martes, 23 de septiembre de 2014

CAPACIDAD INESPERADA DE ALGUNAS CIANOBACTERIAS PARA OBTENER ENERGÍA MEDIANTE UN PROCESO ALTERNATIVO

noticiasdelaciencia.com

Las cianobacterias que crecen en entornos con abundante luz roja en el límite humano de visibilidad cromática por estar en la frontera con la banda infrarroja utilizan un proceso previamente desconocido de recolección de energía. El descubrimiento marca el punto de partida de futuras investigaciones adicionales dirigidas hacia la mejora del crecimiento vegetal y de la captura de energía del Sol, y también ayudará a conocer mejor las causas de las proliferaciones masivas de cianobacterias en lagos.

Microcolonias de células cianobacterianas de la cepa JSC-1 de Leptolyngbya. La imagen muestra que las células crecen hacia la luz cuando se les proporciona esta solamente desde arriba. (Foto: Igor I. Brown, NASA JSC)

El equipo de Donald Bryant, profesor de biotecnología en la Universidad Estatal de Pensilvania, ha mostrado que algunas cianobacterias, popularmente conocidas también como algas verdiazules, pueden crecer en un ambiente dominado por la citada luz roja en la frontera con la banda infrarroja (luz del rojo lejano). La mayor parte de las cianobacterias no pueden “ver” esta luz en absoluto. Pero Bryant y sus colegas han encontrado un nuevo subgrupo de cianobacterias que pueden absorber y utilizar la luz del rojo lejano, y han descubierto alguna de las sorprendentes formas que tienen de manipular sus genes para conseguir crecer usando solo estas longitudes de onda.
Los científicos descubrieron que una cepa de cianobacterias, concretamente la Leptolyngbya JSC-1, cambia completamente su sistema fotosintético para poder usar la luz del rojo lejano, que incluye longitudes de onda algo más largas que 700 nanómetros (hasta unos 800 nanómetros), un poco más largas que lo que la mayor parte de las personas podemos ver. Los experimentos del equipo de Bryant revelaron que estas cianobacterias reemplazan diecisiete proteínas en tres complejos principales que utilizan luz, generando también dos nuevos pigmentos de clorofila que pueden capturar la luz del rojo lejano. Las células usan asimismo pigmentos adicionales de modos nuevos. Los científicos descubrieron además que los organismos consiguen esta proeza biológica muy rápidamente, activando un gran número de genes para modificar el metabolismo celular y apagando simultáneamente otra gran cantidad de genes distintos.
Dado que los genes que se activan son aquellos que determinan qué proteínas producirá el organismo, esta remodelación masiva del perfil genético disponible tiene un efecto drástico, cuyo resultado final es una célula muy diferenciada que es entonces capaz de crecer en un ambiente rico en luz del rojo lejano. Lo más llamativo es que el organismo es mejor que otras cepas de cianobacterias a la hora de producir oxígeno cuando la iluminación es la citada.

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