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Un edificio moderno, con diez años de antigüedad pero que se diseñó con criterios de ahorro energético y vida sana, ha sido ahora inspeccionado minuciosamente con el objetivo de tomar muestras de las bacterias presentes en el polvo hallado en su interior, y analizar así su comunidad bacteriana.
El edificio analizado. (Foto: Universidad de Oregón)
Los investigadores, de la Universidad de Oregón en Eugene, Estados Unidos, y otras instituciones, utilizaron aspiradoras equipadas con filtros especiales para recoger polvo en oficinas, aulas, pasillos, cuartos de aseo y armarios, de este edificio, situado en el campus de la citada universidad, a fin de obtener un perfil microbiano del edificio, teniendo en cuenta dónde las personas se reunían más, cómo y para qué las personas utilizan estos espacios interiores, y cómo están comunicados estos espacios para permitir el movimiento de las personas entre ellos.
El equipo de biólogos y arquitectos se percató de que las bacterias de tres grandes tipos, Proteobacteria, Deinococci y Firmicutes, dominan el edificio, aunque la composición exacta de estas comunidades varía con el tipo de arquitectura. Los investigadores han llegado a la conclusión de que lo descubierto es una clara evidencia de que los tipos de diseño arquitectónico pueden influir de manera importante en la biogeografía de las comunidades microbianas del interior de los edificios.
El estudio es parte de una línea de investigación en la que trabaja desde esa universidad y que está orientada a conocer mejor el microbioma de los interiores, donde mucha gente pasa la mayor parte de su tiempo. El microbioma es la composición total de la población de microorganismos y su material genético colectivo que se encuentra en el cuerpo humano o en otro ambiente o cuerpo.
El equipo analizo ADN de más de 30.000 tipos diferentes de bacterias del edificio.
James Meadow y sus colaboradores constataron que lo que se hace en una habitación, la cantidad de personas que suele haber en una habitación y la cantidad de personas distintas que han estado en ella en alguna ocasión, marcan grandes diferencias entre la población bacteriana de una habitación y la de otra.
La mayoría de las bacterias encontradas no fueron una sorpresa. Se trata de microbios que están por todas partes, dentro o fuera de edificios. Algunas de las especies encontradas, aunque muy comunes, suelen vivir mayormente en tierra o en plantas. Esto último denota que algunas de las bacterias presentes en los edificios probablemente están siendo traídas de fuera por los ocupantes y por el aire que entra, aunque esta presencia en interiores no es la misma en todas las habitaciones. Por ejemplo, los investigadores encontraron que las bacterias cuyo medio natural es la tierra o las plantas eran más comunes en los espacios desocupados, tales como salas de máquinas y el interior de armarios.
Diferentes bacterias asociadas al intestino humano, incluyendo Lactobacillus, Staphylococcus y Clostridium, fueron más comunes en el polvo del cuarto de baño. Los investigadores encontraron que en tales cuartos se establecían las comunidades bacterianas más distintivas, debido a lo muy específico del uso de tales espacios.
Las bacterias Deinococcus, con especies conocidas por su formidable capacidad de resistencia ante condiciones extremas de sequedad y de radiación, fueron las rarezas en el microbioma del edificio. Por su capacidad de resistencia, las bacterias Deinococcus pueden perdurar mucho tiempo en el interior de un edificio. Quizá por esto estuvieron entre los tipos de bacterias más comunes en el edificio. Se las halló en todas las habitaciones, aunque en mayor cantidad en habitaciones con ventilación mecánica que en habitaciones con ventilación natural. Esto puede denotar que, como resisten más que otras bacterias, ellas son las que acaban acumulándose más con el paso del tiempo, al morir y degradarse las demás.
En habitaciones con ventilación natural, por otro lado, se hallaron bacterias relacionadas con los vegetales y la tierra, como por ejemplo las Methylobacterium. Una simple elección sobre cómo se ventila una habitación puede influir de forma notable en los tipos de bacterias que allí predominarán.
Éste es un campo bastante nuevo de investigación, por lo que , tal como Meadow advierte, aún es pronto para sacar conclusiones acerca de qué clases de bacterias son las inofensivas más comunes o las patógenas más comunes, pero es algo que el equipo de investigación planea averiguar.
En la investigación también han trabajado Timothy K. O'Connor, Gwynne Mhuireach, Maxwell Moriyama, Dale Northcutt, Jeff Kline, G.Z. Brown, Brendan J.M. Bohannan, Jessica L. Green, y Steven W. Kembel.
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