lunes, 13 de febrero de 2012

LA UNIÓN DE ASIA Y NORTEAMÉRICA OCUPARÍA EL CENTRO DEL FUTURO SUPERCONTINENTE AMASIA

agenciasinc.es

Investigadores estadounidenses han planteado una nueva teoría de desplazamiento de los continentes que ubica el centro de un futuro supercontinente, denominado Amasia, en un lugar cercano al Polo Norte. Según esta hipótesis, el océano Ártico y el mar Caribe desaparecerán, la separación entre América del Norte y del Sur dejará de existir y se unirán por su zona norte a Asia y Europa.


El modelo, bautizado como orthoversion representa un término medio entre las otra dos teorías que ya existen y que son completamente opuestas entre sí. Imagen: Ross Mitchell et al

Un equipo de geólogos de la Universidad de Yale (EE UU) ha planteado una nueva hipótesis sobre hacia dónde se desplazarán los grandes bloques continentales y cuál será su distribución dentro de millones de años.
Los autores del trabajo han llamado a este proceso orthoversion y lo describen en el último número de la revista Nature. Según su teoría, el continente americano se desplazaría hacia el norte y provocaría que el actual océano Ártico y el mar Caribe desaparecieran.
Como explica el trabajo, después de que las aguas del Ártico y del Caribe dejen de existir, “estaríamos de camino hacia el próximo supercontinente", explica Ross Mitchell, investigador de la Universidad de Yale y autor principal del artículo. Además, América del Norte y del Sur, fundidas, terminarían por juntarse con Europa y Asia.
El experto reconoce a SINC que este tercer modelo “representa un término medio entre las otras dos teorías que ya existen (sobre la creación de un supercontinente) y que son completamente opuestas entre sí”.
En este modelo, tanto Asia como América del Norte, que estarían unidas por una nueva cordillera formada tras su colisión, podrían ocupar el centro del nuevo Amasia, ubicado en un punto cercano al Polo Norte actual.
“Todavía falta mucho para que ocurra tal acontecimiento”, afirma Mitchell, aunque estima que la unión de América con Eurasia ocurriría dentro de entre 50 y 200 millones de años.
Taylor M. Kilian, investigador de la misma universidad y segundo autor del estudio añade: "Este tipo de análisis nos ofrecen una forma de organizar los continentes, tanto en latitud y longitud, y permiten comprender mejor la dinámica del interior profundo de la Tierra".
“Los resultados son importantes para tener conocimientos más profundos sobre el funcionamiento interno de la Tierra y para una mejor comprensión de la geografía de su superficie cambiante”, concluye Mitchell.

Dos teorías previas

Según un modelo anterior denominado “de introversión”, dentro de 50 millones de años el mar Mediterráneo desaparecería, Europa y África colisionarían y Australia se uniría a Indonesia. Estos movimientos, sumados al desplazamiento de la Antártida hacia el norte y a la desaparición del hielo de Groenlandia, provocarían un aumento del nivel del mar cercano a los 90 metros, con las consiguientes inundaciones y cambios en el clima.
Si estos hechos ocurrieran, 200 millones de años después África se desplazaría hasta chocar con Norteamérica y envolvería Sudamérica convirtiendo al océano Pacífico en el más extenso al ocupar la mitad del planeta. La teoría denomina Pangea Última al supercontinente que se hubiera formado tras estos cambios.
La otra alternativa es la de extroversión, un modelo opuesto al anterior. En esta hipótesis todo el continente americano se desplazaría por el océano Pacífico y rotaría hasta envolver Siberia y unirse con Asia, dando como resultado Amasia.
A su vez, la Antártida migraría en dirección hacia el norte mientras que el este de África, separada del resto del continente, y Madagascar se moverían a lo largo del océano Índico hasta fusionarse con Asia. Esta teoría predice que las aguas del Pacífico se cerrarán por completo dentro de 350 millones de años.

365 NUEVAS ESPECIES DESCUBIERTAS EN LA SELVA PERUANA

publico.es

Aún hay rincones del planeta que sorprenden por su explosión de vida. En el parque nacional Bahuaja Sonene, en el sureste de Perú, ambientalistas de la Wildlife Conservation Society (WCS) han encontrado centenares de especies nunca vistas en la zona. Su trabajo de más de 15 años ha convertido a esta zona en una de las joyas de la biodiversidad de América Latina.


La rana gigante es uno de los residentes del peruano Parque Nacional Bahuaja Sonene, donde 50 especies de anfibios y reptiles, junto a cientos de aves, mamíferos, insectos y plantas han sido documentados por primera vez.Andre Baertschi

Quince investigadores de la WCS han participado en el inventario centrándose en plantas, insectos, aves, mamíferos y reptiles. El descubrimiento incluye: treinta especies de aves no documentadas en la zona como el águila viuda, la gaviota de Wilson o el cuclillo chico. También han catalogado dos mamíferos,  el murciélago de orejas grandes de Nicéforode grandes orejas Nicéforo de murciélagos y el murciélago tricolor, así como 233 especies de mariposas y polillas.
Esta expedición es especialmente importante porque era la primera vez que  se ha llevado a cabo en el Parque Nacional Bahuaja Sonene, creado en 1996, una investigación de esta escala. 
"El descubrimiento de aún más especies en este parque destaca la importancia de los trabajos de conservación en curso en esta región", dijo la doctora Julie Kunen, directora de los programas para América Latina y el Caribe de la WCS. "Este parque es realmente una de las joyas de la corona de la impresionante red de áreas protegidas de América Latina", añadió.
El Parque Nacional Bahuaja Sonene (PNBS) está ubicado en las provincias de Tambopata, Carabaya y Sandia. Su extensión es de 1.091.416 hectáreas e incluye zonas de sabana húmeda y bosque lluvioso amazónico, siendo la presencia humana casi nula. 

domingo, 12 de febrero de 2012

LAS COMUNIDADES MICROBIANAS DEL OCÉANO ESTÁN CAMBIANDO

ecoticias.com

Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón han llevado a cabo un estudio del que se desprende que las comunidades microbianas del océano están cambiando, aunque señala que se desconoce su impacto ambiental a largo plazo.




"Se está empezando a comprender la diversidad microbiana en los océanos y cómo afecta al medio ambiente", ha explicado Stephen Giovannoni, profesor de Microbiología de la Universidad Estatal de Oregón, quien añade que, "sin embargo, una gran parte del carbono emitido por las actividades humanas acaba en los océanos, y tanto su masa de agua como sus procesos biológicos actúan como una herramienta contra el cambio climático".
A su juicio, el interés por este tema está creciendo debido a que casi la mitad de la fotosíntesis en el mundo la realiza el plancton microbiano, y el proceso de producción del carbono marino, y su consumo, es mucho más rápido que en la tierra.
Según el estudio, que se ha publicado en la revista 'Science', mientras se calienta la superficie del océano, la evidencia muestra que llegará a estar más 'estratificado', o confinado a capas que se mezclarán menos de lo que lo hicieron en el pasado. Esto debería reducir la productividad global de los océanos, afirma Giovannoni, pero se sabe tan poco sobre el efecto de los microbios del océano que las consecuencias del secuestro de carbono y el calentamiento global no están claras.
Varias investigaciones de la Universidad Estatal de Oregón sobre los cambios estacionales de los microbios en el Mar de los Sargazos, en el Océano Atlántico, sugieren que algunas comunidades microbianas, diferentes y especializadas, pueden llegar a ser más dominantes cuando el agua se calienta. Como el calentamiento de los océanos se ha convertido en un fenómeno global, los investigadores necesitan saber más acerca de estos microbios para averiguar si su comportamiento ampliará o reducirá el carbono en la atmósfera, y el efecto invernadero.
"El calentamiento de las aguas superficiales puede reducir la retención de carbono, lo que podría provocar un bucle de retroalimentación que aumentara el calentamiento global", explica Giovannoni, quien añade que, por otro lado, "otras fuerzas, las bombas de carbono microbiano, podrían hacer que el carbono se hunda en las profundidades del océano, alejándolo de la atmósfera durante miles de años. Sabemos que estos dos procesos existen, pero el hecho de que uno se convierta en dominante es impredecible, ya que sabemos muy poco acerca de los microbios del océano".
Hace dos décadas que los científicos de la Universidad Estatal de Oregón descubrieron el SAR11, un microbio marino y la célula libre más pequeña; este microbio domina la vida en los océanos, prospera donde la mayoría de las células morirían, y juega un papel muy importante en el ciclo del carbono de la Tierra.
La acción microbiana también sorprendió a los científicos recientemente, señaló Giovannoni, cuando surgieron poblaciones específicas de microbios a raíz del derrame de petróleo en la costa del Golfo, limpiando éste más rápido de lo que se esperaba. Ahora, algunos planes para 'fertilizar' el océano y atrapar el carbono atmosférico a través del crecimiento del fitoplancton marino han quedado en suspenso, ya que, simplemente, se desconoce si es esto lo que sucedería.
Para reducir esa incertidumbre, Giovannoni aboga por un desarrollo más agresivo y la aplicación de tecnología marina de vigilancia microbiana en todo el mundo. Además, según el investigador, los espectaculares avances de la secuenciación del ADN en los últimos años también podrían ayudar a los investigadores a desentrañar el misterio de microbios del océano.

sábado, 11 de febrero de 2012

LOS EXTRAÑOS MORADORES DE LAS FUMAROLAS HIDROTERMALES DEL OCÉANO ANTÁRTICO

noticiasdelaciencia.com

En fumarolas hidrotermales previamente desconocidas, ubicadas en el fondo del Océano Antártico, se ha descubierto que allí viven estrellas de mar de siete brazos y una nueva especie de cangrejo yeti.
Estas fumarolas negras son fuentes termales subacuáticas en las cuales el agua calentada por la actividad volcánica existente bajo el lecho oceánico brota por chimeneas naturales a temperaturas de hasta 400 grados centígrados.
 

El Océano Antártico alberga aún bastantes misterios. (Foto: Lieutenant Elizabeth Crapo, NOAA Corps.)

Los hallazgos son el fruto de tres años de exploración de los ecosistemas de fumarolas antárticos con el buque de investigación RRS James Cook, del Reino Unido.
Dirigido por especialistas de las universidades de Oxford y Southampton, el equipo incluyó a Nicholas Polunin, Christopher Sweeting y William Reid de la Escuela de Ciencia y Tecnología Marinas de la Universidad de Newcastle, Reino Unido.
A la profundidad a la que fueron encontradas estas fumarolas, 2.400 metros o más, no llega la luz solar. Los animales que pueblan los alrededores de estas fumarolas negras se alimentan de bacterias que utilizan sustancias químicas disueltas en el agua caliente que sale de las fumarolas para producir su alimento. Esto sustenta el desarrollo y la permanencia de las complejas comunidades de seres vivos que hay en torno a las fumarolas.
Estas comunidades forman oasis de vida en el "desierto" del lecho oceánico, y pueden estar separadas por distancias de entre cientos de metros y cientos de kilómetros. Hasta ahora, se creía que las comunidades cercanas a la Antártida podían estar relacionadas evolutivamente con las del Pacífico.
Otra teoría proponía que las comunidades quimiosintéticas cercanas a la Antártida podían estar relacionadas con las que viven en las fumarolas volcánicas de la Dorsal del Atlántico Medio.
Lo descubierto en el nuevo estudio sugiere, no obstante, que la vida en estos hábitats cercanos a la Antártida es única, habiendo evolucionado de forma aislada en gran medida.
En la investigación, no sólo se han descubierto varias especies hasta ahora desconocidas, sino la llamativa circunstancia de que algunas especies que son comunes en las demás fumarolas hidrotermales, aquí no existen.
A pesar de las duras condiciones reinantes, estas fumarolas albergan una abundante población de animales. Por ejemplo, la nueva especie de cangrejo yeti, desconocida en otras partes del mundo, aquí es tan abundante que los científicos vieron cangrejos de esta clase viviendo apilados de manera espectacular, con una densidad de población de hasta 600 cangrejos por metro cuadrado. Ciertos caracoles marinos, más pequeños, fueron encontrados en concentraciones poblacionales de cerca de 1.000 por metro cuadrado.

viernes, 10 de febrero de 2012

COMUNICACIÓN ACÚSTICA Y ECOLOCALIZACIÓN, LA CAPACIDAD MULTITAREA DE LOS MURCIÉLAGOS CON EL SONIDO

noticiasdelaciencia.com

Imagine escuchar música mientras está conversando con unos amigos. Este tipo de multitarea es bastante fácil de hacer, ¿verdad? Eso es porque nuestro cerebro separa de modo efectivo y eficiente las señales auditivas: la música hacia el lado derecho y la conversación hacia el izquierdo.

 
Un murciélago en pleno vuelo. (Foto: Ivan Kuzmin)

Pero lo que los científicos no habían podido hacer en humanos o animales es ver la separación entre las tareas a escala de neuronas individuales; hasta ahora.
Jagmeet Kanwal, renombrado experto en murciélagos y profesor del Departamento de Neurología del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos, ha averiguado cómo y en cuál de los hemisferios del cerebro los murciélagos procesan las señales sensoriales que les permiten orientarse y volar a la vez que comprenden lo que otros murciélagos tratan de decirles.
Para profundizar en el conocimiento sobre cómo funciona la maquinaria auditiva del cerebro, los murciélagos son animales especialmente interesantes de estudiar, ya que procesan sonidos en el marco de la ecolocalización, que es una especie de sónar biológico. Los murciélagos emiten breves chillidos ultrasónicos y luego escuchan los ecos producidos por estos chillidos cuando rebotan contra objetos cercanos. Y se basan en la ecolocalización para navegar y cazar mientras vuelan.
El cerebro de los murciélagos no sólo tiene que procesar un flujo constante de pulsos y ecos, sino que también tiene que procesar simultáneamente las comunicaciones sociales con sus congéneres. Los murciélagos emiten señales de comunicación bastante variadas, desde amenazas coléricas traducibles como "¡Fuera de aquí!", avisos de alerta como "¡Cuidado!", súplicas como "¡Por favor no me hagas daño!", y declaraciones de amor como "¡Te quiero!".
En su estudio, Kanwal ha mostrado que hay circuitos neurales en las dos mitades del cerebro que le permiten a un murciélago navegar o "ver" su entorno y al mismo tiempo mantener una "conversación". Las neuronas de la corteza cerebral derecha responden con más intensidad a la ecolocalización que a los sonidos de comunicación. En el hemisferio izquierdo, las neuronas son más sensibles a cambios en la intensidad de un sonido de comunicación.
En los experimentos del estudio, las neuronas de ambos lados del cerebro respondieron intensamente a la combinación entre el chillido emitido y el eco que regresa, en la función de ecolocalización. En cambio, respondieron más débilmente a cada uno de esos dos componentes cuando se presentaban por separado. Esto indica una especialización funcional para la ecolocalización. Las neuronas del lado izquierdo del cerebro, pero no las del derecho, mostraron una especialización similar para el procesamiento de señales de comunicación emitidas por otros murciélagos.
Parece que las dos mitades de la corteza cerebral están "cableadas" de modo diferente, lo que permite que un lado, generalmente el izquierdo, procese con mayor eficacia que el otro lado los sonidos de comunicación. La mitad derecha procesa pequeños cambios en el tono de las señales de navegación, comparable a la percepción de las notas musicales en los humanos.
Conocer a fondo las bases neurológicas del procesamiento de la música y el del habla es fundamental para mitigar déficits de comunicación en los niños (problemas auditivos, y del lenguaje, como la dislexia), y para reparar daños en áreas del lenguaje después de un derrame cerebral.

jueves, 9 de febrero de 2012

LA RIQUEZA VEGETAL FAVORECE LA RESISTENCIA DE LOS ECOSISTEMAS A LA DESERTIFICACIÓN

agenciasinc.es

Científicos españoles han liderado un estudio internacional publicado por Science donde se señala que preservar la biodiversidad de las plantas resulta crucial para mitigar los efectos del cambio climático y la desertificación en las zonas áridas. Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN, CSIC), la Universidad Pablo de Olavide y la Universidad Politécnica de Madrid han participado en el proyecto.

Cebra de Grèvy en Samburu (Kenia). Imagen: José Pablo Veiga.

Un equipo de más de 30 investigadores ha muestreado 224 ecosistemas áridos de todos los continentes -salvo la Antártida- para estudiar la riqueza de especies vegetales y la multifuncionalidad de estos ecosistemas a nivel global. Los resultados, que ha publicado recientemente la revista Science, indican que el incremento en la riqueza de especies de plantas en los ambientes áridos puede mejorar los servicios que proporcionan.
Esta biodiversidad vegetal puede ser importante para mantener las funciones relacionadas con el ciclo del carbono y el nitrógeno que, a su vez, permiten el secuestro de carbono y aumentan la fertilidad del suelo. En tanto que la degradación del suelo a menudo va acompañada de la pérdida de fertilidad, la riqueza de especies vegetales puede favorecer la resistencia de los ecosistemas a la desertificación. Esta relación positiva que existe entre la riqueza de especies y la multifuncionalidad, también ha sido observada en otros ecosistemas.
 Aunque hay especies que en apariencia son innecesarias para funciones concretas de los ecosistemas bajo ciertas condiciones ambientales, lo cierto es que se necesitan muchas especies para mantener las múltiples funciones de los ecosistemas en un mundo cambiante como es el actual. Así lo señala José Pablo Veiga, investigador del MNCN y uno de los autores, que enfatiza la utilidad que un índice tan simple como la riqueza de especies puede tener para el control y la gestión de ecosistemas naturales a corto, medio y largo plazo.
Además del MNCN, en este proyecto han participado investigadores de la Universidad Pablo de Olavide, la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Rey Juan Carlos, desde donde se ha coordinado el estudio.

Importancia de los ecosistemas

Las zonas áridas representan el 41% de la superficie terrestre y albergan más del 38% de la población humana. Estos ecosistemas, que aglutinan enclaves de elevada diversidad vegetal y con un gran número de aves endémicas, son muy vulnerables al cambio climático y a la desertificación.
Entre los servicios esenciales que proporcionan los ecosistemas están los de abastecimiento -de alimentos, agua y materias primas, por ejemplo- y regulación, relacionado con aspectos como el control del clima, la calidad del aire y del agua, la erosión y la fertilidad del suelo. En los últimos 50 años, los ecosistemas han sufrido más alteraciones que en ningún otro período de la historia del hombre, lo que amenaza gravemente su capacidad para generar servicios. Sin embargo, son precisamente estos servicios los que garantizan el bienestar humano.
 La vegetación constituye un factor clave en la conservación del suelo, en la regulación de la infiltración y escorrentía del agua de lluvia, y en el clima local. Además, las distintas especies de plantas dan lugar a diferentes productos de desecho, que junto con la comunidad de organismos descomponedores, contribuyen a la formación del suelo y al ciclo de nutrientes. Las plantas también son el soporte de la productividad primaria y un sumidero natural del carbono, regulando de este modo el clima global.

Referencia bibliográfica:

Maestre F. T. et al. "Plant species richness and ecosystem multifunctionality in global drylands". Science, enero de 2012. Doi: 10.1126/science.1215442.

LOS ANILLOS DE LOS ÁRBOLES AYUDAN A EVALUAR Y PREVENIR AVENIDAS TORRENCIALES

agenciasinc.es

En los últimos veinte años, las avenidas torrenciales causaron en España centenares de muertos y unas pérdidas económicas en torno al 1% del PIB. Para estudiar sus efectos en nuestros parques nacionales y planificar nuevas medidas y estrategias de acción, investigadores del Instituto Geológico y Minero de España y de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), entre otros, desarrollan el proyecto IDEA-GesPPNN.


Los anillos de los árboles ayudan a evaluar y prevenir avenidas torrenciales. Imagen: UPM

Originalmente, la iniciativa tendrá su aplicación práctica en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente para que, más adelante, se pueda emplear en toda la Red de Parques Nacionales. Esta Red, integrada por un total de 14 parques, ocupa más del 0,6% del territorio español y ha sido reconocida por su valor ecológico y cultural como un conjunto de bienes nacionales que merecen especial protección. El objetivo de los investigadores es mejorar los datos disponibles actualmente sobre la frecuencia y la magnitud de las avenidas torrenciales producidas en estas zonas para mejorar su prevención y minimizar sus consecuencias negativas.
Mar Génova, profesora de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Forestal de la UPM, participa en esta iniciativa, en la que tiene notable importancia la dendrocronología, disciplina en la que está especializada. Su objetivo es el análisis de los anillos de crecimiento arbóreo para, a partir de ellos, extraer conclusiones sobre la climatología de la zona, la dinámica geomorfológica y las variaciones ambientales.
El estudio de indicadores de carácter isotópico y dendrogeomorfológico, para datar el origen y la magnitud de las avenidas, y su comparación con otras fuentes de datos que contribuyen a la mejora en la elaboración de modelos hidráulicos bidimensionales, son otras de las técnicas empleadas en esta iniciativa apoyada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a través del Organismo Autónomo de Parques Nacionales.

Experiencia en Chile

Para profundizar aún más en las posibilidades de esta iniciativa, Mar Génova viajó el pasado mes de diciembre a Chile para colaborar en las investigaciones de Juan Carlos Aravena, experto del Centro Regional Fundación CEQUA, que, entre otros, participa en un proyecto de “Análisis de la variabilidad climática y de caudales en la región subantártica de Sudamérica”, utilizando técnicas similares.
Para la dendrocronóloga este viaje supone, además de “una gran oportunidad para estudiar y analizar los trabajos del profesor Aravena”, el germen de “una colaboración futura más estrecha, que se centre en trabajos conjuntos que podamos realizar entre la UPM, el equipo del proyecto y el Centro Regional Fundación CEQUA”, según explica esta profesora de la UPM.
En el proyecto IDEA-GesPPNN, que tiene una duración de 3 años (2011-2014), participan también la Universidad Politécnica de Valencia y las universidades de Zaragoza, Las Palmas, Castilla-La Mancha, Berna (Suiza) y Texas A&M (Estados Unidos).