viernes, 6 de abril de 2012

ESTRATEGIA DE ATAQUE EN UNA COMPLEJA GUERRA DE AVISPAS, ÁFIDOS, BACTERIAS Y VIRUS

noticiasdelaciencia.com

Una nueva investigación revela algunos de los entresijos de una compleja guerra entre avispas y áfidos, que incluye parasitación de múltiples niveles, en lo que parece una muñeca rusa (una matrioska) biológica: Una bacteria que vive dentro de un áfido, un virus que infecta a esa bacteria, y una avispa parásita que pone sus huevos en el áfido.


Una avispa y su víctima. (Foto: Alex Wild)

Procedente de Europa, el áfido del guisante (Acyrthosiphon pisum) se instaló en América del Norte hace tiempo, propagándose dañinamente por los cultivos de guisante y de otras legumbres. Más tarde, se introdujo a la avispa parásita Aphidius ervi como agente biológico natural de ataque contra el áfido, en un intento de mantener la plaga bajo control.
La avispa pone un huevo dentro del áfido, y del huevo nace una larva que se cría dentro de este áfido. La larva usa al áfido, todavía vivo, como fuente de alimento, y con el tiempo se transforma dentro de éste en crisálida y emerge como una avispa madura completamente formada.
Sin embargo, el áfido no está indefenso. La bacteria Hamiltonella defensa y su bacteriófago asociado, llamado APSE, lo defienden. Los bacteriófagos son virus que infectan exclusivamente a bacterias.
Las bacterias con su bacteriófago flotan en la hemolinfa (la "sangre") del áfido, y también se aposentan en células especializadas que el áfido tiene para alojar a sus simbiontes. Además de conferirle una mayor resistencia al estrés por calor, el principal trabajo de las bacterias y sus bacteriófagos parece ser proteger al áfido contra las avispas parásitas.
Las avispas también ponen sus huevos dentro de los áfidos que tienen bacterias simbiontes, pero las larvas que nacen de esos huevos no son capaces de desarrollarse con normalidad.
El equipo de la entomóloga Martha (Molly) Hunter, de la Universidad de Arizona, se propuso investigar qué tácticas podían usar las avispas para vencer a la estrategia simbiótica de defensa de los áfidos.
Los investigadores han descubierto que las avispas parásitas pueden detectar si el áfido en el que pretenden poner sus huevos está protegido por bacterias Hamiltonella infectadas por el virus APSE. El equipo comprobó que las avispas que ponían dos huevos en los áfidos infectados por la bacteria y el bacteriófago tenían perspectivas de éxito mucho mejores para lograr crías vivas. Sin embargo, poner dos huevos en áfidos no infectados tenía poco efecto en la cantidad de avispas supervivientes, ya que de todos modos sólo una avispa puede completar su desarrollo en cada áfido. Esto sugiere que tener el doble de la cantidad de factores secretados por las avispas en desarrollo vence a la protección brindada por la infección bacteriana, y es una adaptación para asegurar que sobreviva una avispa al costo de dos. Las avispas tienden a aplicar la mejor estrategia para cada caso.
En la investigación también han trabajado Judith Becerra, ecóloga química de la Universidad de Arizona, y Kerry Oliver, actualmente en la Universidad de Georgia, Estados Unidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario