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En octubre de 2004, una excavación que sacó a la luz restos esqueléticos
fragmentarios en la isla indonesia de Flores dio lugar a lo que se calificó como
"el más importante hallazgo de los últimos cien años en el campo de la evolución
humana". Sus descubridores le dieron el nombre de Homo floresiensis, al asumir
que se trataba de una especie de humano previamente desconocida, que vivió hace
15.000 años. Debido a la estatura estimada de un metro de altura a edad adulta,
al Homo floresiensis a menudo se le llama popularmente "Hobbit", en referencia a
la especie ficticia del mismo nombre, obra del novelista J.R.R. Tolkien. El
supuesto Homo floresiensis parece ser además un caso único de humano arcaico
sobreviviendo en una época relativamente reciente, cuando neandertales y
denisovanos (primos evolutivos del Hombre anatómicamente moderno) ya llevaban
miles de años extintos.
El LB1 visto de tres modos diferentes para poder
apreciar mejor la asimetría facial. A es el espécimen real, B es el lado derecho
duplicado, y C es el lado izquierdo duplicado. Son claras las diferencias entre
las arquitectura facial de la derecha y la de la izquierda, e ilustran
anomalías de crecimiento del sujeto conocido como LB1. (Imagen: A: E. Indriati.
B y C: D.W. Frayer)
En la comunidad científica, el hallazgo del Homo floresiensis se viene
debatiendo muy acaloradamente, habiéndose llegado en algunos casos muy cerca de
la descalificación personal y hasta del insulto. A lo largo de estos años, los
redactores de NCYT de Amazings hemos escrito numerosos artículos exponiendo la
situación de cada fase de la "guerra" entre ambos bandos, una situación que
suele alternar abruptamente entre la demostración por unos científicos de que el
Homo floresiensis es una especie nueva, y la demostración por parte de otros de
que no lo es, y así sucesivamente. Uno de los estudios más enérgicos de este
segundo tipo fue el que divulgamos en un artículo (http://www.amazings.com/ciencia/noticias/290906b.html)
publicado el 29 de septiembre de 2006, al que titulamos elocuentemente con la
conclusión esgrimida por los autores de aquel estudio: "El Homo Floresiensis No
Existió". Un ejemplo de signo contrario es el recogido en nuestro artículo (http://www.amazings.com/ciencia/noticias/110305b.html)
publicado el 11 de marzo de 2005 y con un título diametralmente opuesto al del
otro: "El Pequeño "Hobbit", Nueva Rama del Árbol Humano".
Ahora, la última palabra vuelven a decirla los detractores de la teoría de la
nueva especie. Un nuevo reanálisis detallado realizado por el equipo
internacional de Robert B. Eckhardt, profesor de evolución y genética del
desarrollo en la Universidad Estatal de Pensilvania en University Park, Estados
Unidos, Maciej Henneberg, profesor de anatomía y patología en la Universidad de
Adelaida en Australia, y Kenneth Hsü, geólogo y paleoclimatólogo de los
Institutos Nacionales de Ciencias de la Tierra en Pekín, China, sugiere que el
único espécimen sobre el que se sustenta la nueva designación, conocido como
LB1, no representa una nueva especie. Al contrario, todo apunta a que se trata
del esqueleto de un humano desarrollado de forma anormal y que, según los
investigadores, contiene características importantes que encajan con un
diagnóstico de síndrome de Down.
“Cuando vimos por primera vez los huesos, varios de nosotros nos percatamos
de inmediato de la presencia de un trastorno en el desarrollo”, explica
Eckhardt. “Con los años, varias líneas de evidencias han convergido hacia el
síndrome de Down”.
El indicador más claro, según los autores del nuevo estudio, es la asimetría
craneofacial, una falta acentuada de coincidencia entre los lados izquierdo y
derecho del cráneo, que es típica de este y otros trastornos. Otros indicios se
han ido agregando en los últimos tiempos, y el análisis que de todo ello hacen
los autores del nuevo estudio les lleva a la citada conclusión de que el
individuo catalogado como un ejemplar de Homo floresiensis era en realidad un
humano convencional aquejado de síndrome de Down.
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