lunes, 6 de febrero de 2012

EL RECONOCIMIENTO CIENTÍFICO A LA PRIMERA MUJER QUE DIO LA VUELTA AL MUNDO

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Jeanne Baret, botánica y la primera mujer que dio la vuelta al mundo, en barco, finalmente ha recibido el merecido reconocimiento a su labor científica, al dársele ahora su nombre a una nueva especie vegetal


Jeanne Baret, disfrazada de hombre, en una ilustración de 1816. (Foto: Cortesía de Glynis Ridley y de la Biblioteca Estatal de Nueva Gales del Sur, Australia

En 1766, la francesa Jeanne Baret se hizo a la mar haciéndose pasar por un hombre. De ese modo, logró ejercer de ayudante del botánico Philibert Commerson en la primera circunnavegación francesa de la Tierra. La expedición estaba formada por dos navíos bajo el mando de Louis Antoine de Bougainville, y duraría hasta 1769. Las leyes de la época prohibían la presencia de mujeres en los barcos de la marina militar francesa. Los prejuicios y la inercia de las costumbres impedían su participación en la ciencia.
Pese a ello, la resuelta científica que contaba con 26 años de edad al embarcar, logró desarrollar una importante labor de investigación en aquella expedición memorable. El engaño se acabó por saber, pues era inevitable que surgieran sospechas, y el meritorio trabajo de la tenaz botánica no recibió todo el reconocimiento que se merecía.
Baret recolectó plantas con Commerson en lugares como Río de Janeiro, el estrecho de Magallanes, Tahití, Mauricio y Madagascar. Baret, según se cree, fue amante de Commerson, pero también una experta botánica por méritos propios. Cuando la salud le impidió a Commerson hacer el trabajo de campo, Baret fue responsable de todas las tareas de recolección de especímenes, incluyendo el espécimen botánico más famoso de la expedición: la vid que recibiría el nombre del comandante de la expedición.
La pareja recolectó más de seis mil especímenes, ahora incorporados al Herbario Nacional en el Museo Nacional de Historia Natural de Francia. En el transcurso de la expedición y durante los años posteriores a su exitosa finalización, más de setenta especies recibieron un nombre en honor de Commerson con el epíteto específico commersonii, mientras que Baret fue dejada sin nada en el mundo natural que conmemorara su nombre.
Eso ahora ha cambiado, ya que Eric Tepe, biólogo de la Universidad de Utah y la Universidad de Cincinnati, ha dado nombre a una nueva especie en honor a Baret: Solanum baretiae. Ésta es la aportación de Tepe al reconocimiento a la labor científica de Jeanne Baret.
La Solanum baretiae es una planta endémica de la zona de Amotape-Huancabamba, en el sur de Ecuador y el norte de Perú.
Tepe pudo conocer a fondo la historia de Baret gracias a Glynis Ridley, autora del libro "The Discovery of Jeanne Baret" (Crown, 2010).

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