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Dado que los animales también juegan, observar sus juegos, sobre todo cuando se
les entregan juguetes diseñados para niños humanos, puede revelar su grado de
inteligencia si por su propia apetencia se ponen a jugar a juegos que exigen
cierto nivel de inteligencia, como por ejemplo los de montaje. Ese es el caso de
algunas especies de aves, que han demostrado de este modo ser tan inteligentes
como los primates más cercanos al Ser Humano.
Una cacatúa de la especie Cacatua goffini colocando
una anilla alrededor de un cilindro, por diversión. Los pájaros como esta
cacatúa y las demás, los loros, los cuervos, así como algunas otras aves, poseen
una extraordinaria inteligencia técnica que se manifiesta incluso en sus juegos.
Disfrutan haciendo montajes con varios objetos. (Foto: © Alice Auersperg)
La forma en que manipulan los juguetes y los combinan durante el juego pueden
decirnos mucho sobre las bases cognitivas de los individuos que están jugando.
Las combinaciones de objetos, tales como colocar un juguete sobre otro, pueden
ser incluso consideradas precursoras de comportamientos técnicamente complejos,
como el uso de herramientas.
Las formas en que los animales juegan con objetos no comestibles podrían ser
precursoras de comportamientos funcionales tales como el uso de herramientas y
la manipulación de objetos con un objetivo. Por estas razones, se creía, como el
nuevo estudio confirma, que las especies con inteligencia técnica elevada juegan
de forma intensiva con objetos inanimados cuando no persiguen ningún objetivo;
hacen cosas complejas por puro entretenimiento, como los humanos. Dentro del
juego con objetos, las acciones de combinación se consideran un rasgo
particularmente informativo del grado de inteligencia en animales, así como en
niños humanos pequeños:
Los niños humanos empiezan haciendo chocar dos objetos entre sí cuando tienen
unos 8 meses de edad. Sin embargo, a partir de los 10 meses, comienzan a hacer
cosas más complicadas: Aprenden a combinar juguetes con elementos de su entorno,
como por ejemplo, insertándolos en agujeros o colocando anillas alrededor de un
cilindro, empezando de este modo a hacer montajes.
En animales esto ha sido estudiado hasta ahora principalmente en primates.
Dentro de este grupo, las combinaciones complejas de objetos durante el juego
están limitadas en buena parte a los monos capuchinos, así como a los simios o
monos antropomorfos (chimpancés, gorilas, orangutanes y bonobos) que son
nuestros parientes evolutivos más cercanos.
Estas son también las especies que destacan claramente entre los primates por
sus habilidades innovadoras de uso de herramientas. Curiosamente, entre los
pájaros, la familia de los cuervos así como las cacatúas y los loros tienen
regiones cerebrales clave que, en comparación con el tamaño de su cuerpo, son
tan grandes como lo son las de los simios en comparación con sus respectivos
cuerpos.
Las investigadoras Alice Auersperg, a la izquierda,
y Auguste von Bayern, con algunos de sus astutos sujetos de estudio. (Foto: ©
Julie Auersperg, Auguste von Bayern)
Un equipo internacional integrado, entre otros, por Alice Auersperg,
científica del Departamento de Biología Cognitiva de la Universidad de Viena en
Austria, y la zoóloga Auguste M.P. von Bayern, de la Universidad de Oxford en el
Reino Unido, puso a disposición de cacatúas, loros y cuervos el mismo conjunto
de juguetes y encontró que los pájaros disponían voluntariamente a los objetos
en complejas relaciones espaciales, un comportamiento que ocurre solo en unas
pocas especies de primates.
Las conductas observadas por Auersperg, Von Bayern y sus colegas igualan en
complejidad a las conocidas en primates. Esto implica además que algunas
habilidades en las aves de cerebro grande y en primates pudieron surgir a través
de la evolución convergente, la evolución independiente hacia rasgos similares
en especies de linajes diferentes pero sometidas a unos mismos desafíos en su
entorno.
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