miércoles, 25 de junio de 2014

COMPARTIR COMIDA ENTRE HERMANOS EN VEZ DE COMPETIR POR ELLA, COOPERACIÓN FAMILIAR EN LA TIJERETA

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Algunos animales son de vida solitaria y ni siquiera viven en familia. Otros, como por ejemplo humanos, hormigas y abejas, formamos sociedades. Parece evidente que el concepto de familia sirvió de puente entre la vida solitaria y la vida en sociedad, pero ¿cómo exactamente?

Una tijereta hembra ocupándose de limpiar y transportar a sus crías. (Foto: Joël Meunier)

La cooperación entre hermanos en familias del insecto conocido popularmente con nombres como tijereta o cortapicos ha aportado en una investigación reciente algunas claves para avanzar en el esclarecimiento de esta incógnita.
El equipo de Joël Meunier, de la Universidad Johannes Gutenberg en la ciudad alemana de Maguncia, y Janine W. Y. Wong, de la Universidad de Basilea en Suiza, ha investigado la conducta de cada grupo de hermanos en 125 familias de la tijereta de la especie Forficula auricularia.
Los hermanos de una misma camada de esta especie animal, a diferencia de lo que ocurre en otras especies en las cuales las crías compiten entre sí para obtener la mayor cantidad posible de alimento, comparten la comida disponible, especialmente cuando la madre no está presente.
Hasta ahora se había estudiado poco a los insectos en relación a la conducta de cooperación entre hermanos, salvo en el caso de especies de clara vida social como son por ejemplo las hormigas y las abejas.
En otoño, las tijeretas hembras ponen un promedio de entre 40 y 45 huevos, y permanecen junto a ellos durante el invierno. Las madres vigilan los huevos y los mantienen limpios, impidiendo por ejemplo que los hongos se aposenten en ellos, y los transportan de un lado a otro si es necesario. Una vez que las crías emergen de los huevos, permanecen en el refugio durante algunas semanas, en compañía de su madre, aunque ya no necesitan la presencia de ésta para sobrevivir. De hecho, las crías podrían abandonar la unidad familiar tan pronto como salen del huevo y cuidar de sí mismas desde ese momento.
Los autores del nuevo estudio suministraron comida a las 125 familias de tijereta y observaron cómo los hermanos se dividían la comida. Comprobaron que los hermanos tienen una conducta cooperativa y comparten la comida, y que este comportamiento aparece con mucha más frecuencia cuando la madre no está presente y no es ella quien los alimenta.
Este aspecto muy pasado por alto anteriormente de la cooperación entre hermanos posiblemente sea uno de los factores clave que estimularon la transición de una vida solitaria a una social.

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