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Los resultados de un nuevo análisis apuntan a la inquietante posibilidad de que, a partir de cierto nivel de calentamiento global, los suelos y sus plantas puedan dejar de almacenar dióxido de carbono en la medida en que hoy lo hacen y pasen a liberar grandes cantidades de este importante gas de efecto invernadero.
¿Los suelos y su vegetación dejarán de almacenar CO2 para expulsarlo a la atmósfera? (Foto: Amazings / NCYT / MMA)
Si esto llega a suceder, se demostrará que es errónea la creencia comúnmente aceptada de que las áreas con vegetación absorberán más dióxido de carbono a medida que la temperatura aumente.
Si suelos y plantas pasan a liberar grandes cantidades de dióxido de carbono, ese aporte extra de CO2 a la atmósfera podría constituir una potente realimentación positiva que exacerbe el calentamiento global. Si eso llegase a suceder, cada nivel de emisiones futuras de CO2 para el que se han calculado sus consecuencias climáticas podría producir cambios climáticos mucho mayores que lo pronosticado actualmente. También significaría tener que hacer mayores recortes en las emisiones de los gases de efecto invernadero para lograr que las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera permanezcan en niveles que puedan considerarse seguros para el sistema climático global.
Para el nuevo análisis, el equipo de Paul Higgins, de la Sociedad Meteorológica Estadounidense (AMS), y John Harte, de la Universidad de California en Berkeley, empleó un modelo digital de la superficie terrestre para examinar cómo los sistemas naturales de almacenamiento de carbono podrían reaccionar ante la situación de una Tierra más cálida con mayores concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono.
Si suelos y plantas pasan a liberar grandes cantidades de dióxido de carbono, ese aporte extra de CO2 a la atmósfera podría constituir una potente realimentación positiva que exacerbe el calentamiento global. Si eso llegase a suceder, cada nivel de emisiones futuras de CO2 para el que se han calculado sus consecuencias climáticas podría producir cambios climáticos mucho mayores que lo pronosticado actualmente. También significaría tener que hacer mayores recortes en las emisiones de los gases de efecto invernadero para lograr que las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera permanezcan en niveles que puedan considerarse seguros para el sistema climático global.
Para el nuevo análisis, el equipo de Paul Higgins, de la Sociedad Meteorológica Estadounidense (AMS), y John Harte, de la Universidad de California en Berkeley, empleó un modelo digital de la superficie terrestre para examinar cómo los sistemas naturales de almacenamiento de carbono podrían reaccionar ante la situación de una Tierra más cálida con mayores concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono.
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