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Los bosques tropicales aceleran su propia recuperación, capturando nitrógeno y carbono más rápido después de ser talados o deforestados para la agricultura. Los investigadores que trabajan en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) en Panamá creen que este descubrimiento que los árboles "encienden" su capacidad de capturar o "fijar" el nitrógeno en el aire y liberarlo en el suelo a medida que el bosque se recupera, tiene implicaciones de largo alcance para los proyectos de restauración de bosques orientados a mitigar el calentamiento global.
Los bosques tropicales aceleran su propia recuperación, capturando nitrógeno y carbono más rápido después de ser talados o deforestados para la agricultura. (Foto: STRI)
"Este es el primer caso concreto que muestra cómo la fijación de nitrógeno por los árboles tropicales afecta directamente la tasa de recuperación de carbono después que los campos agrícolas son abandonados", comentó Jefferson Hall, científico del Smithsonian en Panamá. "Los árboles inician y detienen la fijación de nitrógeno de acuerdo con la necesidad de nitrógeno en el sistema" .
Hall dirige el proyecto Agua Salud, un experimento que abarca más de una milla cuadrada en la cuenca del Canal de Panamá. Los investigadores comparan las opciones de uso de la tierra, midiendo el almacenamiento de carbono, la escorrentía y la biodiversidad para averiguar cómo se comparan los bosques tropicales maduros, los árboles nativos en parcelas de restauración de bosques y los pastizales abandonados. En el proyecto colaboraron científicos de la Universidad de Princeton, la Universidad de Wageningen, la Universidad de Copenhague, la Universidad de Yale y el Smithsonian en Panamá para explorar la relación entre la fijación de nitrógeno y el almacenamiento de carbono.
Compararon la tasa de crecimiento de los árboles y de los niveles de nitrógeno en pastizales abandonados hace dos, 12, 30 y 80 años con árboles que crecieron en los bosques maduros. Las especies de árboles que "fijaron" nitrógeno de la atmósfera acumularon peso en carbono hasta nueve veces más rápido que sus vecinos que no lo fijan en las primeras etapas de la recuperación del bosque. Los fijadores de nitrógeno proporcionaron suficiente fertilizante de nitrógeno en el suelo para facilitar el almacenamiento de 50.000 kilogramos de carbono por hectárea durante los primeros 12 años de crecimiento.
"La diversidad realmente importa", comentó Sarah Batterman, autora principal del estudio, que trabajó en colaboración en el proyecto con Lars Hedin de la Universidad de Princeton. "Cada especie de árbol fija nitrógeno y carbono de manera diferente, así que especies importantes a los 12 años desaparecen o se vuelven menos comunes a los 30 años. Realmente se puede ver cómo distintos actores contribuyen al desarrollo de un bosque tropical maduro y a los servicios ambientales que prestan". (Fuente: STRI/DICYT)
Hall dirige el proyecto Agua Salud, un experimento que abarca más de una milla cuadrada en la cuenca del Canal de Panamá. Los investigadores comparan las opciones de uso de la tierra, midiendo el almacenamiento de carbono, la escorrentía y la biodiversidad para averiguar cómo se comparan los bosques tropicales maduros, los árboles nativos en parcelas de restauración de bosques y los pastizales abandonados. En el proyecto colaboraron científicos de la Universidad de Princeton, la Universidad de Wageningen, la Universidad de Copenhague, la Universidad de Yale y el Smithsonian en Panamá para explorar la relación entre la fijación de nitrógeno y el almacenamiento de carbono.
Compararon la tasa de crecimiento de los árboles y de los niveles de nitrógeno en pastizales abandonados hace dos, 12, 30 y 80 años con árboles que crecieron en los bosques maduros. Las especies de árboles que "fijaron" nitrógeno de la atmósfera acumularon peso en carbono hasta nueve veces más rápido que sus vecinos que no lo fijan en las primeras etapas de la recuperación del bosque. Los fijadores de nitrógeno proporcionaron suficiente fertilizante de nitrógeno en el suelo para facilitar el almacenamiento de 50.000 kilogramos de carbono por hectárea durante los primeros 12 años de crecimiento.
"La diversidad realmente importa", comentó Sarah Batterman, autora principal del estudio, que trabajó en colaboración en el proyecto con Lars Hedin de la Universidad de Princeton. "Cada especie de árbol fija nitrógeno y carbono de manera diferente, así que especies importantes a los 12 años desaparecen o se vuelven menos comunes a los 30 años. Realmente se puede ver cómo distintos actores contribuyen al desarrollo de un bosque tropical maduro y a los servicios ambientales que prestan". (Fuente: STRI/DICYT)
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