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El final de la última edad de hielo fue también el de una era dominada por
grandes bestias terrestres, muchas de las cuales probablemente inspiraron a
criaturas de la mitología humana. Durante un periodo de unos cien mil años que
culminó con el citado fin de la era glacial, esos mamíferos gigantes se
extinguieron. ¿Por qué?
Reconstrucción de mamut lanudo. (Imagen: NPS)
La causa de su extinción es un misterio sobre el que se ha debatido mucho. A
través de los años, van sucediéndose estudios que respaldan a alguna de las
teorías más aceptadas.
Una de las dos teorías principales es que esas bestias desaparecieron porque
no lograron adaptarse a los cambios ambientales provocados por el cambio
climático global natural de aquella época.
La otra es que fueron cazados hasta la extinción por el Ser Humano, en lo que
reflejaría su paulatino ascenso a la categoría de Depredador Supremo del
planeta, gracias a su inteligencia y a sus avances tecnológicos, y en el marco
de su lucha por la supervivencia. Tener que cazar para comer y sobrevivir en
épocas y lugares donde apenas había otras alternativas de alimentación acabó
convirtiendo a nuestros antepasados en depredadores consumados y más peligrosos
que esas propias bestias. E incluso su acción depredadora pudo extenderse a las
aguas marinas costeras, tal como sugirió un estudio sobre el cual los redactores
de NCYT hablamos en un artículo (http://www.amazings.com/ciencia/noticias/020801a.html)
publicado el 2 de agosto de 2001. Según las conclusiones de aquella
investigación, nuestros ancestros no sólo cazaron hasta la extinción a muchos
animales de tierra firme, sino que acabaron asimismo con buena parte de la
megafauna marina.
También se ha defendido la idea de que ambas presiones, la ambiental y la de
depredación, son culpables a partes iguales de la extinción de la megafauna.
Ahora, un nuevo estudio apunta, de forma inequívoca según sus autores, a la
caza ejercida por el Hombre como la causa principal de la extinción en masa de
grandes animales por todo el mundo durante ese periodo de cien mil años que
esencialmente terminó al mismo tiempo que lo hizo la Era Glacial.
Christopher Sandom, Søren Faurby, Jens-Christian Svenning y Brody Sandel, de
la Universidad de Aarhus en Dinamarca, han llevado a cabo el primer análisis
global de la extinción de los grandes mamíferos terrestres, y la conclusión es
clara: Los humanos del pasado, a través de la sobrecaza, tienen la culpa.
Los seres humanos anatómicamente modernos se expandieron desde África hacia
el resto del mundo durante el transcurso de los poco más de 100.000 años
últimos, y eso concuerda con la desaparición de la megafauna de cada continente,
culminando esencialmente con el fin de la era glacial pero prolongándose hasta
hace unos mil años en aquellas zonas del planeta a las que el Ser Humano llegó
tardíamente. Dicho de forma simple, nuestros antepasados exterminaron muchas de
las especies de grandes animales a su llegada a los nuevos continentes o
islas.
En su estudio, los investigadores realizaron un minucioso análisis global,
pionero en muchos aspectos, de todos los mamíferos con un peso corporal de al
menos 10 kilogramos que existieron durante el período que va de 132.000 a 1.000
años atrás.
Los investigadores encontraron que un total de 177 especies de grandes
mamíferos desaparecieron durante este período, una pérdida enorme en la escala
evolutiva del tiempo. África perdió “sólo” 18 especies, y Europa 19, mientras
que Asia perdió 38, Australia y su zona circundante 26, Norteamérica 43 y
Sudamérica 62.
La extinción de grandes animales ocurrió en prácticamente todas las zonas
climáticas, y afectó a especies adaptadas al frío como los mamuts lanudos, a
especies de zonas templadas como el elefante de bosque y el ciervo gigante, y a
especies tropicales incluyendo perezosos gigantes y búfalos gigantes. La
extinción de especies se registró en casi cada continente, si bien un número
especialmente grande de se extinguió en América del Norte y del Sur, donde
desaparecieron animales como los tigres Dientes de Sable, los mastodontes, los
perezosos gigantes y los armadillos gigantes, y en Australia, que perdió
animales como el canguro gigante, el wombat gigante y el león marsupial. Hubo
asimismo pérdidas bastante graves en Europa y Asia, incluyendo especies de
elefantes, rinocerontes y ciervos gigantes.
Los resultados muestran que la correlación entre el cambio climático natural
(es decir, la variación de la temperatura y la precipitación por la alternancia
entre eras glaciales y periodos interglaciales) y la pérdida de megafauna es
débil, y que sólo puede verse con alguna relevancia en una subregión: Eurasia.
La importante pérdida de megafauna en todo el mundo no puede por tanto
explicarse por el cambio climático.
Por otro lado, los resultados muestran una correlación muy estrecha entre la
extinción y la historia de la expansión humana. Los autores del nuevo estudio
han encontrado reiteradamente índices de extinción muy grandes en áreas donde no
había habido contacto entre la fauna y el Ser Humano, y que de pronto se vieron
colonizadas por humanos anatómicamente modernos (Homo sapiens) del todo
desarrollados como tales.
En definitiva, el análisis geográfico de los investigadores señala claramente
a los humanos como la causa principal de la pérdida de la mayor parte de los
mamíferos de la megafauna.
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