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En los últimos años, ha aumentado de forma considerable la cantidad de
evidencias de que los pájaros descienden de un tipo de dinosaurios. A través de
numerosos estudios, se ha determinado, entre otras muchas coincidencias, que
algunas de esas bestias arcaicas tuvieron plumas, incubaban sus huevos, y hasta
gozaban de un sistema pulmonar grande y complejo de sacos aéreos, similar, a
escala, al de los pájaros actuales.
Pavos. (Foto: Matt Meshriy / USGS)
La propia evolución aviar, estudiada por la ciencia durante mucho
tiempo, ha sido compleja y variada, hasta el punto de plantear una pregunta que
ha intrigado a mucha gente, dentro y fuera de la comunidad científica: De entre
las numerosísimas clases de aves existentes hoy en día, ¿cuáles son las que
mejor han conservado su vínculo con los dinosaurios?
Los resultados de un nuevo estudio, en el que además de analizar diversos
genomas aviarios, se examinó también el de una especie de reptil, indican que
los pavos (guajolotes o chompipes) y los pollos son, de entre todas las aves
vivientes, los parientes evolutivos más cercanos a los dinosaurios.
El equipo de Darren Griffin, de la Universidad de Kent en el Reino Unido, ha
determinado que, aparentemente, los cromosomas del linaje de los pollos y los
pavos han sufrido la menor cantidad de cambios en comparación con los de su
primitivo ancestro aviar, que se cree era esencialmente un dinosaurio con
plumas.
Los autores del estudio, entre quienes también figuran Michael Romanov de la
universidad citada, así como Denis Larkin y Marta Farré de la Universidad de
Londres en el Reino Unido, han hallado asimismo que el ritmo más rápido de
cambio con respecto al citado ancestro dinosaurio se ha producido en el pinzón
cebra y en el periquito, lo que concuerda con la tendencia observada de
episodios más rápidos de especiación (el proceso evolutivo por el que una
especie surge a partir de otra) en los pájaros cantores y sus parientes
evolutivos cercanos.
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