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Es inevitable pensar en las películas de la saga de "El Planeta de los Simios" cuando se analiza el extraño caso de un chimpancé que desde 2009 tiene desconcertados a los científicos debido a su capacidad de trazar planes con premeditación e ingenio, encaminados a atacar a los humanos. Las capacidades intelectuales mostradas por este simio se consideraban, hasta ahora, exclusivas de la especie humana.
El chimpancé Santino. Se diría que en su mirada se percibe la chispa de su inteligencia superior. (Foto: Mathias Osvath / Universidad de Lund)
El chimpancé Santino alcanzó fama internacional en 2009 por su hábito de recolectar piedras y otros materiales para improvisar con ellos proyectiles a arrojar por sorpresa contra algunos visitantes del zoológico sueco en el que vive. Su conducta fue descrita como ejemplo de planificación espontánea de un evento futuro, siendo su estado psicológico al planificar la acción claramente muy distinto al de sus demostraciones de agresividad posteriores. Dicho de otro modo, Santino planeaba sus ataques a sangre fría, como un estratega preparando su entorno ante la posible llegada futura de un enemigo.
Un nuevo estudio muestra que la creatividad de Santino cuando planea sus ataques con piedras es superior a la que habían observado los investigadores inicialmente. No sólo recolecta piedras y prepara proyectiles con mucha antelación a su uso, sino que también encuentra nuevas formas de engañar a los visitantes.
El nuevo estudio, realizado por el equipo de Mathias Osvath y Elin Karvonen, de la Universidad de Lund en Suecia, analizó la capacidad del chimpancé para trazar y llevar a cabo planes complejos.
La conducta del chimpancé Santino es de particular interés porque se manifiesta cuando éste aún no ha avistado a las personas a las que pretende engañar. Esto significa que Santino puede trazar planes sin tener una realimentación inmediata de percepción de su objetivo (los visitantes del zoo) que le ayude en su reto de intentar adelantarse a los acontecimientos futuros.
En este nuevo estudio, se ha profundizado en la insólita conducta de este chimpancé que usa tácticas humanas de ataque, y se ha comprobado que además ha aprendido a esconder sus armas, tanto en sitios ya existentes (por ejemplo cavidades en troncos) como en escondrijos preparados por él con esa finalidad (por ejemplo bajo puñados de heno colocados por él), en ambos casos ubicados cerca del área de los visitantes. La estrategia le permite a Santino reaccionar de forma rápida y contundente ante las personas que por algún motivo cree que se merecen una pedrada, sin darles tiempo a apartarse.
La primera vez que Santino recurrió a tapar con paja un objeto utilizable como proyectil fue después de varias ocasiones en las que el guía del zoo hizo retroceder a la gente al intentar el chimpancé lanzar sus proyectiles desde posiciones menos ventajosas. Todas estas operaciones de emplazamiento de proyectiles en sitios estratégicos y su ocultación las realizaba cuando no había visitantes a la vista, y usaba los proyectiles escondidos cuando regresaban los visitantes. Para ocultar los proyectiles con heno, el chimpancé lo traía desde el recinto interior.
Durante la temporada en que el equipo de investigación espió la conducta de Santino, se observó que esconder proyectiles en puntos estratégicos se convirtió en la táctica preferida del chimpancé. Santino incluso combinaba habitualmente dos estrategias de engaño: esconder los proyectiles e inhibir las demostraciones de enfado que normalmente precederían a sus ataques. Dicho de otro modo, ocultaba deliberadamente su enojo para que nadie sospechase lo que estaba a punto de hacer.
La llamativa conducta de este simio sugiere la existencia de una capacidad de planificación flexible que, en los seres humanos, se basa en la recombinación creativa de recuerdos, representada mentalmente en un escenario futuro asociado al "qué pasaría si".
Si Santino actúa movido por un odio firme, o en su conducta hay algo de gamberrismo, no está claro. Lo cierto es que, por lo demás, no destaca como individuo agresivo, ya que incluso juega con una cría de chimpancé a la que parece tenerle mucho afecto.
Tal vez Santino hace tan sólo lo que muchos humanos haríamos en su situación: Ser afectuoso con los nuestros, pero desconfiado y hostil con los desconocidos.
Un nuevo estudio muestra que la creatividad de Santino cuando planea sus ataques con piedras es superior a la que habían observado los investigadores inicialmente. No sólo recolecta piedras y prepara proyectiles con mucha antelación a su uso, sino que también encuentra nuevas formas de engañar a los visitantes.
El nuevo estudio, realizado por el equipo de Mathias Osvath y Elin Karvonen, de la Universidad de Lund en Suecia, analizó la capacidad del chimpancé para trazar y llevar a cabo planes complejos.
La conducta del chimpancé Santino es de particular interés porque se manifiesta cuando éste aún no ha avistado a las personas a las que pretende engañar. Esto significa que Santino puede trazar planes sin tener una realimentación inmediata de percepción de su objetivo (los visitantes del zoo) que le ayude en su reto de intentar adelantarse a los acontecimientos futuros.
En este nuevo estudio, se ha profundizado en la insólita conducta de este chimpancé que usa tácticas humanas de ataque, y se ha comprobado que además ha aprendido a esconder sus armas, tanto en sitios ya existentes (por ejemplo cavidades en troncos) como en escondrijos preparados por él con esa finalidad (por ejemplo bajo puñados de heno colocados por él), en ambos casos ubicados cerca del área de los visitantes. La estrategia le permite a Santino reaccionar de forma rápida y contundente ante las personas que por algún motivo cree que se merecen una pedrada, sin darles tiempo a apartarse.
La primera vez que Santino recurrió a tapar con paja un objeto utilizable como proyectil fue después de varias ocasiones en las que el guía del zoo hizo retroceder a la gente al intentar el chimpancé lanzar sus proyectiles desde posiciones menos ventajosas. Todas estas operaciones de emplazamiento de proyectiles en sitios estratégicos y su ocultación las realizaba cuando no había visitantes a la vista, y usaba los proyectiles escondidos cuando regresaban los visitantes. Para ocultar los proyectiles con heno, el chimpancé lo traía desde el recinto interior.
Durante la temporada en que el equipo de investigación espió la conducta de Santino, se observó que esconder proyectiles en puntos estratégicos se convirtió en la táctica preferida del chimpancé. Santino incluso combinaba habitualmente dos estrategias de engaño: esconder los proyectiles e inhibir las demostraciones de enfado que normalmente precederían a sus ataques. Dicho de otro modo, ocultaba deliberadamente su enojo para que nadie sospechase lo que estaba a punto de hacer.
La llamativa conducta de este simio sugiere la existencia de una capacidad de planificación flexible que, en los seres humanos, se basa en la recombinación creativa de recuerdos, representada mentalmente en un escenario futuro asociado al "qué pasaría si".
Si Santino actúa movido por un odio firme, o en su conducta hay algo de gamberrismo, no está claro. Lo cierto es que, por lo demás, no destaca como individuo agresivo, ya que incluso juega con una cría de chimpancé a la que parece tenerle mucho afecto.
Tal vez Santino hace tan sólo lo que muchos humanos haríamos en su situación: Ser afectuoso con los nuestros, pero desconfiado y hostil con los desconocidos.
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