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Una misión a Fobos, una de las lunas del Planeta Rojo, podría traer a la Tierra vida microbiana alienígena. Una muestra de Fobos, que es mucho más fácil de extraer que una de Marte, albergaría casi con toda certeza algo de material marciano arrojado fuera del planeta a causa de impactos de grandes asteroides. Si existe vida en Marte, o existió en los últimos 10 millones de años, una misión a Fobos podría ser la vía definitiva para encontrar la primera prueba irrefutable de vida extraterrestre.
Orbitas de Fobos y Deimos y la trayectoria de partículas expulsadas por un impacto. (Foto: Purdue University/Loic Chappaz)
Ésta es la conclusión a la que ha llegado el equipo de Jay Melosh, profesor de ciencias terrestres, atmosféricas y planetarias, así como de física y de ingeniería aeroespacial, en la Universidad Purdue, en West Lafayette, Indiana, Estados Unidos.
Melosh ha dirigido un equipo escogido por la Oficina de Protección Planetaria de la NASA para evaluar si una muestra extraída de Fobos, la más cercana a Marte de las dos lunas de este planeta, podría contener suficiente material reciente del Planeta Rojo como para incluir organismos marcianos biológicamente viables.
El estudio fue encargado como preparación ante la fallida misión rusa Fobos-Grunt de 2011, pero dado que sigue habiendo un gran interés de la comunidad científica mundial en una misión a Fobos, tarde o temprano se acabará aterrizando en esa intrigante luna marciana para recoger muestras.
El equipo de Melosh, Kathleen Howell, Loic Chappaz y Mar Vaquero ha calculado cuánto material debió ser desplazado de Marte por determinados impactos de asteroides, y las probabilidades de la caída en Fobos de partículas individuales de dicho material marciano desplazado.
Su conclusión es que una muestra de 200 gramos extraída del suelo de Fobos podría contener, en promedio, aproximadamente un décimo de miligramo de material de la superficie de Marte lanzado fuera de éste en los últimos 10 millones de años, y 50.000 millones de partículas individuales provenientes del planeta. La misma muestra podría contener tanto como 50 miligramos de material de la superficie de Marte de los últimos 3.500 millones de años.
Los períodos de tiempo son importantes porque se cree que después de 10 millones de años de exposición a los altos niveles de radiación reinantes en la superficie de Fobos, se destruiría cualquier material biológicamente activo. "Por supuesto cualquier material marciano antiguo todavía sería rico en información, pero habría menos preocupación por la posibilidad de traer un organismo viable a la Tierra y las medidas de cuarentena necesarias que eso requiere", explica Howell.
Cuando un asteroide impacta contra la superficie de un planeta hace que se expulse hacia el espacio una estela cónica de material, de modo no muy distinto a como se alza el agua cuando alguien se da un chapuzón en una piscina tras saltar desde el trampolín. Los impactos cósmicos masivos pulverizan el material de la superficie y dispersan fragmentos a altas velocidades.
Se estima que durante los últimos 10 millones de años Marte ha sufrido al menos cuatro impactos lo bastante poderosos como para lanzar material marciano al espacio. Los cálculos indican que Fobos debió capturar material arrancado por estas potentes colisiones.
Además, recientemente se identificó un gran cráter, de casi 60 kilómetros de diámetro, en Marte. Se cree que este cráter, llamado Mojave, tiene menos de 5 millones de años de edad, y su existencia sugiere que puede haber en Fobos una cantidad mayor a la estimada de material marciano con microorganismos viables.
"No se puede descartar la posibilidad de que una muestra pueda contener un organismo latente que despierte al exponerse a condiciones más favorables en la Tierra", subraya Melosh. "Participé en un estudio en el que se encontró que microbios vivos pueden sobrevivir a lanzamientos por impactos sobre roca; y otros estudios han demostrado que algunos organismos microscópicos pueden tolerar una gran cantidad de radiación cósmica".
Esta posibilidad de que un microorganismo extraterrestre se reactive en la Tierra y sea capaz de sobrevivir aquí ha sido considerada alguna vez, y la novela "The Andromeda Strain" de Michael Crichton, avivó en 1969 el temor popular a esa posibilidad, al igual que la película homónima de 1971, conocida en algunos países como "La Amenaza de Andrómeda". Sin embargo el argumento de una contaminación mortífera para los humanos es poco probable en opinión de Melosh.
De hecho, se estima que aproximadamente una tonelada de material marciano cae a la Tierra cada año. Hay mucho más intercambio de material dentro de nuestro sistema solar de lo que la gente cree. "De hecho, puede que debamos nuestra existencia a la vida en Marte", apunta Melosh en referencia a la hipótesis de que la vida se pudo iniciar en la Tierra por la colonización de microorganismos marcianos traídos aquí a bordo de algún meteorito. Según esa hipótesis, algún tiempo después las condiciones aptas para la vida se deterioraron irreversiblemente en Marte, mientras que los descendientes de aquellos colonos prosperaron en la Tierra.
Howell también cree con optimismo que la vida no es exclusiva de la Tierra. "Es difícil creer que no haya habido vida en algún periodo y lugar del vasto cosmos. La pregunta es si esa cronología coincide con la nuestra lo suficiente como para permitirnos reconocer esa vida. Incluso si no encontramos pruebas de vida en una muestra de Fobos, esto no sería una respuesta definitiva a la pregunta de si hubo o no vida en Marte. Aún podría haber existido vida en un pasado demasiado lejano como para poder detectarla ahora".
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