miércoles, 12 de febrero de 2014

ACLARANDO EL MISTERIO HISTÓRICO DEL TAMAÑO DE LA VIDA

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¿Por qué, una vez surgida la vida pluricelular, el tamaño de muchas de las nuevas especies comenzó a incrementarse de manera sistemática? ¿Qué ventaja ofreció este aumento en el tamaño?

El enigma de por qué, una vez surgida la vida pluricelular, el tamaño de muchas de las nuevas especies comenzó a incrementarse de manera sistemática, parece que se ha resuelto. La ilustración es una recreación artística de algunas de aquellas primeras formas de vida acuáticas. (Imagen: Amazings / NCYT / JMC)

A fin de intentar ayudar a responder esa pregunta, el equipo de David Jacobs, de la Universidad de California en la ciudad estadounidense de Los Ángeles (UCLA), examinó los vestigios fósiles de las primeras comunidades de organismos multicelulares grandes de las que se tiene conocimiento por el registro fósil.
Estos científicos, de la citada universidad así como de otras instituciones en Estados Unidos, Canadá y Australia, utilizaron una novedosa aplicación práctica de las técnicas de modelado, en una amplia gama de escalas, para intentar vislumbrar los procesos que intervinieron en esta intrigante fase de la evolución de la vida en la Tierra, una fase que comenzó en el medio acuático, donde se forjó la vida compleja, y específicamente a gran profundidad en el océano de hace 580 millones de años.
El estudio revela que un incremento en el tamaño proporcionó un mejor acceso al flujo oceánico portador de nutrientes, dando una ventaja a los eucariotas pluricelulares que existían antes de la explosión cámbrica de la vida animal.
La investigación fue inspirada por un congreso del Instituto de Astrobiología de la NASA, celebrado en Terranova, Canadá, un lugar célebre en paleontología por albergar, en superficies rocosas a lo largo de la costa, los restos de las comunidades fósiles más antiguas conocidas de grandes organismos pluricelulares colectivamente llamados rangeomorfos.
Estas criaturas exóticas, con forma que recuerda a la de una pluma o un cepillo, tenían tamaños muy variados, midiendo desde varios milímetros hasta decenas de centímetros de altura.
Estos rangeomorfos no podían beneficiarse de la fotosíntesis, dado que vivían a profundidades extremas, donde la luz no podía llegar. Sus complejas superficies sugieren que absorbían nutrientes disueltos, directamente del agua, lo que plantea la cuestión de cómo los rangeomorfos compitieron con las bacterias de aquella época, también especializadas en la absorción de nutrientes del agua de mar.
Averiguar las ventajas que los rangeomorfos tuvieron sobre las bacterias, gracias a crecer hasta tamaños muy superiores a los de ellas, podría ayudar a los científicos a descubrir qué fue exactamente lo que condujo hacia la evolución de las primeras comunidades de grandes formas de vida recogidas en el registro fósil.
Una ventaja, quizás la más importante, parece que ha sido descubierta ya por los autores del nuevo estudio. Jacobs y sus colaboradores han determinado que los rangeomorfos disfrutaban de una ventaja al crecer lo suficiente en sentido vertical en el fondo marino, ya que eso les exponía a un mayor flujo, incrementando así su captación de nutrientes.

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