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La deforestación a gran escala en un país puede perjudicar a otros situados relativamente lejos. En una investigación realizada para evaluar de qué manera y hasta qué grado la destrucción de la selva amazónica podría afectar el clima en otras partes del mundo, los resultados obtenidos indican que una deforestación severa de la cuenca del Amazonas acarrearía, entre otras cosas, un gran riesgo de reducción notable de la lluvia y de la caída de nieve en el oeste de Estados Unidos. Situaciones parecidas pueden darse en otras zonas del mundo. La nieve que se acumula en las montañas durante el invierno es a menudo una fuente valiosa de agua potable en primavera y/o verano cuando el progresivo deshielo hace que baje agua de las montañas. Si las precipitaciones de lluvia o de nieve se reducen mucho, la consecuencia es que se desencadenan períodos de escasez de agua así como de menor productividad agrícola, y además aumenta el riesgo de incendios forestales.
Todo apunta a que la deforestación amazónica, si no se refrena, instaurará en la región unas condiciones que incluirán una masa de aire anormalmente seco en la región norte de esta cuenca, duramente castigada por el sol a ambos lados del ecuador, contrapuesta a una masa de aire más húmedo en la zona sur, más fresca, mostrada aquí en el lado izquierdo. Los autores del nuevo estudio han llegado a la conclusión de que el patrón sinóptico de la cuenca del Amazonas estaría gobernado por vientos serpenteantes y de gran altitud, conocidos como ondas de Rossby, que se mueven al este o al oeste por todo el planeta -ver el gráfico del centro de la imagen-. Las ondas de Rossby desplazarían el extremo seco de estas masas de aire que cubren la Amazonía directamente hacia el oeste de los Estados Unidos en los meses de diciembre a febrero, en tanto que el componente lluvioso del patrón operaría sobre la región del Océano Pacífico situada al sur de México, como se muestra en el lado derecho de la imagen. (Imagen: David Medvigy, Departamento de Geociencias de la Universidad de Princeton)
El equipo de David Medvigy, de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, Estados Unidos, ha llegado a la conclusión de que una deforestación severa en la región del Amazonas podría significar un 20 por ciento menos de lluvia para el litoral del noroeste de ese país y una reducción de hasta el 50 por ciento en la acumulación anual de nieve de Sierra Nevada, una fuente crucial de agua para las ciudades y granjas en California.
En investigaciones previas ya se demostró que la deforestación producirá aire seco sobre la región del Amazonas.
Usando simulaciones climáticas de alta resolución, los investigadores son los primeros que han determinado que los mecanismos normales de desplazamiento de los patrones sinópticos de la atmósfera acarrearía el movimiento de ese aire seco directamente sobre el oeste de Estados Unidos en los meses de diciembre a febrero.
En la investigación también han trabajado Robert Walko y Roni Avissar, de la Universidad de Miami en estados Unidos, así como Martin Otte, de la División de Análisis y Modelación Atmosférica de la Agencia estadounidense de Protección Ambiental (EPA).
En investigaciones previas ya se demostró que la deforestación producirá aire seco sobre la región del Amazonas.
Usando simulaciones climáticas de alta resolución, los investigadores son los primeros que han determinado que los mecanismos normales de desplazamiento de los patrones sinópticos de la atmósfera acarrearía el movimiento de ese aire seco directamente sobre el oeste de Estados Unidos en los meses de diciembre a febrero.
En la investigación también han trabajado Robert Walko y Roni Avissar, de la Universidad de Miami en estados Unidos, así como Martin Otte, de la División de Análisis y Modelación Atmosférica de la Agencia estadounidense de Protección Ambiental (EPA).
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