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Desde hace décadas, la gran fauna africana protagoniza los mejores documentales de naturaleza que se pueden ver en los medios de comunicación y en las pantallas de cine. Pero, ¿realmente lo que vemos en estos vistosos reportajes es la realidad de esta fauna y del ecosistema de la sabana? El escritor y naturalista Joaquín Araujo, quien imparte a partir de las 19 horas de hoy la última de las conferencias del ciclo Martes de Otoño con Ciencia del Museo de la Ciencia de Valladolid, explica las dos caras del fenómeno.
“Intento dar un paso hacia adelante en relación a la percepción que los grandes medios de comunicación y uno de los géneros del cine documental más extendidos y con mayor éxito tienen en relación a los grandes animales de África. Está bien la simpatía que despiertan, el contemplarlo acomodadamente desde el sillón de casa, pero se trata de comprender que hay detrás de ellos”, detalla a DiCYT.
Por un lado, está el fenómeno de que en la sabana “puedan vivir todavía millones de animales de más de 100 kilogramos”, un espacio extraordinario situado sobre todo en una zona de África oriental (en países como Kenia o Tanzania). “En él está desde la propia historia de la vida hasta el funcionamiento extraordinariamente complejo y sofisticado de uno de los sistemas naturales que todavía permiten calificar a este planeta como fascinante por la creatividad que ha tenido la vida en el mismo, la sabana”. Así, asegura Araujo, lo más importante de los documentales “es lo que no se ve”.
En este espacio, añade, se dan unas circunstancias “que tienen que ver con aspectos que habitualmente pasan desapercibidos, el clima, una situación geográfica que tiene desde variantes altitudinales hasta el origen volcánico de muchas de esas tierras una situación histórica vinculada con nuestra especie, con sabidurías y conocimientos tradicionales de las etnias del lugar y por supuesto con el imperialismo de los siglos XVIII, XIX y XX”.
La otra cara es el peligro que corre este ecosistema único. “Se trata de un patrimonio que tenemos que salvaguardar los propios y los ajenos, los cercanos y los que tienen todavía la tentación de considerar que todo eso sobra y que el ser humano se quede solo en el planeta”, recuerda. De este modo, hay que tener presente que el gran ecosistema de la sabana también está muy amenazado. “Es uno de los lugares donde se está jugando una parte del porvenir. Ahora las grandes potencias mundiales, fundamentalmente China y Corea, están comprándolo para tener una reserva de tierras de cultivo, y quizás no violen derechos legales pero sí los tradicionales de los pueblos que vivían ahí”, subraya.
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