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El agua líquida es una necesidad para la vida sobre la Tierra. Pero en otros
mundos mucho más fríos, la vida podría existir más allá de las fronteras de la
química basada en el agua. Tomando un enfoque que se atiene a los fundamentos científicos pero que a la
vez es imaginativo, un equipo interdisciplinario de científicos especializados
en bioquímica y astronomía de la Universidad Cornell en Ithaca, Nueva York,
Estados Unidos, ofrece una especie de “retrato robot” (“retrato hablado”) sobre
cómo debería ser la estructura bioquímica de una célula extraterrestre capaz de
formarse en el medio químico de Titán, la luna gigante del planeta Saturno, y de
funcionar bajo las condiciones imperantes en ese satélite, que incluyen una
temperatura mucho más fría que la más gélida de la Tierra, así como mares que, a
diferencia de los de la Tierra, no son de agua sino de metano líquido.
Una representación de un azotosoma de 9 nanómetros, aproximadamente el tamaño de un virus, con una parte de la membrana recortada para mostrar el interior hueco. (Imagen: James Stevenson)
Los autores del nuevo estudio emplearon un método de dinámica molecular que
revisó todas las opciones químicas plausibles y comprobó en cada uno de los
compuestos derivados del metano preseleccionados como candidatos su potencial
para autoensamblarse en estructuras parecidas a membranas.
El resultado de esta minuciosa exploración de posibilidades teóricas es que
Titán podría albergar células adaptadas al metano y libres de oxígeno, capaces
de metabolizar, reproducirse y hacer todo lo básico que la vida hace en la
Tierra.
La membrana de la célula cuya existencia teórica James Stevenson, Jonathan
Lunine y Paulette Clancy consideran viable está compuesta por pequeños
compuestos orgánicos de nitrógeno y es capaz de funcionar en el metano líquido,
a temperaturas de 180 grados centígrados bajo cero (292 grados Fahrenheit bajo
cero).
Lunine es un experto en las lunas de Saturno y miembro del equipo científico
de la misión Cassini-Huygens que descubrió los mares de metano y etano en
Titán.
En la Tierra, la vida está basada en la membrana con bicapa de fosfolípidos,
la vesícula fuerte y permeable basada en agua que alberga la materia orgánica de
cada célula. A la vesícula hecha de tal membrana se la llama liposoma. Así pues,
muchos astrónomos buscan vida en lo que se llama la zona orbital habitable, la
estrecha banda alrededor de un sol en la que el calor recibido de este permite
la existencia de agua líquida en la superficie de un eventual planeta. Pero,
¿qué pasa si las células no dependen del agua, sino del metano, que tiene un
punto de congelación mucho más bajo? La respuesta a esta crucial pregunta nos
lleva a asumir que podría haber vida también más allá del límite exterior de esa
zona orbital habitable.
Los autores del nuevo estudio han bautizado su teórica membrana celular como
“azotosoma”.
El azotosoma está hecho de moléculas de nitrógeno, carbono e hidrógeno, que
se sabe existen en los mares criogénicos de Titán, pero muestra la misma
estabilidad y flexibilidad que tiene su homólogo, el liposoma terrestre.
Stevenson confiesa que se inspiró en parte en el escritor de ciencia-ficción
y divulgador científico Isaac Asimov, quien escribió sobre un concepto de vida
no basada en el agua en un ensayo de 1962.
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