jueves, 28 de mayo de 2015

APARICIÓN EN INSECTOS HERBÍVOROS DE RESISTENCIA A PLANTAS AGRÍCOLAS QUE FUERON GENÉTICAMENTE MODIFICADAS CONTRA INSECTOS

noticiasdelaciencia.com

Un nuevo estudio señala que la toxina en una planta de cultivo agrícola modificada genéticamente y de uso amplio, está teniendo un escaso impacto en el insecto herbívoro Helicoverpa zea, que ataca a más de 100 cultivos, incluyendo el maíz tierno. Esto concuerda con predicciones hechas hace casi 20 años que básicamente, fueron ignoradas. El estudio podría ser la señal de aviso para prestar mayor atención a los síntomas delatadores de un desarrollo incipiente de resistencia a cultivos modificados genéticamente en insectos causantes de plagas agrícolas.

Larva del insecto herbívoro Helicoverpa zea. (Foto: Dominic Reisig, North Carolina State University)

El maíz modificado genéticamente en el que se ha advertido este debilitamiento defensivo por el aumento de la resistencia en sus atacantes produce una proteína Bt (de Bacillus thuringiensis), la cual, a su vez, produce una toxina llamada Cry1Ab. Este maíz modificado fue diseñado originalmente para combatir el problema de las plagas del insecto Ostrinia nubilalis, y entró en el mercado en 1996.
A finales de los años 90, unos científicos encontraron que la Cry1Ab era también bastante eficaz contra el H. zea. Pero también pronosticaron que estaban sobreviviendo al ataque suficientes individuos de H. zea como para llevar a que la especie desarrollara resistencia a la toxina. Esa investigación fue realizada, en parte, por Fred Gould, un entomólogo en la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Estados Unidos. Más de 15 años después, otro investigador de la misma universidad quiso ver si las predicciones de Gould se mantenían.
Dominic Reisig, de la universidad citada, y Francis Reay-Jones, de la Universidad Clemson en Carolina del Sur, Estados Unidos, examinaron terrenos de cultivo de maíz tanto en Carolina del Norte como en Carolina del Sur a lo largo de dos años, y los resultados fueron claros.
A finales de los años 90, la Cry1Ab redujo tanto el número de larvas de H. zea como su tamaño, en comparación con lo que hacía el maíz sin la proteína bacteriana. Pero Reisig y Reay-Jones han hallado que la Cry1Ab tiene ahora poco o ningún efecto sobre el número o el tamaño de dichas larvas, en comparación con el maíz sin Bt, al menos en las poblaciones investigadas del insecto.
“Se avisó de que el H. zea podría desarrollar una resistencia hacia esta toxina”, denuncia Reisig. “Pero no se hicieron cambios en el modo de utilizar la Cry1Ab, y ahora resulta que el H. zea ha desarrollado resistencia”.

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