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Siempre se ha creído, acerca del origen de la domesticación del perro, que este
animal se volvió tolerante a la presencia humana y capaz de interactuar con
humanos debido a un intenso proceso de selección realizado por las personas, que
escogían a los individuos que más tenían desarrolladas dichas cualidades, y lo
mismo con los hijos de estos, y así sucesivamente.
Los lobos son capaces de tolerar tan bien como los perros a personas a las que conozcan estrechamente y en las que confíen. (Foto: Centro de Ciencia del Lobo de Ernstbrunn)
Las investigadoras Friederike Range y Zsófia Virányi, del Instituto Messerli
en la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, Austria, y del Centro de
Ciencia del Lobo de Ernstbrunn, en el mismo país, han llevado a cabo
experimentos cuyos resultados sugieren un origen muy distinto para esa facilidad
de cooperación entre el Ser Humano y el perro. Según ellas, dicha facilidad de
cooperación se basa en las habilidades sociales de los lobos, que por vivir en
manadas deben ser capaces de tolerarse mutuamente, así como saber interpretar
las intenciones de sus compañeros para poder coordinarse bien entre ellos cuando
cazan en equipo.
La hipótesis de Range y Virányi manifiesta que dado que los lobos ya poseen
dichas cualidades por su vida en manadas, la relación de estos con sus
compañeros de jauría podría haber proporcionado el punto de partida para la
actual relación entre humanos y perros. Según esto, no fue necesaria una
selección adicional, al menos en lo que se refiere a tolerancia a los humanos y
capacidad de interpretar las intenciones de estos, durante la domesticación
canina.
Las investigadoras creen que los lobos tienen una capacidad de interpretar
las intenciones de otros tan buena como la de los perros. Estos últimos, sin
embargo, cooperan con más facilidad con los humanos porque aceptan más
rápidamente a las personas como socios y porque pierden con mayor facilidad su
miedo a los humanos.
Para probar su hipótesis, Range y Virányi examinaron la capacidad de
interpretar las intenciones de otros y la tolerancia de lobos y perros dentro de
sus jaurías y hacia los humanos.
Estas científicas investigaron el comportamiento social de perros y lobos que
crecieron con miembros de sus especies y con humanos. Los animales se
socializaron tanto con congéneres como con humanos. Para poder comparar el
comportamiento de perros y lobos e investigar los efectos de la domesticación,
es importante que los animales vivan en las mismas condiciones.
En las pruebas, se constató que los lobos son tan eficientes como los
perros.
Varias de estas pruebas de comportamiento mostraron que lobos y perros tienen
habilidades sociales bastante similares. Entre otras cosas, las investigadoras
comprobaron lo bien que unos y otros pueden encontrar comida que haya sido
ocultada por un congénere o por un humano. Tanto los perros como los lobos
supieron utilizar la información proporcionada por un humano para hallar la
comida escondida.
En otro estudio, mostraron que los lobos sabían seguir la dirección de la
mirada de los humanos. Para resolver la tarea eficazmente, los animales debían
ser capaces de deducir hacia dónde miraba el humano, y, lo más notable,
percatarse de la importancia de esa mirada. Los lobos pueden hacer esto bastante
bien.
Otro experimento dio a perros y lobos la oportunidad de observar a congéneres
mientras abrían una caja. Cuando era el turno del observador para hacer lo
mismo, los lobos demostraron ser unos imitadores mejores, abriendo la caja con
éxito más a menudo que los perros. En general, las pruebas mostraron que los
lobos son muy eficaces interpretando las intenciones y los motivos de las
acciones de sus congéneres y de los humanos. Las hipótesis que afirman que los
lobos tienen habilidades sociales limitadas en este respecto, en comparación con
los perros, son por tanto incorrectas, tal como subraya Range.
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