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Hace unos 400 millones de años, un grupo de peces comenzó a explorar la
superficie terrestre y se convirtieron en los primeros tetrápodos –animales
vertebrados con cuatro extremidades como los actuales anfibios, reptiles,
mamíferos y aves–. Sin embargo, cómo utilizaban sus cuerpos y sus aletas estos
peces primitivos en un ambiente terrestre y qué procesos evolutivos estaban en
juego, sigue siendo un misterio para los científicos.
Bichir de senegal (Polypterus senegalus). (Foto: SINC)
Ahora, investigadores de la Universidad McGill (Canadá) han publicado en la
revista Nature un experimento con un pez africano denominado bichir de Senegal
(Polypterus senegalus).
Los científicos seleccionaron un grupo de ejemplares juveniles de estos peces
y los forzaron a vivir en condiciones similares a las terrestres durante ocho
meses –en un tanque de aproximadamente tres milímetros de agua–. Los resultados
indican que estos animales manifestaron cambios anatómicos y conductuales
significativos, lo que ayuda a comprender qué podría haber sucedido cuando los
primeros peces trataron de salir del agua.
"Queríamos utilizar este mecanismo para ver qué nuevas anatomías y
comportamientos podíamos desencadenar, y si coinciden con lo que conocemos de
los registros fósiles”, explica Emily Standen, que dirigió el proyecto en la
Universidad McGill y actualmente trabaja en la Universidad de Ottawa
(Canadá).
Los peces del experimento que se expusieron a condiciones parecidas a las
terrestres aprendieron a caminar con mayor eficacia –colocando sus aletas cerca
del cuerpo–, llevaban la cabeza más alta y se movían más rápido.
“Anatómicamente, su esqueleto pectoral se hizo más alargado, posiblemente
para aumentar el apoyo al caminar, y disminuyeron el contacto con el cráneo para
permitir potencialmente mayor movimiento de la cabeza y cuello", asegura Trina
Du, coautora del estudio.
Este es el primer ejemplo que demuestra que la plasticidad pudo haber facilitado una transición evolutiva a gran escala, primero con un acceso a nuevas anatomías y comportamientos, y más tarde consolidándolos genéticamente por selección natural.
Este es el primer ejemplo que demuestra que la plasticidad pudo haber facilitado una transición evolutiva a gran escala, primero con un acceso a nuevas anatomías y comportamientos, y más tarde consolidándolos genéticamente por selección natural.
"Debido a que muchos de los cambios anatómicos reflejan el registro fósil,
podemos formular la hipótesis de que esta alteración del comportamiento que
vemos también revela lo que pudo haber ocurrido cuando los peces primitivos
caminaron por primera vez con sus aletas en la tierra", concluye Hans Larsson,
de la cátedra de investigación en macroevolución de la Universidad McGill y
profesor asociado en el Museo Redpath (Montreal, Canadá). (Fuente: SINC)
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