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Se ha descubierto algo inaudito en un conjunto de restos fósiles que ha pasado más de un siglo guardado en un museo.
El fósil estudiado. (Foto: Paul Witney, BGS, (c) NERC 2012)
El equipo del geólogo Jan Zalasiewicz de la Universidad de Leicester en el Reino Unido ha identificado indicios reveladores de la gran capacidad de organización social que tuvieron los graptolites, animales extintos desde hace mucho tiempo.
Contra todo pronóstico, esos organismos de hace casi 500 millones de años desarrollaron funciones especializadas, con división de labores, y los distintos especialistas cooperaban para construir sus moradas, de un modo que recuerda bastante a cómo una empresa de construcción se vale de un equipo de albañiles, enyesadores y carpinteros para construir y acondicionar edificios.
Los restos fósiles de la colonia de graptolites fueron encontrados por geólogos del siglo XIX en Escocia.
Estos restos no muestran a los animales propiamente dichos, sino sólo a las conexiones que hubo entre ellos; es algo parecido a no encontrar los cuerpos de alpinistas muertos pero sí las cuerdas que antes mantenían junto al equipo de alpinistas.
El análisis detallado del equipo de Zalasiewicz apunta a que los animales de la colonia tenían una sofisticada división de labores, en la que diferentes miembros de la colonia asumían tareas diferentes. Este conjunto asombroso de fósiles, en palabras de Zalasiewicz, muestra una sofisticada cooperación prehistórica, preservada en piedra.
Parece lógico suponer que un elemento clave en el éxito evolutivo que estos animales tuvieron durante bastante tiempo debió ser esta capacidad de colaboración.
Tal como subraya Mike Howe, responsable de las colecciones de fósiles del BGS (British Geological Survey) y coautor del estudio, el nuevo descubrimiento demuestra que las colecciones guardadas en museos son un tesoro científico, en el cual fósiles recogidos mucho tiempo atrás pueden seguir alimentando nuevos hallazgos científicos.
Contra todo pronóstico, esos organismos de hace casi 500 millones de años desarrollaron funciones especializadas, con división de labores, y los distintos especialistas cooperaban para construir sus moradas, de un modo que recuerda bastante a cómo una empresa de construcción se vale de un equipo de albañiles, enyesadores y carpinteros para construir y acondicionar edificios.
Los restos fósiles de la colonia de graptolites fueron encontrados por geólogos del siglo XIX en Escocia.
Estos restos no muestran a los animales propiamente dichos, sino sólo a las conexiones que hubo entre ellos; es algo parecido a no encontrar los cuerpos de alpinistas muertos pero sí las cuerdas que antes mantenían junto al equipo de alpinistas.
El análisis detallado del equipo de Zalasiewicz apunta a que los animales de la colonia tenían una sofisticada división de labores, en la que diferentes miembros de la colonia asumían tareas diferentes. Este conjunto asombroso de fósiles, en palabras de Zalasiewicz, muestra una sofisticada cooperación prehistórica, preservada en piedra.
Parece lógico suponer que un elemento clave en el éxito evolutivo que estos animales tuvieron durante bastante tiempo debió ser esta capacidad de colaboración.
Tal como subraya Mike Howe, responsable de las colecciones de fósiles del BGS (British Geological Survey) y coautor del estudio, el nuevo descubrimiento demuestra que las colecciones guardadas en museos son un tesoro científico, en el cual fósiles recogidos mucho tiempo atrás pueden seguir alimentando nuevos hallazgos científicos.
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