miércoles, 11 de julio de 2012

EL LOBO IBÉRICO PERSISTE CERCA DEL HUMANO POR EL REFUGIO MÁS QUE POR LAS PRESAS

agenciasinc.es

El lobo ibérico habita en entornos naturales cada vez más humanizados y con recursos alimentarios limitados, y su presencia no es siempre bienvenida. Pero, según investigadores españoles, la disponibilidad de comida tiene un papel secundario frente a las características del paisaje –donde encuentra refugio– para persistir en ambientes de Galicia dominados por el humano.


Ejemplar de lobo ibérico. Imagen: Netícola – Raúl A

El lobo ibérico (Canis lupus signatus) vive en hábitats muy diferentes de la Península Ibérica y se alimenta de los recursos de que dispone, desde animales salvajes y domésticos hasta basuras y desperdicios. En cambio, este predador sobrevive en zonas humanizadas cuando las características del hábitat le permiten refugiarse de los seres humanos.
“Aunque el lobo tenga estrategias muy permeables y plásticas para sobrevivir, el paisaje es el factor de los que hemos analizado que mejor explica la distribución del lobo en Galicia”, indica a SINC Luis Llaneza, investigador de Asesores en Recursos Naturales (A.RE.NA.), y primer autor de un estudio publicado en la revista Diversity and Distributions.
Su investigación ha permitido analizar la influencia relativa de los atributos del paisaje, la presencia humana y los recursos alimentarios en la presencia de lobos en un área de 30.000 km2 del noroeste peninsular.
Los científicos se centraron en las señales indirectas del animal para determinar su distribución en Galicia. En total, se analizaron 1.594 excrementos, que posteriormente fueron comprobados a través de análisis moleculares de ADN, para localizarlos en el territorio.
Los resultados demuestran que las propiedades del paisaje son decisivas en la seguridad del animal en un 48%, mientras que la presencia de los humanos (edificios y carreteras) influye en un 35%, y la disponibilidad de alimento en un 17%. “Puede haber lobos casi en cualquier sitio donde haya refugio, comida y donde el ser humano los tolere”, cuenta Llaneza.
Según el modelo realizado por los científicos, la presencia del lobo aumentaría con un incremento de la densidad de caballos en estado semisalvaje y de ungulados silvestres. “Los caballos en estado semisalvaje en Galicia podrían ser un factor clave en la presencia del lobo en áreas con poca abundancia de presas salvajes u otras fuentes de alimento”, señalan los autores.

Un refugio seguro para el lobo

Después de estudiar el efecto de la altitud, la orografía del terreno y la disponibilidad de zonas donde refugiarse, los investigadores mostraron que estos mamíferos necesitan un hábitat formado por un mosaico vegetal con plantas de más de 50 centímetros de altura (matorrales y pequeños rodales) para
“Estos animales persisten en España y poco a poco vamos comprendiendo cómo sobreviven en los ambientes muy humanizados”, dice Llaneza. El trabajo revela que los lobos seleccionan lugares elevados y de difícil acceso, así como áreas donde la estructura de la vegetación les proporciona refugio de los humanos.
“La densidad de la vegetación favorece el que los lobos pasen desapercibidos por los humanos”, apunta la investigación, que recuerda que los humanos son la causa de mortalidad conocida, con un 91% de los ejemplares. El 65% de los lobos mueren atropellados en la carretera, el 20% por caza furtiva y otro 6% son cazados legalmente.
El equipo de investigación, en el que también han colaborado la Universidad de Santiago de Compostela y la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), concluye que el conjunto de variables y datos que analizaron solo explicarían el 20% de la distribución de lobos en Galicia. Sus próximos trabajos estudiarán qué otros factores influyen en la supervivencia del animal en zonas humanizadas, como su grado de tolerancia a las personas.

Referencia bibliográfica:

Llaneza, L.; López-Bao, J.V.; Sazatornil, V. “Insights into wolf presence in human-dominated landscapes: the relative role of food availability, humans and landscape attributes”. Diversity and distributions 18 (5): 459-469, mayo de 2012. DOI: 10.1111/j.1472-4642.2011.00869xocultarse.

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