orugas que buscan ser alimentadas por las hormigas necesitan ser consideradas
como miembros importantes de la colonia, mientras que a las depredadoras,
capaces de buscar y servirse la comida por su cuenta, les basta con no ser
descubiertas por las hormigas.
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