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El registro geológico sugiere que hasta hace 3.000 millones de años la corteza
de la Tierra estaba inmóvil. Entonces, algo hizo que apareciera en escena el
singular fenómeno de la tectónica de placas. La pregunta de qué fue lo que puso
en movimiento a las placas tectónica ha intrigado durante décadas a la comunidad
científica.
La imagen muestra un momento de la reconstrucción
digital sobre cómo pudo ponerse en marcha la tectónica de placas. En rosa, se
muestra la región donde la porción de manto situada bajo un continente
primigenio se ha derretido, facilitando su deslizamiento y expansión horizontal,
y el inicio del proceso de tectónica de placas. (Imagen: Patrice Rey, Nicolas
Flament y Nicolas Coltice)
Este misterio puede que por fin haya sido explicado de manera definitiva en
un estudio reciente, si son correctas las conclusiones a las que han llegado
estos investigadores.
Existen ocho placas tectónicas principales que se mueven sobre el manto de la
Tierra a un ritmo de hasta 150 milímetros por año.
Explicándolo de forma simple, el proceso consiste en que las placas se
apartan unas de otras en algunos sitios y se hunden en dirección hacia el
interior del manto en otros puntos.
La tectónica de placas depende de la relación inversa entre la densidad de
las rocas y la temperatura.
En las dorsales centro-oceánicas (cordilleras submarinas situadas en los
sectores centrales de los océanos del planeta), en esencia las rocas están
calientes y su densidad es baja, lo que hace a esta masa rocosa flotar sobre la
materia pétrea de abajo o ser más proclive a ello, en vez de tender a hundirse.
A medida que estas masas rocosas se desplazan desde las citadas dorsales, se
enfrían y su densidad se incrementa hasta que, cuando se hacen más densas que el
manto caliente bajo ellas, se hunden en las profundidades.
Sin embargo, hace tres o cuatro mil millones de años, el interior de la
Tierra estaba más caliente, la actividad volcánica era más destacada y las
placas tectónicas no se enfriaban lo suficiente ni se hacían lo bastante densas
como para hundirse de manera espontánea.
Así que el motor de la tectónica de placas no existía.
En vez de eso, los continentes primitivos, gruesos y flotantes, surgían en
medio de las placas inmóviles.
El trabajo de modelación realizado por el equipo de Patrice Rey y Nicolas
Flament, de la Universidad de Sídney en Australia, y Nicolas Coltice, de la
Universidad de Lyon en Francia, muestra que estos continentes primitivos podrían
haber ejercido una tensión importante en las placas de su alrededor. Dado que
flotaban, se expandieron horizontalmente, forzando a las placas adyacentes a ser
empujadas hacia abajo en sus bordes.
Esta expansión horizontal de los continentes primigenios pudo provocar
episodios intermitentes de tectónica de placas hasta que, a medida que el
interior de la Tierra se enfrió y su corteza se hizo más pesada, dicha tectónica
se convirtió en un proceso autosostenido que nunca cesó y que ha dado forma a
nuestro planeta moderno.
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