viernes, 7 de junio de 2013

CÓMO LAS BACTERIAS SE ORGANIZAN PARA FORMAR COLONIAS

noticiasdelaciencia.com
 
Al igual que personas atraídas por ciudades, las bacterias utilizan rutas ya establecidas y se organizan en colonias grandes, según un nuevo estudio.
Esta investigación podría ayudar a combatir infecciones bacterianas que no ceden ante fármacos potentes.


Al igual que personas atraídas por las comodidades de las ciudades, las bacterias utilizan rutas ya establecidas para congregarse en sitios muy transitados y se organizan en colonias grandes, de un modo que recuerda al proceso espontáneo de creación de una ciudad en un sitio despoblado, a partir, por ejemplo, de la construcción de una carretera o una línea de ferrocarril, como sucedió en muchas ciudades de Estados Unidos, nacidas con la expansión del ferrocarril. (Imagen: Amazings / NCYT / JMC)
 
Las bacterias de una superficie a menudo se organizan en comunidades muy resistentes conocidas como biopelículas o biofilms.
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), la del Noroeste y la de Washington, las tres en Estados Unidos, es el primero en identificar la estrategia mediante la cual las bacterias consiguen formar las microcolonias que se convierten en biofilms, grandes urbes microbianas que pueden causar infecciones letales.
Las bacterias de los biofilms se comportan de manera muy diferente a las bacterias no organizadas. Dentro de los biofilms, las bacterias cambian sus patrones de expresión genética y se vuelven mucho más resistentes a los antibióticos y a las defensas inmunitarias del organismo invadido que las bacterias no organizadas, porque se agrupan de un modo que las beneficia, estando protegidas por una matriz de proteínas, ADN y moléculas largas de azúcares similares a cadenas llamadas polisacáridos.
El equipo de Gerard Wong de la UCLA, Erik Luijten de la Universidad del Noroeste y Matthew R. Parsek de la Universidad de Washington, ha esclarecido el enigma de cómo exactamente se inicia la formación de biofilms bacterianos. Para la investigación han desarrollado algoritmos que describen los movimientos de las diferentes cepas de la bacteria Pseudomonas aeruginosa y han realizado simulaciones por ordenador para trazar mapas con los movimientos de las bacterias. La P. aeruginosa puede causar infecciones difíciles de tratar y capaces de provocar la muerte del paciente.
Sorprendentemente, los investigadores constataron que las bacterias individuales que inician la formación de microcolonias no tienen cualidades inherentes especiales. A medida que las bacterias se mueven por una superficie, dejan rastros que incluyen compuestos de un tipo específico de polisacárido llamado Psl. Algunas de las bacterias permanecen fijas en su posición. Pero otras se mueven por la superficie de aquí para allá, aparentemente al azar, pero dejando un rastro que influye luego en el comportamiento de otras bacterias que encuentran ese rastro.
Las bacterias que llegan posteriormente también dejan rastros, pero sus movimientos tienden a estar guiados por los rastros que dejaron las primeras bacterias. Esta red de rastros, a modo de red de carreteras que facilita la instalación de nuevas infraestructuras en un sitio no urbanizado, hasta construir finalmente una ciudad, crea un proceso de realimentación positiva y permite que las bacterias se organicen en microcolonias que se convierten en biofilms, las grandes metrópolis bacterianas.
En la investigación también han trabajado Kun Zhao de la UCLA y Boo Shan Tseng de la Universidad de Washington.

jueves, 6 de junio de 2013

LA ALIMENTACIÓN QUE HIZO POSIBLE UN SALTO EVOLUTIVO HUMANO HACE DOS MILLONES DE AÑOS

noticiasdelaciencia.com
 
En "2001, una odisea del espacio", se buceaba en ciertos hechos decisivos del pasado de la especie humana que pudieron repetirse en diversos lugares y épocas. Si desestimamos la intervención alienígena expuesta en esa novela y película de ciencia-ficción, nos queda una crónica casi igual de fascinante.


Un hueso de pata de un pequeño antílope con marcas de cortes, lo que indica que esos humanos ya eran capaces de valerse de herramientas con las que extraer y aprovechar toda la carne de sus presas. (Foto: Cortesía de la Universidad Baylor)

Un día, un homínido, tuvo la idea de aferrar una piedra, hueso u otro objeto contundente, y dar golpes con él en vez de con sus manos desnudas. Y eso le permitió defenderse mejor de las fieras que le acechaban y convertirse él mismo en un depredador mucho más eficaz de lo que había sido hasta entonces, pasando a incorporar en su dieta cantidades mucho mayores de carne, lo que a su vez elevó sus reservas energéticas y de nutrientes, permitió que su cerebro creciera más, y acabó convirtiendo a sus descendientes en la especie más inteligente de la Tierra.
Una reciente investigación ha sacado a la luz nuevos y reveladores datos sobre la dieta y las estrategias para obtener alimento de algunos de nuestros primeros ancestros en África, y las conclusiones harán rememorar a más de uno esas escenas carismáticas de la citada película en las cuales se presentaba el arranque en el kilómetro cero de la tecnología humana y cómo unos homínidos aprendieron a usar armas para cazar y para defenderse.
Hace unos dos millones de años, los homínidos de Oldowan, muy primitivos en comparación con el Ser Humano actual, pero capaces de fabricar utensilios de piedra, empezaron a mostrar diversas adaptaciones fisiológicas y ecológicas de suma importancia que a la fuerza tuvieron que requerir de ellos un consumo diario de calorías y proteínas muy superior al que hasta entonces venían teniendo. Entre las cosas que requirieron un incremento notable en su gasto cotidiano de energía y nutrientes, figuraron un aumento en el tamaño del cerebro y en el del cuerpo, una mayor inversión de esfuerzos y recursos en su prole, y una significativa expansión de su círculo familiar. Cómo estos humanos arcaicos obtuvieron los recursos alimenticios extra que necesitaban para adaptarse a esos cambios, ha sido objeto de intensos debates entre los científicos.
Un estudio reciente dirigido por el antropólogo Joseph Ferraro, profesor de la Universidad Baylor en Waco, Texas, Estados Unidos, ofrece nuevos y reveladores datos en este tema de debate. La información proviene de evidencias arqueológicas halladas en el yacimiento de Kanjera Sur, en Kenia.
Situado a orillas del lago Victoria, este yacimiento, de unos dos millones de años de antigüedad, contiene tres grandes capas, bien conservadas, y claramente reconocibles, de restos de animales. El equipo de investigación trabajó en el yacimiento durante más de una década, extrayendo miles de huesos de animales y herramientas rudimentarias de piedra.
Según los investigadores, los homínidos de Kanjera Sur lograron satisfacer sus nuevos requerimientos energéticos recurriendo a un mayor consumo de carne. Específicamente, el registro arqueológico en Kanjera Sur muestra que los homínidos alcanzaron un nivel más alto de nutrición por carne al volverse cazadores muy activos y también carroñeros eficaces gracias a su incipiente tecnología. Kanjera Sur muestra las evidencias arqueológicas más antiguas conocidas de estos comportamientos en el Ser Humano.
Por otra parte, el nuevo estudio parece que va a resolver de modo definitivo el debate "cazador versus carroñero" en el campo de la arqueología paleolítica. El registro arqueológico en Kanjera Sur muestra que, al menos en el caso de los homínidos de Oldowan, ambas conductas coexistían. La carne, si era suficientemente comestible, era valiosa, sin importar si era producto de la caza propia o de la muerte del animal por otras causas.
Pero lo que quizá resalta más en los resultados de este exhaustivo estudio arqueológico es que las evidencias fósiles de la figura del Homínido Cazador son particularmente convincentes. El registro fósil muestra que los homínidos de Oldowan cazaron numerosísimos antílopes de tamaño pequeño. Estas bestias están bien representadas en el sitio por la mayoría o la totalidad de los huesos, desde la parte superior de su cabeza hasta la punta de sus pezuñas, lo que denota que fueron transportadas a ese antiguo asentamiento humano como cadáveres completos.
También muchos de los huesos presentan marcas de cortes, que tuvieron que ser hechas cuando los homínidos emplearon herramientas simples de piedra para quitarle la carne al animal. Algunos huesos muestran que los homínidos utilizaron piedras del tamaño de un puño para quebrar y abrir los huesos a fin de obtener el tuétano.
El asentamiento contiene asimismo una gran cantidad de cabezas aisladas de antílopes del tamaño de un ñu. A diferencia de lo que sucedía con los cadáveres de los antílopes pequeños, las cabezas de estos animales de mayor tamaño debieron ser capaces de proporcionarles a esos homínidos alimento sustancial hasta varios días después de su muerte, y hurgando en ellas con las herramientas apropiadas, nuestros ancestros lograron lo que incluso los más grandes depredadores africanos como el león, no pudieron hacer: romper el cráneo para acceder al cerebro, rico en nutrientes. Esto explica la presencia de tantas cabezas aisladas. Los homínidos de Oldowan, gracias a sus herramientas, podían acceder a los cerebros y comérselos, después de que los depredadores no humanos que habían cazado a esos animales hubieran consumido el resto del cadáver.
En la investigación también han trabajado científicos de la Universidad Estatal de California, la George Washington, el Museo Estatal de Illinois, el Nacional de Historia Natural en Washington D. C., todas estas instituciones en Estados Unidos, así como la Universidad de Oxford y la John Moores de Liverpool, ambas del Reino Unido, los museos Nacionales de Kenia, y otras entidades.

miércoles, 5 de junio de 2013

EL FÓSIL DE PRIMATE MÁS ANTIGUO ES TAN DIMINUTO COMO UN PULGAR

agenciasinc.es
 
Al partir una roca en dos, ha aparecido en China el esqueleto del primate más primitivo descubierto hasta la fecha, con 55 millones de años. El fósil, perfectamente conservado, tiene un tamaño minúsculo y permitirá estudiar la separación de los actuales tarseros –pequeños primates de grandes ojos– y los simios modernos durante su evolución.


Recostrucción artística del Archicebus achilles. / Nature


En la provincia china de Hubei, un equipo internacional de investigadores ha descubierto el fósil de Archicebus achilles, un pequeño primate de 55 millones de años. “Es el primate más viejo jamás encontrado”, explica a SINC Xijun Ni, investigador de la Academia China de Ciencias y uno de los autores del artículo que se publica hoy en Nature.
Archicebus está muy cerca del antecesor de los antropoideos, un grupo que incluye a todos los monos y simios, incluyendo al chimpancé y al ser humano”, aclara Ni. “El fósil corrobora la idea de que la divergencia entre los antropoideos y otros primates es muy temprana, hace tan solo 55 millones de años”, continúa.
Este nuevo fósil permitirá estudiar un momento crucial en la evolución humana y primate, la divergencia que separó a los simios modernos y los humanos de los actuales tarseros, pequeños primates de enormes ojos.
Archicebus es un cruce “extraño”, según los científicos, con los pies de un mono pequeño; los brazos, piernas y dientes de un primate primitivo; y unos ojos sorprendentemente pequeños si los comparamos con los de un tarsero.
El esqueleto fue depositado en un lago hace 55 millones de años, durante el Eoceno. Archicebus se encontró dentro de una roca, al partirla, por lo que el fósil se compone de dos mitades simétricas.
El fósil tiene un tronco de 7 cm, una cola de 13 cm y pesa unos 20 gramos, unas dimensiones similares a las del primate vivo más pequeño, el lémur ratón pigmeo. Las minúsculas proporciones del animal convirtieron su estudio en un reto. “Utilizamos una técnica muy sofisticada de escaneo digital con rayos X en la Instalación Europea de Radiación Sincrotrón, en Grenoble (Francia), para escanear el ejemplar”, explica Ni.
“El pequeño tamaño del fósil, junto a su posición en el árbol evolutivo, apoya la idea de que los primeros primates eran minúsculos”, afirma Ni. Hasta ahora se pensaba que los primeros antropoideos eran del tamaño de los monos actuales.
 
Primate, pero no simio
 
El esqueleto de Archicebus es siete millones de años más viejo que el fósil de primate más antiguo conocido. “Esta es la primera vez que tenemos una muestra completa de un primate cercano a la divergencia entre tarseros y humanos”, afirma Ni.
Sobre la clasificación del fósil, Ni explica que “es un primate pero no un simio. Examinamos y comparamos 1.000 características para determinar su posición, y hemos concluido que los tarseros son los primates actuales más cercanos, aunque los monos no están mucho más lejos”.
 
Referencia bibliográfica:
 
Xijun Ni et al. "The oldest known primate skeleton and early haplorhine evolution". Nature Vol 498. 6 June 2013.

martes, 4 de junio de 2013

LA HABILIDAD ARITMÉTICA DE LOS MONOS

noticiasdelaciencia.com
 
Pulgares oponibles, rostros expresivos, sistemas sociales complejos... Es difícil no percatarse de las similitudes entre simios y seres humanos. Ahora, un nuevo estudio realizado sobre un conjunto de monos babuinos de un parque zoológico y montones de cacahuetes (maníes) ha mostrado que un rasgo menos obvio, la capacidad de evaluar y comparar cantidades, también es compartido por el Hombre y sus primos evolutivos primates.


Uno de los monos babuinos que han sido sujetos de estudio en la investigación. (Foto: J. Adam Fenster, Universidad de Rochester)

La capacidad humana de trabajar con matemáticas simbólicas complejas claramente es exclusiva de nuestra especie en la Tierra, pero ¿de dónde provino este talento numérico? En este estudio, el equipo de Jessica Cantlon, profesora de ciencias cognitivas y del cerebro en la Universidad de Rochester, Nueva York, Estados Unidos, ha mostrado que nuestros primos primates también poseen habilidades básicas para evaluar cantidades. De hecho, pueden ser tan precisos para discriminar entre cantidades diferentes como lo es un niño humano pequeño.
Esto denota que comparten con nosotros una capacidad fundamental para hacer razonamientos cuantitativos aproximados. Los humanos expandimos este talento aprendiendo palabras para los números y desarrollando un sistema lingüístico para ellos, pero en ausencia del lenguaje y la capacidad de contar, ciertas habilidades matemáticas importantes aún pueden existir.
Cantlon, Allison Barnard, Kelly Hughes, y otros investigadores de la Universidad de Rochester y el Parque Zoológico Seneca en Rochester, realizaron un seguimiento a ocho monos babuinos de la especie Papio anubis, con edades entre 4 y 14 años, en pruebas separadas consistentes en determinar qué taza tenía una mayor recompensa. Los investigadores colocaron entre uno y ocho cacahuetes en cada una de dos tazas, variando la cantidad que cada una contenía.
Los monos recibían todos los cacahuetes de la taza que elegían.
Los monos determinaron cuál de las dos tazas tenía mayor cantidad en cerca del 75 por ciento de las veces cuando la diferencia relativa entre las cantidades de las dos tazas era grande y fácil de apreciar, como por ejemplo dos frente a siete. Pero cuando las cantidades eran más parecidas y por tanto más difíciles de diferenciar, como por ejemplo seis frente a siete, su precisión cayó al 55 por ciento.

lunes, 3 de junio de 2013

MECANISMOS QUE JUSTIFICAN LA RESISTENCIA DE BACTERIAS ALIMENTARIAS FRENTE A ANTIBIÓTICOS

noticiasdelaciencia.com
 
¿Por qué las bacterias perjudiciales presentes en los alimentos se convierten en resistentes a antibióticos y a otras sustancias destinadas a destruirlas? El grupo de Investigación Microbiología de los Alimentos y del Medio Ambiente de la Universidad de Jaén (España) estudia los mecanismos genéticos que utilizan estos microorganismos para evitar el efecto de los compuestos que pretenden eliminarlos.

Laboratorio de Microbiología de los Alimentos y del Medio Ambiente de la Universidad de Jaén de la Universidad de Jaén (UJA). (Foto: Fundación Descubre)
 
En un estudio, publicado en la revista Food Control bajo el título ‘Isolation and identification of bacteria from organic foods: Sensitivity to biocides and antibiotics’, los expertos se han centrado en los alimentos ecológicos. Han elegido frutas y verduras, legumbres, pastas, así como alimentos elaborados, como hamburguesas de tofu. Todos con certificación ecológica ya que, por definición, su proceso de producción hace que estén preservados de los productos químicos sintéticos. “Esta característica hace que no hayan estado en contacto con antibióticos o biocidas – sustancias que contrarrestan  los efectos de cualquier organismo considerado nocivo para el hombre-  por lo que los alimentos ecológicos son ‘vírgenes’ y son más sensibles a los productos que nosotros le aplicamos”, explica a la Fundación Descubre Antonio Gálvez, investigador de la Universidad de Jaén y director del proyecto de excelencia Incidencia de la resistencia a los biocidas en bacterias a lo largo de la cadena alimentaria financiado por la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía.
En primer lugar, los investigadores aislaron las bacterias y analizaron su número y tipo. “Comprobamos que no suponían problemas de seguridad alimentaria, ya que no estaban presentes en cantidades elevadas, ni resultaban especialmente patógenas”, advierte el investigador.
Sin embargo, los análisis arrojaron conclusiones sobre la pregunta que se planteaban los expertos: ¿por qué esas bacterias son resistentes a los tratamientos si no han estado en contacto con biocidas o antibióticos? La clave parece estar en los genes.
Los investigadores seleccionaron las cepas más resistentes y analizaron mediante métodos genéticos los mecanismos de esas resistencias identificando los genes que las causan. De esta forma, comprobaron que algunas bacterias llevan esa resistencia en su genética o la han adquirido a partir de otras bacterias mediante mecanismos de intercambio de genes.
Precisamente, uno de estos mecanismos que se encuentran con mayor frecuencia en bacterias son las conocidas como bombas de exporte. Éstas expulsan al exterior bacteriano una gran variedad de moléculas para eliminar compuestos nocivos, entre los que se incluyen tanto los biocidas como los antibióticos. Esa expulsión no es específica, es decir, que permite eliminar una gran variedad de compuestos. Todos aquellos que ellas consideran que les pueden resultar peligrosos. “Una bacteria que esté en contacto con un biocida, además del expulsarlo puede desarrollar mecanismos que le permitan expulsar también antibióticos. Esto posibilita que el microorganismo tenga resistencia cruzada a biocidas y antibióticos”, explica.
Con estos resultados, los investigadores de la Universidad de Jaén advierten de la importancia de respetar las dosis y duración de tratamientos con biocidas en la industria alimentaria, así como la recomendación de acometer rotaciones para evitar que las bacterias se adapten a ellos y los eviten. “Nuestros estudios persiguen comprender en profundidad los mecanismos responsables de estas resistencias a nivel molecular, con el objetivo de evitar malas prácticas en el empleo de estos antimicrobianos”, apostilla. (Fuente: Fundación Descubre)

domingo, 2 de junio de 2013

ACLARAN EL MISTERIO DEL REBROTE ORGANIZADO DE VEGETALES TRAS UN INCENDIO

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Algún tiempo después de un incendio forestal, los árboles que sobrevivieron a las llamas crecen de nuevo con renovadas fuerzas, y de la tierra quemada brotan en abundancia nuevas plantas. Durante siglos, ha sido un misterio cómo las semillas, algunas inactivas en el suelo durante largo tiempo, saben que es hora de emerger de entre las cenizas y regenerar el bosque quemado.
 

Durante siglos, los botánicos han buscado resolver de manera detallada el misterio de cómo las semillas, en la tierra de un bosque o campo arrasados por un incendio, saben que ha llegado un buen momento para germinar y hacer rebrotar vegetales. (Foto: Amazings / NCYT / JMC)

Ahora, un equipo de expertos del Instituto Salk para Estudios Biológicos (fundado en 1960 por Jonas Salk, el pionero de la vacuna contra la poliomielitis) en La Jolla, California, y la Universidad de California en San Diego, han presentado los resultados de un estudio que responde a esta pregunta fundamental de la ecología vegetal.
En estudios anteriores, los científicos habían descubierto que cuando árboles y arbustos arden en un incendio forestal, se crean sustancias especiales llamadas karriquinas, que quedan depositadas en la tierra después del incendio, y aseguran que el bosque se regenere.
En el nuevo estudio se buscó descubrir cómo exactamente las karriquinas estimulan el nuevo crecimiento de vegetales. En primer lugar, los investigadores determinaron la estructura de una proteína vegetal conocida como KAI2, la cual se une a la karriquina en las semillas inactivas. Luego, al comparar la proteína KAI2 unida a la karriquina con la estructura de una proteína KAI2 no unida permitió a los investigadores conjeturar cómo la KAI2 permite que una semilla perciba la karriquina en su entorno.
Las estructuras químicas que el equipo observó revelaron todos los contactos moleculares entre la karriquina y la KAI2. Y también que cuando la karriquina se une a la proteína KAI2 se produce un cambio en su forma. Este cambio de forma inducido por la karriquina puede enviar una nueva señal a otras proteínas en las semillas. Estas otras proteínas, junto a la karriquina y la KAI2, generan la señal que causa la germinación de las semillas en el lugar y momento correctos después de un incendio forestal.
A Yongxia Guo y Zuyu Zheng, un matrimonio de investigadores postdoctorales que trabajan en el laboratorio de Joseph P. Noel y en el de Joanne Chory, respectivamente, ambos en el Instituto Salk, se les ocurrió la idea del estudio mientras conversaban un día en una comida. James J. La Clair, de la Universidad de California, se les unió luego en su investigación.
Aunque los nuevos hallazgos se han hecho con la Arabidopsis, un organismo modelo que muchos investigadores estudian, los científicos están convencidos de que esta misma estrategia de regeneración karriquina-KAI2 está presente en muchas especies vegetales.
Además de explicar cómo los incendios conducen a la regeneración automática de bosques y praderas, lo descubierto en la nueva investigación podría ayudar a los científicos a desarrollar variedades de plantas que contribuyan a mantener y restaurar muchos de los ecosistemas de los que depende la humanidad.

sábado, 1 de junio de 2013

LA EXTINCIÓN DE GRANDES FRUGÍVOROS REDUCE EL TAMAÑO DE LAS SEMILLAS

agenciasinc.es
 
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas participa en un estudio que analiza las consecuencias de la deforestación y desaparición de fauna en la Mata Atlántica de Brasil. La reducción del tamaño de la semilla provoca pérdidas en las primeras etapas del desarrollo de la planta y mayor desecación, según la investigación que se publica en la revista Science.


Tucán de pico negro. / Lindolfo Souto.


Un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha analizado cómo la desaparición de la fauna frugívora en la Mata Atlántica de Brasil influye en el tamaño de las semillas de una palmera endémica, Euterpe edulis, especie clave en esa selva atlántica. Los resultados, publicados en Science, muestran que la extinción de los animales de mayor tamaño, que pueden dispersar con éxito las semillas más grandes, ha provocado una disminución del tamaño de estas en poco más de 100 años.
El equipo de investigadores ha estudiado más de 9.000 semillas de 22 poblaciones de E. edulis a lo largo de la costa sureste de Brasil, tanto en áreas bien conservadas como en zonas fragmentadas a causa de la introducción de cultivos de café y caña desde inicios del siglo XIX, cuando comenzó la etapa de deforestación más extensiva de la Mata Atlántica.
“La palmera depende de grandes aves frugívoras, como los tucanes, que dispersan sus semillas. En las áreas de selva divididas sólo persisten aves frugívoras de menor tamaño, que son menos eficientes para la dispersión de la planta”, explica el investigador del CSIC Pedro Jordano, de la Estación Biológica de Doñana.
En la actualidad solo un 12% de la superficie original de La Mata Atlántica brasileña persiste y más del 80% de lo remanente se encuentra dividido en porciones de menos de 50 hectáreas, en las que los grandes frugívoros, como tapires, monos, tucanes, pavones y contíngidos no son capaces de sobrevivir.
“En las áreas fragmentadas las semillas son sensiblemente menores que en áreas bien conservadas, lo que tiene consecuencias negativas para la regeneración natural. El menor tamaño de semilla en los fragmentos de selva no se explica por otras variaciones ambientales o geográficas, sólo es atribuible a la desaparición de la fauna”, añade Jordano.
 
Equilibrio del ecosistema
 
Los animales frugívoros que pueblan un área determinada desempeñan funciones ecológicas fundamentales. Estas especies mantienen una interacción ecológica de mutualismo con las plantas, ya que se alimentan de sus frutos y a cambio dispersan las semillas, garantizando así la regeneración natural de la selva. Con la desaparición de la fauna, desaparecen también estas interacciones ecológicas.
La reducción de la semilla influye negativamente en ese proceso de regeneración. Según los investigadores, menor tamaño implica menor éxito para las plántulas en las etapas tempranas del ciclo vital de las palmeras y mayores pérdidas por desecación.
“Todo ello podría resultar en un menor potencial de respuesta evolutiva al cambio climático ya que las proyecciones para América del Sur indican largos periodos de sequía y clima más cálido. Las consecuencias serían particularmente negativas para árboles de semilla grande en la Mata Atlántica, ya que dependen estrictamente de los animales para la dispersión de sus semillas” comenta el investigador.
“Nuestro trabajo resalta la importancia de identificar estas funciones clave y poder diagnosticar rápidamente situaciones de colapso funcional de los ecosistemas”, concluye Jordano.
 
Referencia bibliográfica:
 
Mauro Galetti, Roger Guevara, Marina C. Côrtes, Rodrigo Fadini, Sandro Von Matter, Abraão B. Leite, Fábio Labecca, Thiago Ribeiro, Carolina S. Carvalho, Rosane G. Collevatti, Mathias M. Pires, Paulo R. Guimarães Jr., Pedro H. Brancalion, Milton C. Ribeiro, and Pedro Jordano. 2013. "Functional Extinction of Birds Drives Rapid Evolutionary Changes in Seed Size". Science. DOI: 10.1126/science.1233774.