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Aunque en diversos estudios científicos se habían emitido con anterioridad hipótesis sobre enormes impactos antiguos, mucho mayores que el que pudo eliminar a los dinosaurios hace 65 millones de años, un nuevo estudio revela ahora la potencia y escala de un evento cataclísmico de hace 3.260 millones de años, que se piensa creó en una región de Sudáfrica las estructuras geológicas conocidas como cinturón de rocas verdes de Barberton.
Una representación gráfica del tamaño del asteroide que se cree mató a los dinosaurios, y el cráter que creó, comparados con el asteroide que se piensa golpeó la Tierra hace 3.260 millones de años y el tamaño del cráter que pudo generar. (Imágenes: American Geophysical Union)
La reconstrucción de los hechos es sin duda impresionante:
Un asteroide entre tres y cinco veces más grande que el caído hace unos 65 millones de años (a cuyo impacto se le atribuye el inicio de la catástrofe que extinguió a los dinosaurios). La colisión crea un cráter en la corteza terrestre de casi 500 kilómetros (unas 300 millas), hasta dos veces y media mayor que el diámetro del agujero que se formó por el asteroide que probablemente mató a los dinosaurios. Ondas sísmicas mayores que cualquier terremoto registrado hacen temblar el planeta durante una media hora, unas seis veces más tiempo que el enorme terremoto que golpeó Japón hace tres años. El impacto levanta también tsunamis mucho más grandes que el que siguió al terremoto japonés.
El gigantesco objeto que impactó, de entre 37 y 58 kilómetros de diámetro (de 23 a 36 millas), colisionó con el planeta a una velocidad de 20 kilómetros por segundo (12 millas por segundo). La sacudida, mayor que la de un terremoto de magnitud 10,8, propulsó ondas sísmicas a cientos de kilómetros a través de la Tierra, rompiendo rocas y generando o gestando otros terremotos grandes. Tsunamis mucho mayores que los peores de la historia reciente barrieron los océanos que cubrían la mayor parte de la Tierra en esa época.
El físico Norman Sleep y el geólogo Donald Lowe, ambos de la Universidad de Stanford en California, Estados Unidos, han basado su trabajo de reconstrucción en análisis de formaciones rocosas delatadoras que el segundo descubrió en el cinturón de rocas verdes de Barberton hace una década. La estructura de esas formaciones rocosas denotaba la acción del impacto de un asteroide.
La nueva investigación modela por vez primera cuán grande fue el asteroide y qué efecto tuvo sobre el planeta, incluyendo la posible iniciación de un sistema de placas tectónicas más moderno.
El estudio representa la primera vez que los científicos han cartografiado de esta forma un impacto que ocurrió hace más de 3.000 millones de años, y es una de las primeras veces que se logra modelar con este nivel de detalle un impacto sucedido durante aquel período remoto de la evolución geológica de la Tierra.
El estudio representa la primera vez que los científicos han cartografiado de esta forma un impacto que ocurrió hace más de 3.000 millones de años, y es una de las primeras veces que se logra modelar con este nivel de detalle un impacto sucedido durante aquel período remoto de la evolución geológica de la Tierra.
El impacto debió ser catastrófico para el medio ambiente en la superficie de la Tierra. El choque más pequeño del asteroide al que se culpa de exterminar a los dinosaurios se estima que liberó 1.000 millones de veces más energía que las bombas atómicas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki. La colisión más antigua que ahora está saliendo a la luz liberó mucha más energía.
Según la reconstrucción, el cielo se volvió rojo por el calor, la atmósfera se llenó de polvo y la superficie de los océanos hirvió literalmente. El impacto envió a la atmósfera una ráfaga colosal de roca vaporizada, que dio la vuelta al globo y se condensó en gotas líquidas a modo de magma volcánico, antes de solidificarse y caer al suelo.
Según la reconstrucción, el cielo se volvió rojo por el calor, la atmósfera se llenó de polvo y la superficie de los océanos hirvió literalmente. El impacto envió a la atmósfera una ráfaga colosal de roca vaporizada, que dio la vuelta al globo y se condensó en gotas líquidas a modo de magma volcánico, antes de solidificarse y caer al suelo.
El impacto pudo ser originado por alguno de las docenas de asteroides enormes que los científicos creen golpearon la Tierra durante la fase final del período llamado Bombardeo Intenso Tardío, que tuvo sus últimos pero funestos coletazos hace unos 3.000 millones de años.
Muchos de los lugares donde aterrizaron esos asteroides fueron destruidos por la erosión, el movimiento de la corteza terrestre y otras fuerzas a medida que la Tierra evolucionaba, pero los geólogos han encontrado un puñado de áreas en Sudáfrica y Australia Occidental que aún guardan pruebas de esos impactos que ocurrieron hace entre 3.230 y 3.470 millones de años. Los autores del nuevo estudio piensan que el asteroide tocó tierra a miles de kilómetros de distancia del cinturón de rocas verdes de Barberton, aunque no pueden identificar el lugar exacto.
El cinturón de rocas verdes de Barberton es un área de 100 kilómetros (62 millas) de largo y 60 kilómetros (37 millas) de ancho que se sitúa al este de Johannesburgo, cerca de la frontera con Suazilandia. Contiene algunas de las rocas más antiguas del planeta.
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