martes, 20 de agosto de 2013

UN SECRETO DE LA GEOMETRÍA DE LOS VEGETALES, REVELADO

noticiasdelaciencia.com
 
Los principios que gobiernan rasgos de la arquitectura de las plantas, como el número de ramas, son bien conocidos, pero a los científicos siempre les ha intrigado cómo exactamente las plantas establecen y mantienen el ángulo de sus ramas laterales con respecto a la dirección de la fuerza de gravedad.


Los vegetales son capaces de establecer, respecto a la dirección de la fuerza de gravedad, un ángulo específico para el crecimiento de sus ramas. En algunos casos, las ramas laterales crecen casi en vertical. En otros, como el mostrado en la imagen, crecen casi en horizontal. (Foto: Amazings / NCYT / MMA)


El mecanismo responsable de eso es fundamental para determinar características importantes de los vegetales que nos rodean. Basta contemplar árboles de diversas especies para darse cuenta del alcance del fenómeno. Por ejemplo, un ciprés alinea sus ramas en vertical, mientras que un roble proyecta sus ramas laterales prácticamente en horizontal.
Pero la cosa se complica aún más por el hecho de que esa configuración depende de la dirección de la fuerza de gravedad. Si a una planta con su porción de tierra (o su tiesto) se la coloca tumbada de lado en el suelo, sus ramas comenzarán una fase de crecimiento de flexión, conocida como gravitropismo, que las reorienta hacia su ángulo original de crecimiento con respecto a la dirección de la fuerza de gravedad.
En el caso de la raíz principal de la planta o su tallo, que crece en posición vertical, el mecanismo es bien conocido: Células especiales detectoras de la gravedad reconocen que la planta está inclinada, y aumentan el movimiento de una hormona reguladora del crecimiento llamada auxina, hasta la zona del brote o raíz, produciendo el crecimiento del brote hacia arriba, y en el caso de la raíz, hacia abajo. Cuando el crecimiento nuevamente es vertical, los estatocitos dejan de promover la concentración extra de auxina en un lado de la rama y se detiene el crecimiento de flexión.
El enigma siempre ha sido por qué en la arquitectura de las ramas y raíces, se mantienen ángulos concretos con respecto a la dirección de la fuerza de gravedad, en lugar de ser lo más verticales posible. En otras palabras, nunca ha estado claro cómo las plantas son capaces de establecer, respecto a la dirección de la fuerza de gravedad, el ángulo no vertical particular del crecimiento de sus ramas.
El enigma puede que por fin se haya resuelto, gracias al reciente hallazgo que han hecho unos investigadores sobre cómo los vegetales logran esa proeza de la arquitectura natural.
Stefan Kepinski, Suruchi Roychoudhry, Marta Del Bianco y Martin Kieffer, de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, han descubierto que otro mecanismo de crecimiento, llamado "compensación antigravitrópica", contrarresta el crecimiento normal gravitrópico en estas ramas laterales. Este mecanismo de compensación controla el crecimiento sensible a la gravedad en el otro lado de la rama, y evita que ésta adopte un ángulo diferente al requerido. Resulta que este crecimiento compensatorio también está impulsado por la auxina, la misma hormona que causa el crecimiento sensible a la gravedad en el lado inferior de la rama.
Las ramas que crecen en una dirección muy cercana a la vertical tienen muy restringida la compensación antigravitrópica, mientras que en las ramas que crecen en ángulos más lejos de la vertical y por tanto más cerca de la horizontal, la compensación antigravitrópica está mucho más potenciada.

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