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Se sabe desde hace algún tiempo que objetos que no tendemos a ver como grandes
depósitos de microbios, por ejemplo teclados de ordenador, sí lo son a menudo.
Ahora, en una nueva investigación se ha analizado qué clase de bacterias pululan
en los retretes, a los cuales sí consideraríamos mucho más peligrosos que ese
sucio teclado de ordenador, y los resultados han sido bastante sorprendentes.
Bacterias del género Staphylococcus. Algunas bacterias de este género fueron detectadas en los análisis. (Foto: National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID))
La sucesión de bacterias que se inicia en un retrete tras esterilizarlo y
poner de ese modo “el contador a cero”, empieza con las del intestino y la
vagina, y son seguidas poco después por microbios de la piel. Los retretes están
dominados por una comunidad estable de bacterias que suelen vivir en la piel y
otras que acostumbran a hacerlo a la intemperie, mientras que hay pocas
patógenas que hagan a las comunidades microbianas de los retretes similares a
las de otros entornos en edificios, como por ejemplo las demás habitaciones de
una vivienda normal.
En el estudio, el equipo de Jack Gilbert, del Laboratorio Nacional de Argonne
en Illinois, Estados Unidos, caracterizó la estructura, función y abundancia de
la comunidad microbiana en suelos, inodoros, y dispensadores de jabón, después
de descontaminar cada superficie. Analizaron las superficies cada hora al
principio, y después diariamente, hasta un total de ocho semanas.
La ecología microbiana de las superficies de los retretes se mantuvo
notablemente estable, alcanzando el mismo estado final en cada ocasión.
En el caso de cuartos de baño usados solo por hombres o solo por mujeres, se
observó una diferencia clara en las poblaciones microbianas de los asientos de
los inodoros (váteres), con las Lactobacillus y Anaerococcus (típicas de la
flora vaginal) dominando los inodoros de las señoras, y las Roseburia y Blautia,
relacionadas con el intestino, más abundantes en los inodoros de los cuartos de
baño de caballeros.
Sin embargo, las bacterias de esta clase no sobreviven con facilidad fuera de
su medio típico, en tanto que las bacterias de la piel están mejor preparadas
para sobrevivir fuera de los humanos. Y así, tal como se comprobó, estas
bacterias de la piel, así como otras provenientes de espacios cercanos al aire
libre, acabaron conformando entre el 68 y el 98 por ciento de las comunidades
cultivadas, con los taxones fecales representando un porcentaje que nunca superó
el 15 por ciento, y que a veces estaba incluso por debajo del 1 por ciento.
Significativamente, los taxones típicos de los exteriores predominaban en
retretes antes de la esterilización, así como en las comunidades estables que se
acababan formando después de ella, lo que sugiere que a largo plazo, son estas
especies de microbios, capaces de medrar a la intemperie, las que logran
aposentarse con más éxito en los cuartos de baño.
Un criterio clave de salubridad o insalubridad podría ser la abundancia
relativa de patógenos muy peligrosos. No fue ese el caso.
En general, la investigación sugiere que el retrete no es más salubre o
insalubre que otros espacios de una vivienda o local típicos.
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