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Desde los ladridos a los maullidos, los sonidos que la mayoría de los animales
utilizan para comunicarse son innatos, no aprendidos. Sin embargo, unas pocas
especies, incluyendo los humanos, pueden imitar nuevos sonidos y usarlos en
contextos sociales apropiados. Esta habilidad, conocida como aprendizaje vocal,
es uno de los fundamentos del lenguaje.
Orcas, de la especie Orcinus orca. (Foto: Budd Christman, NOAA Corps)
El aprendizaje vocal ha sido también observado en murciélagos, algunos
pájaros y en cetáceos, un grupo que incluye a ballenas y delfines. Pero mientras
que los ornitólogos ya han documentado científicamente el aprendizaje vocal de
los pájaros cantores, rastreando su habilidad hasta las vías neurales
específicas, estudiar esta habilidad con el mismo grado de profundidad en
grandes animales marinos ha resultado ser mucho más difícil.
Ahora, cuatro científicas han comprobado que las orcas (Orcinus orca),
conocidas también con el nombre popular de ballenas asesinas, son capaces de
ejercer el aprendizaje vocal tomando como modelos a individuos de otra especie:
Cuando las orcas observadas se socializaron durante el suficiente tiempo con
delfines de la especie Tursiops truncatus, conocida con nombres populares como
delfín mular o delfín nariz de botella, dichas orcas cambiaron los tipos de
sonidos que emiten, para que coincidieran más con los de sus compañeros los
delfines.
Los resultados de este intrigante estudio a cargo del equipo de Ann Bowles,
del Instituto de Investigación Hubbs-SeaWorld en San Diego, California, Estados
Unidos, sugieren que la imitación vocal podría facilitar las interacciones
sociales en cetáceos.
Las orcas tienen complejos repertorios vocales formados por chasquidos,
silbidos y ráfagas breves repetitivas de sonidos alternados con silencios. Las
características acústicas de estas vocalizaciones, tales como su duración, tono
y patrón de pulsos, varían dependiendo del grupo social. Los cetáceos que están
muy emparentados o viven juntos generan señales pulsantes similares que llevan
características vocales propias del grupo, conformando o que se define como un
“dialecto”.
Bowles, Whitney B. Musser, Dawn M. Grebner y Jessica L. Crance constataron
que las tres orcas estudiadas que habían estado alojadas con delfines durante
varios años cambiaron las proporciones de diferentes tipos de componentes de su
“lenguaje” hasta igualar a la distribución típica expresada por los delfines.
Las investigadoras también encontraron pruebas de que las orcas pueden aprender
sonidos completamente nuevos: Una orca que estaba viviendo con delfines en el
momento del experimento aprendió a producir una secuencia de silbidos que los
cuidadores humanos habían enseñado a sus compañeros delfines de piscina antes de
que la hubieran presentado a ellos.
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