jueves, 31 de diciembre de 2015

LA GRAN INFLUENCIA DEL TACTO EN EL CAMBIO DE SEXO DE CIERTOS CARACOLES

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En algunas especies animales, los individuos pueden cambiar de sexo en algún momento de sus vidas, después de alcanzar un cierto tamaño. Algunos caracoles empiezan sus vidas como machos y se convierten en hembras a medida que crecen. Un nuevo estudio muestra que cuando se mantienen juntos dos machos y estos se pueden tocar entre sí, el mayor se transforma antes en hembra, y el más pequeño lo hace más tarde. El contacto, en vez de sustancias liberadas en el agua, es necesario para que el efecto se produzca. Esto ha constituido toda una sorpresa, ya que se asumía que los caracoles se valdrían de señales propagadas a través de agua para percatarse de la presencia de congéneres de uno y otro sexo.

El contacto táctil, en vez de señales químicas liberadas en el agua, promueve el cambio de sexo en los caracoles de la especie Crepidula marginalis, mostrados aquí en su hábitat natural intermareal. (Foto: Rachel Collin, STRI)

El hallazgo es obra del equipo de Rachel Collin, del Instituto Smithsoniano de Investigación Tropical (STRI) en Panamá.
Los caracoles Crepidula cf. marginalis viven bajo rocas en áreas intermareales a lo largo de la costa, filtrando plancton y otras partículas del agua para obtener alimentos. Aunque pueden vivir solos, es común hallarlos en parejas o tríos, que constan de una hembra grande con uno o dos machos más pequeños aposentados sobre su concha.
El macho de esta clase de caracol posee un pene enorme (a veces tan largo como todo su cuerpo) que emerge del lado derecho de su cabeza. Este aparato reproductor alargado es necesario para que pueda extenderse alrededor y bajo la concha de la hembra hasta alcanzar su apertura genital. Cuando un caracol cambia de sexo, el pene se contrae gradualmente y acaba desapareciendo al mismo tiempo que se desarrollan los órganos femeninos. Se cree que este tipo de cambio de sexo es ventajoso porque los animales grandes pueden producir cantidades más grandes de óvulos como hembras, mientras que los pequeños son aún capaces, siendo machos, de producir esperma en cantidades suficientes. Esto último requiere mucha menos energía que producir óvulos.
En experimentos, se mantuvo a dos machos que diferían ligeramente de tamaño en pequeñas tazas que contenían agua de mar. En algunas tazas se les permitió estar en contacto, mientras que en otras una barrera de malla los mantuvo apartados, permitiendo en cambio el paso de agua. Los caracoles más grandes en las parejas en las que había contacto directo entre individuos crecieron más rápidamente y se transformaron antes en hembras que aquellos de las parejas en las que los individuos se mantuvieron separados uno del otro. Además, el individuo más pequeño de cada pareja en la que ambos miembros estaban en contacto físico retrasó su cambio de sexo en comparación con a las parejas en las que los sujetos estaban separados uno del otro por la malla.

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