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Tradicionalmente, los estudios basados en fósiles han indicado que los grupos de organismos se diversifican más rápido en la etapa inicial de su historia evolutiva. Un nuevo trabajo sobre los equinoides, animales marinos como los erizos de mar, contradice esa teoría, demostrando que las tasas de evolución son en realidad más bajas al inicio y aumentan con el tiempo mediante estallidos episódicos asociados con cambios en las estrategias de alimentación.
Esta investigación sobre los equinoides, que se detalla en la edición de esta semana de 'Proceedings of the National Academy of Sciences', da a los científicos una razón para repensar un modelo clásico de la evolución. "Este estudio demuestra la naturaleza dinámica del cambio evolutivo dentro de los principales grupos de organismos", afirma la investigadora Melanie Hopkins, coautora del estudio y conservadora asistente en la División de Paleontología del Museo Americano de Historia Natural.
"Puede sonar obvio, pero hemos sido capaces de mostrar aquí cómo la escala juega un papel importante en cómo se interpretan las tasas de cambio evolutivo. El modelo que se ve de más de 100.000 años será, por lo general, un aspecto muy diferente de lo que se ve de más de 100 millones años. Y va a variar también dependiendo de la parte del árbol genealógico que se analice", añade.
Para examinar los cambios evolutivos en una escala larga de tiempo de un árbol genealógico muy completo, Hopkins y su colega Andrew Smith, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres, analizaron equinoidesque se originaron hace unos 265 millones de años. Unas 950 especies diferentes de equinoides viven en los océanos de hoy en día.
"Los equinoideos tienen un esqueleto complejo compuesto de placas de calcita que los hace ideales para el estudio de la evolución morfológica, y han evolucionado para ocupar una amplia gama de nichos ecológicos", explica Smith, quien junto a Hopkins aplicó métodos desarrollados recientemente para estimar las tasas de cambios morfológicos, o físicos, entre equinoides desde la extinción masiva del Pérmico-Triásico hace 251 millones años, el mayor evento de extinción en la historia de la Tierra, hasta el día de hoy.
Contrariamente a lo esperado, los científicos se encontraron con que las tasas de evolución fueron más bajas inmediatamente después del evento de extinción y aumentaron con el tiempo. "Muchos clados parecen tener altas tasas iniciales, seguidas por desaceleraciones en el espacio ecológico --apunta Hopkins--. Aquí, se ve un caso en el que las tasas de evolución de un grupo grande de animales muestran, en su lugar, un aumento con el tiempo".
Pero el aumento no ha sido fácil: fue interrumpido por ráfagas de diversificación a través del tiempo, que coinciden con los cambios en las estrategias de alimentación de los animales. Esta nueva investigación indica que las historias evolutivas detrás de muchos clados, no sólo los equinoideos, podrían ser más complejas de lo que ya ha sido demostrado.
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