agenciasinc.es
La radiación ultravioleta (UV) ha sido un factor evolutivo importante en la conquista del medio terrestre por parte de las plantas. Según un estudio de la Universidad de La Rioja, provocó la aparición de diferentes adaptaciones que les permitieron especializarse en la colonización de distintos ambientes. El trabajo se publica en la revista Ecological Indicators.
El trabajo ha permitido ahondar en el conocimiento de los efectos que tiene la radiación UV sobre la biosfera. / Fotolia
"La vida surgió en el agua. Posteriormente, y de una manera progresiva, los organismos comenzaron a colonizar los ambientes terrestres. En el caso de las plantas, se piensa que las primeras colonizadoras fueron las hepáticas, pequeñas plantas emparentadas con los musgos. A continuación evolucionaron los propios musgos, y después las plantas superiores –helechos y plantas con flores–. En la colonización del medio terrestre, las plantas tuvieron que hacer frente a mayores niveles de radiación ultravioleta (UV) que los existentes en el medio acuático primigenio", explica Monforte.
"Para defenderse de la radiación UV –añade la investigadora–, las hepáticas utilizaron como estrategia de colonización la acumulación de compuestos protectores dentro de sus células, fundamentalmente para evitar los procesos de oxidación derivados de la exposición a la radiación UV".
Este mecanismo solamente les permitió colonizar ambientes más bien sombríos y húmedos, expuestos a niveles relativamente bajos de UV. Por el contrario, los musgos acumularon compuestos protectores en el exterior de las células, aumentando así la eficiencia de la protección, ya que estos compuestos formaban una pantalla continua que protegía completamente a las células.
"De esta manera, los musgos pudieron colonizar ambientes soleados, mucho más expuestos a la radiación UV. Por lo tanto, musgos y hepáticas habrían evolucionado de manera diferente en este aspecto, por lo que habrían colonizado distintos ambientes", detalla Monforte.
Una planta acuática como biomarcador
Asimismo, esta investigación ha demostrado la utilidad de una pequeña planta hepática acuática (Jungermanniacordifolia) en la biomonitorización de radiación UV, tanto en la reconstrucción de los niveles pasados como en la evaluación de los niveles actuales y el previsible aumento ligado a la destrucción de la capa de ozono estratosférico.
"En particular, los compuestos protectores presentes en el exterior de las células de dicha planta, así como un compuesto acumulado dentro de éstas (el ácido para-comaroilmálico) han sido los mejores biomarcadores de radiación UV", comenta la experta.
El trabajo ha permitido ahondar en el conocimiento de los efectos que tiene la radiación UV sobre la biosfera, de cara a aumentar la información ambiental dirigida a los ciudadanos y, en consecuencia, su propia protección frente a las lesiones derivadas del exceso de radiación UV.
"En un sentido más amplio, permitirá mejorar la seguridad laboral de las personas que trabajan a la intemperie como la planificación de las actividades turísticas y de ocio que se realizan en contacto con la naturaleza, preferentemente en zonas de montaña o en la época estival. Por otra parte, podría evaluarse la utilidad de los compuestos protectores identificados en la hepática Jungermanniacordifolia en la elaboración de cremas de protección solar", finaliza Monforte.
Referencia bibliográfica:
‘Cell compartmentation of ultraviolet-absorbing compounds in herbarium samples of a liverwort and its usefulness in ultraviolet radiation biomonitoring’, Ecological Indicators.
No hay comentarios:
Publicar un comentario