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La competitividad entre los machos por aparearse con la hembra y la elección que
hacen ellas del macho mejora la salud genética de la especie y compensa el hecho
de que ellos no produzcan crías de manera directa. Esta es una de las
conclusiones a las que ha llegado un estudio internacional en el que ha
participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en
España.
El grupo de escarabajos de la harina con mayor competencia entre machos superó mejor la endogamia. (Foto: CSIC)
El equipo de científicos, liderado por la Universidad de East Anglia (Reino
Unido), tuvo un objetivo claro: “Quisimos entender por qué la selección
evolutiva –que es de una eficiencia despiadada– permite la existencia de los
machos, cuando un sistema en el que todos los individuos producen crías sin
sexo, como ocurre en las poblaciones de hembras asexuales, sería mucho más
eficaz para producir una mayor descendencia”, explica Brent Emerson,
investigador del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (CSIC) y uno de
los autores del estudio.
El trabajo, publicado en la revista Nature, confirma que la selección sexual
mejora la salud genética de las poblaciones porque actúa como un filtro que
elimina mutaciones genéticas nocivas, ayudando a la especie a prosperar y a
evitar la extinción a largo plazo.
Los científicos llegaron a estas conclusiones después de investigar durante
diez años la evolución de dos grupos de escarabajos Tribolium, también llamado
escarabajo castaño de la harina. A lo largo de ese tiempo ambos grupos vivieron
en las mismas condiciones controladas de laboratorio, sólo diferenciadas en la
intensidad de la selección sexual.
Los resultados revelaron que el grupo con mayor selección sexual, con 90
machos y solo 10 hembras, mostró una aptitud evolutiva mayor y resistieron a la
extinción hasta 20 generaciones después de que los investigadores empezaran a
imponer condiciones de endogamia.
Por el contrario, la población en la que las hembras no pudieron elegir, al
no haber competencia entre los machos, los problemas de salud aparecieron
rápidamente cuando el parentesco entre las parejas empezó a estrecharse.
“El estudio apoya también la idea de que el sexo persiste como el método
predominante de reproducción porque permite que actúe la selección sexual. En
los casos en los que no hay reproducción sexual, las poblaciones acumulan
mutaciones dañinas, que con el paso de las generaciones las acercan cada vez más
a la extinción”, apunta Emerson.
Según el investigador, la selección sexual ayuda a eliminar más fácilmente
esas mutaciones y “con ello las ayuda a persistir contra la amenaza de la
extinción”, concluye el experto. (Fuente: CSIC)
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