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Un nuevo modelo sugiere que aguas inhóspitas, ricas en sulfuro de hidrógeno pudieron haber retrasado la propagación de formas de vida compleja en los océanos primitivos de nuestro mundo.
Hubo una época en que los océanos de la Tierra eran químicamente hostiles para la vida. (Imagen artística: Amazings / NCYT / JMC)
Los resultados de la investigación aportan conclusiones claras sobre la composición de los mares hace entre 550 y 700 millones de años, y muestran que la disponibilidad biológica del nitrógeno fue un factor clave en la regulación de un conjunto de condiciones que hacían del mar un lugar tóxico y pobre en oxígeno, lo cual probablemente demoró el establecimiento de formas de vida compleja.
Los datos obtenidos de rocas antiguas indican que las aguas oceánicas profundas de la Tierra primitiva, a diferencia de las actuales, contenían poco oxígeno, y oscilaban entre un estado rico en hierro y un estado rico en el tóxico sulfuro de hidrógeno. Este último estado es el resultado de la actividad de bacterias que sobreviven en ambientes con poco oxígeno y poco nitrato.
El estudio llevado a cabo por el equipo de Richard Boyle, de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, muestra cómo las bacterias que usan nitrato en su metabolismo habrían desplazado a las bacterias menos eficientes energéticamente que producen sulfuro, lo cual indica que la presencia de nitrato en los océanos evitó la acumulación del tóxico sulfuro de hidrógeno.
Los datos obtenidos de rocas antiguas indican que las aguas oceánicas profundas de la Tierra primitiva, a diferencia de las actuales, contenían poco oxígeno, y oscilaban entre un estado rico en hierro y un estado rico en el tóxico sulfuro de hidrógeno. Este último estado es el resultado de la actividad de bacterias que sobreviven en ambientes con poco oxígeno y poco nitrato.
El estudio llevado a cabo por el equipo de Richard Boyle, de la Universidad de Exeter en el Reino Unido, muestra cómo las bacterias que usan nitrato en su metabolismo habrían desplazado a las bacterias menos eficientes energéticamente que producen sulfuro, lo cual indica que la presencia de nitrato en los océanos evitó la acumulación del tóxico sulfuro de hidrógeno.
El modelo usado en la investigación, desarrollado por especialistas de la Universidad de Exeter, en colaboración con el Laboratorio Marino de Plymouth, la Universidad de Leeds, el University College de Londres, todas estas instituciones en el Reino Unido, y la Universidad del Sur de Dinamarca, revela la sensibilidad de los océanos primitivos al ciclo global del nitrógeno. Este modelo muestra cómo la disponibilidad de nitrato, y las reacciones en el ciclo global del nitrógeno, habrían controlado la alternancia de los océanos entre los dos estados carentes de oxígeno, restringiendo potencialmente la propagación de formas tempranas de vida compleja.
Hoy en día, una gran cantidad de nitrato, en el contexto de un océano bien oxigenado, impide un retorno al inhóspito ambiente en que vivió la vida arcaica.
Determinar cómo los océanos de la Tierra han establecido la estabilidad a largo plazo ayuda a entender mejor cómo los océanos modernos interactúan con la vida y también brinda nuevos y reveladores datos sobre la sensibilidad de los océanos a cambios en su composición química.
Hoy en día, una gran cantidad de nitrato, en el contexto de un océano bien oxigenado, impide un retorno al inhóspito ambiente en que vivió la vida arcaica.
Determinar cómo los océanos de la Tierra han establecido la estabilidad a largo plazo ayuda a entender mejor cómo los océanos modernos interactúan con la vida y también brinda nuevos y reveladores datos sobre la sensibilidad de los océanos a cambios en su composición química.
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