martes, 11 de noviembre de 2014

LOS MONOS BABUINOS POSEEN LA HABILIDAD DE LA CULTURA ACUMULATIVA

noticiasdelaciencia.com

La capacidad de acumular conocimientos con el paso de las generaciones, algo que se denomina cultura acumulativa, ha proporcionado a la humanidad el lenguaje y la tecnología. Si bien se creía hasta ahora que estaba limitada a los humanos, unos investigadores han encontrado recientemente que los monos babuinos son también capaces de cultura acumulativa.

Mono babuino utilizando una pantalla táctil. (Foto: © 2014 Nicolas Claidière)

La humanidad es capaz de grandes logros, tales como enviar naves al espacio y erradicar enfermedades; estos logros han sido posibles porque los humanos aprendemos de nuestros mayores y enriquecemos nuestro conocimiento con el paso de las generaciones. Se creía con anterioridad que este aspecto acumulativo de la cultura, por el cual la acumulación de pequeños cambios se va transmitiendo, usando y enriqueciendo por otros, estaba limitado a los humanos. Esto no es así, como se ha comprobado ahora mediante observaciones a otro primate, el mono babuino, gracias a una investigación realizada por científicos del Laboratorio de Psicología Cognitiva, adscrito a la Universidad de Aix-Marsella en Francia y al CNRS (Centro Nacional francés para la Investigación Científica), trabajando en colaboración con colegas de la Universidad de Edimburgo en el Reino Unido.
Si bien está claro que monos como por ejemplo los chimpancés aprenden muchas cosas de sus compañeros, cada individuo parece empezar a aprender desde cero. En cambio, los humanos usamos técnicas que evolucionan y mejoran de una generación a otra, y que también difieren de una población a otra. El origen de la cultura acumulativa en el Ser Humanos encierra muchos misterios, que los científicos intentan desentrañar con la ayuda de investigaciones como esta.
Nicolas Claidière, Joël Fagot, Simon Kirby y Kenny Smith hicieron el estudio con monos babuinos viviendo en grupos en unas instalaciones y que tenían acceso libre a un área con pantallas táctiles donde podían jugar a un “juego de memoria” diseñado específicamente para el estudio. En este juego, la pantalla muestra brevemente una cuadrícula de 16 cuadros, cuatro de los cuales son rojos y los otros blancos. La imagen es entonces reemplazada por una cuadrícula parecida, pero compuesta solo de cuadros blancos, y los monos babuinos deben tocar los cuatro que previamente eran rojos. La primera fase del experimento empezó con un período de aprendizaje de una tarea basada en el juego y caracterizada por el hecho de que la posición de los cuatro cuadros rojos era aleatoria cada vez. En la segunda fase, se usaba un patrón por el cual la información era transmitida de un individuo a otro. En esta segunda fase, la respuesta de un mono babuino (los cuadros tocados en la pantalla) era utilizada para generar el próximo patrón de cuadrícula que el siguiente mono tendría que memorizar y reproducir, y así durante 12 “generaciones”.
Los investigadores vieron que los monos babuinos actuaban mejor en la fase que implicaba una cadena de transmisión, en comparación con la prueba aleatoria, que continuó a lo largo de todo el período del experimento. La tasa de éxito se incrementó del 80 a aproximadamente el 95 por ciento.

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