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Se ha venido creyendo que la dispersión de especies de anfibios de un continente
a otro a través de grandes extensiones de mar es esencialmente imposible, debido
a la intolerancia de estos animales a la sal. Sin embargo, los resultados de un
reciente análisis biogeográfico a gran escala indican que, sorprendentemente,
algunas especies se propagaron de ese modo.
La Pseudophilautus poppiae, una rana microendémica del sur de Sri Lanka, cuya única población conocida se encuentra en unas pocas hectáreas de bosque nuboso. (Foto: Alex Pyron)
El biólogo Alex Pyron, de la Universidad George Washington, en Washington,
D.C., Estados Unidos, es el autor de este análisis pionero. Hay más de 7.000
especies conocidas de anfibios que se pueden encontrar en casi cada tipo de
ecosistema en seis continentes. Pero ha habido pocos intentos de aclarar
exactamente cuándo y cómo ranas, sapos, salamandras y cecílidos se han
trasladado a través del planeta a lo largo del tiempo.
Armado con datos de secuencias de ADN, Pyron recompuso poco a poco el
rompecabezas de esta intrincada historia de migraciones de especies, que muestra
el movimiento de 3.309 especies entre 12 ecorregiones globales. La filogenia, o
árbol genealógico evolutivo, de tales especies incluye aproximadamente la mitad
de todas las especies de anfibios existentes de cada grupo taxonómico.
Anteriormente, ya se hicieron estudios similares, pero de menor escala,
incluyendo solo unos pocos linajes principales. Lo que se necesitaba, y que
Pyron ha conseguido, es una filogenia a gran escala que incluyese la mayor
cantidad posible de especies. Así es factible rastrear la procedencia de
especies, remontándose a épocas pasadas y a lugares lejanos, para ver no solo
cómo las diferentes especies están relacionadas, sino también cómo se movían de
un lugar a otro.
Los resultados obtenidos por Pyron han aportado una revelación inesperada. En
contra de lo que se ha venido creyendo, ciertos grupos de anfibios fueron
capaces de cubrir a nado grandes distancias desde una costa a otra en los
últimos millones de años.
Hasta ahora, se creía que solo había dos únicas formas de distribución de
anfibios desde un continente a otro. Una es la vía pasiva impuesta por la
aparición de barreras naturales. Un ejemplo de esta es cuando un antiguo
continente se fragmenta, dejando la población dividida entre los fragmentos que
se alejan unos de otros, y de ese modo el paso del tiempo deja dos o más
poblaciones estrechamente emparentadas en sitios muy separados del planeta, con
vastas extensiones de mar interponiéndose entre ellas. La otra forma de
propagación común de anfibios desde un continente a otro es la aparición
temporal de un puente sólido entre ambos, o una disminución temporal lo bastante
grande de la distancia por mar que hay que cruzar para pasar de uno a otro.
Dado el origen antiguo de los anfibios, no es sorprendente que la historia de
la propagación de estos animales sea en buena parte una mezcla de esas dos
formas principales de distribución. Pero ciertos casos, relativamente recientes,
se produjeron, según indican los hallazgos del nuevo estudio, en épocas donde
los territorios de origen y destino estaban muy separados. Por ejemplo, un grupo
de ranas que se encuentra en Australia y Nueva Guinea tiene un parentesco
evolutivo muy estrecho con un grupo de anfibios que solo existe en América del
Sur. En la época en que ese tipo de ranas se originó, todas las principales
masas de tierra continentales ocupaban prácticamente sus posiciones actuales,
con América del Sur y Australia separadas de la Antártida desde mucho tiempo
atrás.
La siguiente cuestión a aclarar en la línea de investigación de Pyron es si
hay alguna cualidad específica, como por ejemplo una buena tolerancia al agua
salada, que permita a algunos grupos de anfibios propagarse a otras tierras por
vía marítima mejor de lo que hasta ahora se ha creído.
Pyron también ha comenzado a realizar un análisis similar en lagartos y
serpientes para ver si su historia de distribución geográfica ostenta patrones
de distribución como los descubiertos en los anfibios. Y, a medida que se vayan
descubriendo nuevas especies de estos animales, Pyron continuará revisando y
actualizando su modelo.
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