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Las aves ligadas a medios agrícolas en España descienden. Así lo demuestran los últimos datos del programa Sacre aportados por la organización conservacionista SEO/BirdLife sobre la abundancia y distribución de especies en España. Este proyecto estudia la tendencia de las poblaciones de las aves en primavera desde 1998.
Mochuelo europeo. / Juan Varela, SEO/BirdLife.
Los resultados del censo de aves en primavera en España indican que las aves del campo han descendido, según informa un comunicado de la organización SEO/BirdLife que estudia la tendencia de las poblaciones de aves desde 1998.
"De las 125 especies de las que hacemos el estudio, en 40 sus poblaciones disminuyen. Tenemos que lanzar la voz de alarma de que no solo las aves emblemáticas como el águila imperial o el buitre negro tienen problemas de conservación. Especies como los gorriones, las golondrinas, etc., que están en nuestro entorno más inmediato, tienen problemas de conservación muy graves", declara a SINC Juan Carlos del Moral, coordinador del Área de Estudio y Seguimiento de Avifauna de SEO/BirdLife.
Además de la información obtenida para 125 especies para las que ha sido diseñada específicamente la metodología del denominado programa Sacre (tendencia de aves en primavera), se han obtenido datos de 28 especies más, lo que supone que se conoce lo que les ocurre a 153 especies.
"El declive tiene que ver con cambios drásticos y rápidos en el medio como la agricultura intensiva, la desaparición de la ganadería extensiva y el abandono rural, junto al uso de productos químicos y actividades cinegéticas no controladas", aseguran.
También se ha estudiado qué ocurre de forma conjunta a las poblaciones en las distintas regiones bioclimáticas en las que puede dividirse España, siendo la correspondiente a la mediterránea norte (que comprende a grandes rasgos Castilla y León, sur de Aragón y parte de La Rioja, Guadalajara, Cuenca y Madrid), la que presenta los resultados más negativos.
Entre las poblaciones de especies que más preocupan están: alcaudón real, codorniz común, grajilla occidental, mochuelo europeo, calandria común y curruca rabilarga y tórtola común.
También el gorrión
“Existe un sentimiento generalizado en el medio rural, y en todas las personas que tienen relación con el mismo, de que se pierde biodiversidad a nuestro alrededor y de que esos cambios se producen cada vez con mayor rapidez. Los programas de seguimiento de avifauna de SEO/BirdLife sirven para poner cifras a estos cambios, dejar registro de cómo suceden y que no sean solo impresiones”, Del Moral.
El detonante de esta declive puede ser una suma de factores –algunos aún desconocidos- los que han originado esta situación, pero seguramente uno de los más graves sea la pérdida del pastoreo extensivo, que favorecía una estructura del territorio con espacios abiertos y escasos de vegetación con fácil acceso a las presas.
La desaparición de esta actividad también ha provocado la escasez de fauna ligada al consumo de excrementos del ganado y la transformación del territorio en ambientes más arbustivos o boscosos por falta de la acción del ganado. “A ello se une el uso de insecticidas, rodenticidas, herbicidas y multitud de productos que hacen que cada vez sea más raro ver, simplemente, saltamontes, cuando antes eran docenas o centenares los que se espantaban al andar por los eriales y cultivos del entorno de los pueblos”, añade Del Moral.
Al margen del descenso que sufren las aves del medio agrícola, es importante destacar la tendencia negativa del gorrión común, ya que esto mismo le ocurre a esta especie en otros estados de la Unión Europea, como en el Reino Unido, así como a escala europea.
En general las aves asociadas a medios forestales, excepto el alcaudón común asociado a bosques mediterráneos, presentan tendencia positiva, debido al aumento de la masa forestal por el abandono de los medios agrícolas. Hay especies generalistas como la paloma torcaz y la tórtola turca que aumentan de forma acusada seguramente por su capacidad de adaptarse a distintos medios.
La aportación de los voluntarios
El programa Sacre funciona a escala europea. Cada país aporta sus datos que sirven como indicador del estado en el que se encuentra cada especie y con ello se obtiene un índice europeo de cambio para cada una. Además, el cambio ocurrido en las aves ligadas a medios agrícolas es reconocido por Eurostat como uno de los indicadores de calidad de vida al mismo nivel que otras variables como la calidad de energía, el consumo de energía o las emisiones de carbono lo que permite hacerse una idea del valor que la UE concede a las aves como indicadores del bienestar de la sociedad.
En ese sentido, Asunción Ruiz, directora Ejecutiva de SEO/BirdLife, afirma: “En SEO/BirdLife trabajamos por las aves y para las personas. Cuando protegemos el medio ambiente lo que hacemos es defender el mundo que habitamos y conseguir un espacio para el bienestar de las personas. El medio ambiente es nuestra verdadera riqueza y no podemos dilapidarla”.
Eurostat también pone en valor la aportación a la sociedad que supone el trabajo altruista de los miles de voluntarios que participan en los programas de seguimiento de aves. Según el organismo europeo, si hubiera que darle una valoración económica al trabajo que aportan, estaría entre 10-20 millones al año de euros para el conjunto de la UE. En España, los voluntarios son también la herramienta clave del sistema de seguimiento Sacre.
Los cerca de 1.000 colaboradores que participan realizan muestreos anuales en cerca de 20.000 puntos al año, lo que confiere un respaldo estadístico a las cifras manejadas muy sólido. “Una estimación aproximada permite decir que el Estado tendría que gastar 200.000-300.000 euros al año si quisiera llevar a cabo el trabajo que los voluntarios del Sacre hacen en beneficio de todos, solo en este programa de seguimiento”, resalta Juan Carlos del Moral.
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